Magacín

Si pensabas que Godzilla era un monstruo, espera a conocer a sus abogados

David Kravets

Hace ya 54 años desde que una explosión atómica despertó al monstruoso reptil durmiente llamado Godzilla, y esa bestia bramando fuego lleva aterrorizando los suburbios de Tokio desde entonces, en más de dos docenas de películas, televisión y comics.

Pero Godzilla es un inofensivo gatito comparado con la cohorte de investigadores legales y abogados en Los Angeles y Japón que protegen a nuestra criatura radioactiva favorita de cualquiera que intente apropiarse de su reptiliana imagen para beneficio propio.

Cientos de procesos legales y notas de retirada han sido emitidos por el propietario de Godzilla, Toho Co. Ltd, hacia estudios de Hollywood, fabricantes de coches, de juguetes, bandas de rock, editores de libros, cadenas de comida rápida, discográficas, bloggers, vendedores de vino, y en general cualquiera que haya intentado capitalizar la imagen única del monstruo, su nombre o su música. Cuando se trata de marcas registradas y aplicación del copyright, los de Tokio sólo admiten comparación con Walt Disney, Fox y Lucasfilm en lo que a celo legal se refiere.

«Llevan el litigio legal en su ADN reptiliano» dice Jonathan Handel, abogado IP en Hollywood. «Temen que sus derechos de propiedad intelectual tengan el mismo destino que Tokio en sus películas».

Nadie se libra. En 2002, Toho se preocupó de un Cabernet Sauvignon producido por las bodegas Napa Valley's Adler Fels. Su vino Cabzilla, con una botella etiquetada con una especie de Godzilla sujetando una copa de vino, ya no está en el mercado. El inventario del vino fue destruido por una sentencia legal. En 2003, Toho fue detrás de los vendedores del estadio de los Yankees por vender ropa con el Godzilla dibujado para celebrar el fichaje del bateador Hideki Matsui, a quien apodan con el mismo nombre que el monstruo. Este mes, la compañía ha conseguido que la banda de rock de Arizona, los Asshole Godzilla, retiren su dominio de Internet y dejen de utilizar Godzilla en su nombre.

Por supuesto, toda la movida legal da sus dividendos. Toho es una compañía de medios diversificada cuyos ingresos proceden del cine, de Godzilla y otras películas, e ingresan al año millones licenciando música, películas, juguetes, posters y otros artículos de Godzilla. La compañía ha reportado para el último medio año, finalizando el 31 de agosto, unos beneficios de 6,4 millones de yens, unos 66 millones de dólares.

Douglas Masters es un abogado de Chicago encargado de defender la propiedad intelectual de Elvis Presley. Dice que Toho «son increiblemente agresivos y tienen una visión muy amplia de sus derechos».

Todos estos litigios, los reales y las simples amenazas, no son agresiones inocentes. Los abogados de la compañía dicen que sólo intentan que su producto enseña no acabe siendo cultura popular. Para Toho, demasiado Godzilla sin licencias o inadecuadamente apropiado liberará irremediablemente al monstruo de la protección de su marca registrada.

«Como propietario de la marca registrada, uno de mis requisitos es que Godzilla no se convierta en un término genérico, que no acabe aplicándose a cualquier monstruo que escupe fuego por la boca» dice Aaron Moss, abogado de Toho en Los Angeles. «Si no hacemos esto, la marca registrada se devalúa y se hace muy difícil de defender».

Hacer respetar esa política es un trabajo a tiempo completo, en parte por la peculiar posición de Godzilla en la cultura americana. Contra lo que sucede con E.T., con Predator, o con el extraterrestre de Alien, a Godzilla se le suele ver como cultura popular. La gente no entiende que el personaje que apareció por primera vez en una cinta en blanco y negro en 1954 es un pedazo de propiedad intelectual celosamente guardado, y raramente sospechan que las imágenes o la música de las películas de Godzilla tienen copyright, o que sus peculiares características y su nombre son marcas registradas.

Los amigos y enemigos de Godzilla en la pantalla cambian de película en película. En la vida real, el sistema legal americano es uno de sus más firmes aliados.

Toho, como otros propietarios de derechos intelectuales, disfruta de la posibilidad de bloquear la salida al público de cualquier publicación, en un ejercicio que la Corte Suprema norteamericana alguna vez ha definido como «la más seria y más difícilmente tolerable violación de los derecho de la Primera Enmienda».

En 1971, el gobierno americano falló en su intento de impedir la publicación de The Pentagon Papers, una revisión interna y clasificada de la Guerra del Vietnam, por parte de New York Times. Pero en 1998, Toho consiguió que William Morrow no publicara un libro llamado Godzilla! que contenía unas noventa fotografías no autorizadas por el copyright.

Al bloquear la publicación del libro, un juez federal en Los Angeles determinó que dicha publicación dañaría las ventas de un libro similar con licencia de Random House. La corte dejó de lado la sugerencia por parte de Morrow de que el nombre Godzilla, combinación de las palabras japonesas para gorila y ballena, no merece protección alguna al no tener significado real.

Según el juez de distrito norteamericano Dickran Tevrizian, Godzilla es una «tendenciosa y arbitraria palabra para describir a un dinosaurio esquizofrénico, prehistórico y que respira fuego. Esta corte considera que la marca es muy fuerte, dado que se necesita mucha imaginación para asociar el término Godzilla con el personaje al que representa».

No es sólo el nombre de la bestia lo que las cortes protegen. También su aspecto. Si quieres cabrear al habitualmente moderado Moss, sólo preguntale algo como «¿no es ese tal Godzilla un Tyrannosaurus Rex crecidito?»

«Es una bestia erecta. Posee brazos musculosos, piel escamosa, espinas en la espalda y el cuello, respira fuego y tiene surcos en la frente» dice Moss, repitiendo los argumentos de los abogados de Toho. «Su torso es antropomórfico. El T. Rex tenía brazos de pájara y caminaba manteniendo un ángulo de 45 grados con el suelo».

Aplicar los derechos sobre Godzilla, y sobre cualquier otro personaje ficticio, es hoy una labor de Sísifo tras la explosión de BitTorrent y otros sistemas para compartir ficheros, así como las ventas directas en un mundo online en constante expansión. Pero no son solo los que usan a Godzilla en el mercado negro los que han sido acusados de violar sus derechos.

Warner Bros., por ejemplo, no sabía que necesitaba el permiso de Toho para utilizar a Godzilla en una escena de persecuciones de la película de Tim Burton de 1985 Pee Wee's Big Adventure. Los estudios de Hollywood tuvieron que pagar una enorme pero secreta cantidad de dinero a Toho después de ser demandados.

La división norteamericana de Honda Motor sufrieron un destino similar al mostrar un pequeño Godzilla en el Rose Parade, y también pagaron una buena cantidad de dinero tras un pleito en 1991.

«No sé si sabían que el personaje estaba protegido» dice Charles Shephard, un abogado de Toho en Los Angeles, cuya oficina está adornada con un poster que dice «Si te daba miedo Godzilla, espera a conocer a sus abogados.»

Shephard especula, «Si utilizasen personajes de Star Wars o The Simpsons, ge garantizo que habrían pedido permiso. Es sorprendente cómo este personaje es inadecuadamente utilizado en tantos contextos, especialmente por grandes anunciantes».

En septiembre, por ejemplo, Doctor's Associates, propietarios de Subway, fueron llevados a juicio por Toho debido a su Five-Dollar Foot-Long, un sandwich. Subway retiró un pequeño trozo de apenas segundos en su anuncio que mostraba a un dinosaurio animado invadiendo unos suburbios, una escena que Toho afirmó que copiaba a las de Godzilla invadiendo Tokio. Los términos de esta sentencia no se han hecho públicos.

La banda de Arizona Asshole Godzilla han perdido su nombre y su dominio en Internet. «Tendremos que cambiar el nombre de la banda, porque ahora nos acojona lo que Godzilla y los tíos alrededor de Godzilla quieren hacer con nosotros» escribe el vocalista Nick Danger en assholegodzilla.com, sitio pronto cerrado.

La banda Blue Oyster Cult ya tuvieron que pagar una cuota de licencia por utilizar el rugido de Godzilla en su canción de 1977 del mismo nombre.

David Linabury es editor del blog humorístico Davezilla, que también incluye un rugido del monstruo. Toho afirma que el logotipo del blog, un dinosaurio, más el sufijo -zilla, es ir demasiado lejos. La carta cease-and-desist de 2002 escrita por Toho a Linabury dice:

«Tenga en cuenta que su uso de la marca Godzilla constituye una violación de marca registrada y confunde a los consumidores y al público haciéndoles creer que su personaje Godzilla procede de Toho, cuando no es así».

Linabury, de Royal Oak, Michigan, inicialmente publicó un descargo en su sitio haciendo notar que no estaba relacionado con Godzilla. Más tarde abandonó el logotipo. «Esto es ridículo».

Shephard defiende la jugada contra Davezilla. «Hay muchos -zillas por ahí utilizando el sufijo. Intentamos ir caso por caso tratando de detectar quién se está beneficiando de nuestro nombre y el motivo de un dinosaurio».

Probablemente ese caso por caso les ha hecho ignorar a la Fundación Mozilla, permitiendo a la organización sin ánimo de lucro de Mountain View en California seguir utilizando el famoso icono del dinosaurio en su software libre.

Godzilla no es por supuesto el único monstruo que lucha por proteger su nombre y los beneficios. Nintendo, creadores de Donkey Kong, fueron demandados por Universal en 1982 por violación de marca registrada. Pero las cortes afirmaron que no había forma de que la gente confundiese al mono del videojuego con King Kong.

En términos de marca registrada, King Kong no tiene nada que hacer con Godzilla. El gran simio es básicamente un gorila grande, lo que hace difícil proteger una propiedad intelectual. Un gorila de juguete se puede parecer a King Kong, pero también se parece a cualquier gorila en el zoológico o en libertad.

Los expertos afirman que los juguetes basados en Godzilla pueden hacer mucho daño financiero a Toho y sus licenciados. A comienzos de este año, la Toy Major Trading Co. de Hong Kong fue sorprendida vendiendo figurines de Godzilla sin licencia en tiendas americanas, etiquetados como «godzillasauros clásicos».

Fueron retirados de las tiendas después de determinar que contenían demasiado plomo, hasta 60 veces los límites legales.

El abuso de Godzilla en la música también sucumbirá a sus abogados. En 2001, Toho forzó a Rawkus Entertainment a discontinuar el hit rap de Pharoahe Monch Simon Says después de que Toho acusara al rapero de samplear el tema musical original sin permiso.

Como en el cine y en la vida real, a veces los amigos de Godzilla se convierten en enemigos.

En uno de los pocos casos en los que Toho ha sido derrotada en los tribunales, una corte federal se puso de parte de Sears Roebuck, quienes anunciaban sus bolsas de basura «bagzilla» como «monstruosamente fuertes». La novena Corte de Apelaciones de San Francisco dijo, en esencia, que los argumentos de Toho eran basura.

La corte afirmó que la reclamación de Toho de violación de marca registrada en este caso era implausible. Según la corte, lo de Sears era sólo un juego de palabras.

Todo el asunto puede resultar divertido, pero para el propietario de Davezilla, el ataque de Godzilla no fue un asunto de risa. Dice que tras recibir la carta cease-and-desist de Toho «me acojoné. Nadie quiere pelearse con Godzilla».

La foto de Godzilla en el artículo es —espero— cortesía de Toho.

Visto en Wired.com.

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