Cuando un niño de 12 años gana la prestigiosa competición DMC para DJs
Londres, 2 de octubre de 2017. La sala Koko abría sus puertas a las 3 de la tarde para recibir al público y los finalistas del campeonato mundial de DMC, el más prestigioso y longevo de los campeonatos para DJs centrados en la demostración en directo de habilidades de scratch y otros juegos de remezcla en directo con platos, lo que se conoce como turntablism. Y de paso también para presenciar como un niño de 12 años venido de Japón se llevaba el título –machacando de paso el récord de edad que ostentaba A-Track desde que ganó con 15 años– demostrando a los “real DJs” que ser un maestro con los platos no está reñido ni con la edad ni con la tecnología; aparte de usar Traktor con DVS alguno de sus trucos era imposible de hacer sin la ayuda de los efectos de la tecnología digital.
Antes de entrar a divagar un poco sobre esto, veamos la actuación ganadora de DJ Rena, el niño ganador, que por la prohibición del DMC de no permitir videocámaras –para no restar importancia a sus vídeos oficiales que publican unos días después– fue grabado a no mucha calidad con el móvil de su madre:
El joven Rena –en otro vídeo no oficial puede verse esto que explico– no pudo aguantarse los nervios y comenzó su actuación cuando aún no había finalizado su presentación oficial, los nervios no eran para menos porque además de lo que tenía en juego el organizador tuvo que mentir sobre la edad de Rena para que pudiera acceder al recinto de la final. Como puede verse en el vídeo tras el segundo arranque saca rápidamente del público una ovación tras marcarse un juggling en frío muy complicado y con giros sobre sí mismo que quien escribe estas líneas jamás en su vida será capaz de hacer. Rena, subido a un elevador para llegar a los platos y en calcetines para sentirse como en casa continuaba con las diferentes partes de su demostración –no están especialmente bien hilvanadas, todo sea dicho– y cada fragmento arranca diversas ovaciones y es un espectáculo de algo cercano a lo que yo suelo llamar “el nivel asiático”, que es básicamente el dominio extremo de una técnica hasta llegar a aparentar ser prácticamente una máquina. Si Rena con sólo 12 años ya lanza claros destellos de ese “nivel asiático” no quiero ni pensar a lo que puede llegar cuando sea mayor de edad. Probablemente los jueces no sólo quedaron impresionados con el nivel técnico de Rena si no también con la temprana edad a la que lo ha desarrollado, y eso jugaría a su favor en las votaciones; pese a todo, aficionados, expertos y medios coinciden en que fue una victoria merecida.
El caso de Rena es obviamente una excepción, pero es de esas que demuestran que no hay nada imposible con esfuerzo, mucha dedicación y desde luego medios a tu alcance; es infrecuente que un niño tenga acceso a un equipo profesional de DJ para aprender y practicar a no ser que en su familia haya algún otro DJ o tenga unos padres muy desprendidos a la vez que interesados en estimular sus intereses artísticos. Además, el turntablism de alto nivel que practica Rena es una disciplina que requiere bajo mi punto de vista un talento especial para la música y el ritmo con el que no todo el mundo nace y que aunque se puede adquirir requiere habitualmente mucho más tiempo en lograrse para quien no nace con ello. Con todo, está comprobado que los niños son máquinas de aprender, lienzos en blanco en los que si se da con la tecla adecuada para estimularlos son capaces de aprender a una velocidad mucho mayor que la de un adulto, más aún si se trata de un tema que les interese.
El joven DJ ya contaba con cierta popularidad en la red, el año pasado ya le pudimos ver sacando una sonrisa de admiración al tres veces campeón Craze al tomarle el relevo frente a unos platos:
Y a principios de este año fue elegido como imagen del software Djay Pro en una de sus campañas:
Obviamente las malas lenguas ya van diciendo que la victoria de Rena es una estrategia orquestada por Rane –curioso, mismas letras con las vocales cambiadas– empresa patrocinadora del DMC, para acercar su marca a los más jóvenes en busca de los nuevos DJs digitales interesados en los malabarismos con los platos, o mejor dicho, con sus nuevos controladores que parecen platos. La opinión es libre, así que debo decir que yo personalmente no lo creo, y eso que me conozco todas las tretas de marketing de muchas marcas –y sí, también soy idealista, especialmente cuando se habla de niños–.
Volviendo al tema del esfuerzo y la dedicación, y entroncando también con el tema de las críticas, muchos podrán apostillar que a esas edades hay niños que muestran ya un tremendo talento y dedicación con instrumentos clásicos como el piano, el violín o la guitarra, y no lo niego, pero yo veo una clara diferencia: mientras que muchos de esos niños tienen cara de estar en un funeral mientras tocan magistralmente –y algunos tienen hasta ataques de ansiedad o de frustración al cometer un error en su pieza–, Rena parece que realmente está disfrutando de lo que hace. Y eso me da que pensar también en que muchas veces el talento de los niños está más orientado a lo que pueden desear sus padres que a lo que quizá puedan desear hacer los niños; pero eso sería otro debate distinto y muy complejo.
Por otra parte sí que cabe la posible crítica a que a pesar de su talento técnico, la juventud de Rena hace que sea imposible que tenga la misma cultura y conocimiento musical que alguien que le dobla o le triplica la edad; eso es obviamente una cuestión del tiempo con el que ha contado en la vida una persona para escuchar y comprender la música, y el tiempo transcurre a la misma velocidad para todos –para todos en el planeta Tierra, según la física–. Adicionalmente dudo que Rena, siendo japonés y con la importancia que se le suele dar allí a los estudios, haya tenido permiso de sus padres para dedicar su tiempo por completo a ser DJ. Así que efectivamente quizá Rena no sea por ahora un “DJ completo”, pero es sólo cuestión de tiempo que llegue a serlo.
En cualquier caso, enhorabuena al joven DJ Rena, que disfrute de su victoria y haga lo que más le guste en la larga vida que le queda por delante. Y que los más mayores tomen nota de lo que se puede hacer con esfuerzo.