Las diferencias entre el copyright anglosajón y el español y por qué EMI la puede liar (muy) parda

Hace unos años el Congreso de EEUU modificó la ley del copyright para permitir a los artistas recuperar las obras con más de 35 años a partir de 2013. Hasta ese momento, las editoriales las gestionaban de por vida. Todo esto sería muy bonito si no fuera porque EMI (y sospecho que otras más, porque es un concepto que he visto en algún contrato) no firmó todas las obras como edición: en muchos casos usó la figura de "trabajo de encargo", lo que le hace, automáticamente, dueño de la obra.

Antes de levantar polvareda, hay que poner todo en su contexto. El copyright anglosajón, vigente en los países de la Commonwealth y Estados Unidos, principalmente, no tiene nada que ver con el copyright que disfrutan el resto de los países. La diferencia básica estriba en que en España el autor es inviolable y NO puede, en ningún caso ceder la autoría de la obra a nadie (esto, como imaginaréis, se suele saltar a la torera constantemente). En el copyright anglosajón, el autor puede hacer lo que quiera con la obra, incluso ceder la autoría. Otra diferencia clave es que en el copyright anglosajón no existe el derecho a la copia privada.

Todo esto os sonorá por toda polémica sobre la copia privada y el canon en España, de la que yo he sido siempre defensor (si el canon era proporcionado), en lugar del sistema anglosajón que nos van a imponer pronto.

Volviendo a la cuestión, la lista de implicados en esto es de vértigo: