Filosofías en el uso de ecualizadores y compresores
En todo el tiempo que llevo dedicándome al mundo de los estudios de grabación me he encontrado con gente de toda clase. Gente abierta de mente y otra cerrada como la puerta de un convento de clausura. Pero si hay algo que he aprendido de este trabajo es el que no hay reglas. Mucha gente se echa las manos a la cabeza cuando te ven hacer según que cosa en un estudio, casi acusándote de hereje y lamentando que ya no quemen a gente en las plazas públicas. Se puede pensar que esto sucede sólo en cosas muy específicas, pero veréis que en esta entrada que hasta el orden de colocación de compresores y ecualizadores me hubiera costado la vida hace un puñado de siglos.
Hoy en día internet lo ha cambiado todo. Si alguien necesita informarse de algo tan sólo ha de abrir el Google y rebuscar en las entrañas de la red. Cuando muchos de nosotros empezábamos en esto del sonido la cosa era muy distinta. No había otra forma de aprender que ir a algún centro educativo específico o a una biblioteca donde tuvieran algún libro relacionado con el sonido, cosa que en mi ciudad natal nunca ha ocurrido. Antes, por la falta de información, aprendíamos a base de ostias y de meter la pata una y otra vez. En cierto modo éramos unos privilegiados, en el sentido de que muchos de nosotros, al no tener una base por donde empezar, sacábamos nuestras propias conclusiones en base a experimentos y no a lo que un señor dice o deja de decir. A veces la gente lee que el señor Pensando o el señor Katz hace tal cosa y se piensan que no hay otra manera. Es bueno saber como hacen las cosas los demás pero hay que tener personalidad en algo tan creativo como es nuestro mundo. Yo puedo escribir en este blog cómo veo y hago las cosas, pero hay miles de formas de ver y de hacer. Espero que nadie se tome nada de lo que escribo como una biblia, sino como un punto de vista más.
No hace mucho un estudiante de sonido me hizo una visita al estudio para ver un ratito como hacía yo una mezcla y lo que más le llamó la atención fue la forma en la que uso los compresores y los ecualizadores. Me dijo: “oye, ¿cómo es que pones un compresor antes de un ecualizador? En clase nuestro profesor nos ha dicho que siempre hay que ecualizar antes de comprimir”. Bueno, creo que su profesor no usó algo tan tajante como “siempre“, si no que dijo algo como “lo normal es ecualizar antes de comprimir“.
Yo, quizá porque sea muy raro, no siempre asocio el hecho de usar un ecualizador con la acción de ecualizar. Para mi, ecualizar algo implica un cambio perceptible en el timbre de la pista. Cuando tengo una pista siempre pienso en el uso de ecualizadores de tres formas distintas:
1. Eliminación de broza: La broza aparece hasta en las mejores familias. Por muy bien que esté grabada una pista siempre existen cosas que sobran. El ejemplo más claro son las frecuencias graves que nada aportan al sonido. Yo siempre uso tantos filtros paso alto como pistas tengo que mezclar. Además siempre hay algunas resonancias que hay que limpiar antes de seguir trabajando con la pista. Para eliminarlas uso la técnica de barrido con anchos de banda muy estrecho para identificar dichas frecuencias molestas. Yo a esto no lo considero ecualización, ya que estos pequeños ajustes no nos van a causar una variación tímbrica apreciable. A veces hago estas correcciones en el proceso de edición y otras lo dejo para cuando me pongo a mezclar, depende del día que tenga.
2. Colocación en la mezcla: Cuando vamos añadiendo pistas a nuestra mezcla lo normal es que, debido al enmascaramiento, las frecuencias de unas pistas choquen con las de otras. Es importante hacer reducciones (preferiblemente) o refuerzos (cuando no queda más remedio) para hacer que todas las pistas suenen bien conjuntamente. Es importante no escuchar las pistas solas cuando ajustemos esta ecualización, ya que de nada nos va a servir retocar frecuencias que chocan con otras pistas si no escuchamos donde está el problema. Que una pista sola suene estupendamente no nos va a segurar que al escuchar dicha pista con las demás sonando tenga el sonido que se precisa en la mezcla.
3. Ajuste del carácter: Esto lo que la mayoría de la gente entiende por ecualizar. “¿Esta guitarra suena un poco apagada? Pues vamos a darle unos dB’s en medios agudos“. “¿Esta caja suena con poca pegada? Pues vamos a darle un poco de chicha a 6kHz a ver si mejoramos la cosa“.
Normalmente suelo dedicar un ecualizador independiente para la eliminación de broza. Normalmente uso el EQ III de Digidesign (o el Dynamic EQ de TC Electronic en las pistas más rebeldes). Otra buena herramienta para estos menesteres es el apQualizr de apulSoft, que he probado no hace mucho y voy usando cada vez más. Estos ecualizadores me permiten un ancho de banda muy estrecho con unas altas ganancias (más el Dynamic EQ que el EQ III), lo que hace que pueda buscar fácilmente las frecuencias que molestan y aplicarles buenas reducciones sin alterar en demasía las demás frecuencias. Para la colocación en la mezcla y ajuste del carácter la cosa suele variar mucho, tanto en colocación como en ecualizadores usados. A veces uso solo un ecualizador para las dos funciones y otras uso dos ecualizadores dedicados, por ejemplo cuando quiero imprimir un carácter determinado con ecualizadores muy identificables, como algún Pultec. Suelo usar dicho ecualizador para el ajuste del carácter y otro para la colocación en la mezcla. El colocar uno u otro delente dependerá de la situación. A veces me gusta el carácter intrínseco de lo grabado y hago el ajuste del sonido antes que la colocación en la mezcla, y otras coloco antes y después ajusto. Como ya dije, en esto del sonido no hay reglas. Lo que si puedo decir es que el ecualizador de eliminación de broza una vez ajustado no lo suelo volver a tocar, mientras que los de asjuste y colocación no dejo de tocarlos a medida que voy añadiendo más pistas a la mezcla.
En cuanto a la compresión, lo primero que hay que tener en cuenta es que un compresor ecualiza siempre (a veces mucho y otras veces poco, pero siempre produce un cambio tímbrico perceptible). Los compresores por norma general suelen resaltar las componentes más prominentes en una pista y además suelen imprimir cierto carácter personal que de por si poseen. Por ejemplo todos somos capaces de identificar una pista donde se ha apretado bien con un 1176. Al igual que me pasaba con los ecualizadores, siempre pienso en la compresión con filosofías distintas:
1. Control de dinámica: En las grabaciones actuales podemos contar casi con tantas pistas como nos salga de las narices, ya que las limitaciones en cuanto al número ha llegado a ser en muchos casos algo totalmente despreciable. Antes, si teníamos una cinta de 24 pistas nos teníamos que apañar con 24 pistas. Ahora cualquier sistema decente de Pro Tools te va a permitir trabajar con una cantidad de pistas que difícilmente vamos a superar jamás. Este hecho hace que para que tengamos en nuestra mezcla una dinámica controlada se haga imprescindible tirar mucho de compresores en las pistas individuales y/o de grupos.
2. Añadir color: Como ya he dicho, los compresores dejan huella, y a veces esa huella es justo lo que necesitamos en una pista. Ya he citado el 1176, pero hay muchos compresores que sirven, aparte de para comprimir, para dar cierto color a la pista (LA-2A, LA-3A, Fairchild 660, …).
A la hora de comprimir suelo comprimir casi todas las pistas (menos cuya fuente ya te de un sonido comprimido). Ahora bien, siempre intento comprimir lo menos posible cada una de esas pistas. Si no controlamos las dinámicas de nuestras pistas el resultado puede ser una mezcla poco consistente, donde los diferentes elementos aparezcan y desaparezcan a su antojo, pero si nos pasamos con la compreasión en cada una de ellas la mezcla que obtendremos será plana y sin vida. Yo en la mayoría de las ocasiones, para el control de dinámica con tan solo tener una reducción de 3 o 4 dB`s me es suficiente, salvo en pistas que si deban ir muy comprimidas. Por lo demás no sigo ningún método específico, ni en cuanto valores ni colocación. Simplemente escucho y analizo que es lo que necesita cada pista, y a medida que la mezcla avanza, y voy añadiendo más y más pistas, voy modificando todo según vaya viendo como va la cosa.
Esa es la forma en la que yo veo el uso de ecualizadores y compresores durante una mezcla. Como podéis adivinar, esta filosofía me abre casi infinidad de posibilidades a la hora de colocar los distintos procesadores en una pista, así cómo en número de ellos y la función que voy a buscar en cada uno. Lo malo de esta filosofía de trabajo radica en el alto consumo de recursos que se requiere. A veces no se pueden tener tres ecualizadores y dos compresores en la mayoría de las pistas.
Con todo este rollo lo que os quiero decir es que uséis y coloquéis los ecualizadores y los compresores en la forma y el orden que os de la gana según os parezca oportuno. Si alguien os dice… “esto no se hace así, se hace asao”, pues muy bien por ellos, que lo hagan como quieran, pero que os dejen a vosotros trabajar como mejor resultado obtengáis. Al final, lo que vale es lo que suena, da igual las barbaridades que hayáis hecho.