La formula mágica, IV-V-I
Empecé muy pequeño a hacer canciones; conservo el recuerdo del día en que siendo niño llegó a mis manos un mini teclado Casio, de esos que se pusieron de moda a principios de los 80. Desde el principio noté que prefería jugar a componer mis propios temas a ponerme a tocar canciones conocidas. Como yo no era ningún pequeño Mozart y no destacaba precisamente por tener muy buen oído -todo hay que decirlo-, podía tirarme horas para encontrar una combinación de acordes que me gustara para esas ingenuas melodías, (a menudo empezaba algunas canciones inventando primero un acompañamiento).
Con el tiempo descubrí que, en la mayoría de casos, aquellas progresiones de acordes que me parecían grandes descubrimientos y que “sonaban tan bien” no eran más que la repetición (en diferentes tonalidades) de formulas que se realizaban con insistencia desde hacía más de trescientos años, tanto en la música clásica como actualmente en la música moderna. La “formula” más utilizada de todas ellas es la progresión IV-V-I.
Hablamos en el anterior artículo sobre los extremos polares de la armonía representados por la función de tónica y dominante, I y V grados (El ying y el yang). Existe una tercera función, cuyo principal objetivo reside en originar variedad para que no todo sea blanco o negro. A esta función se le llama “Subdominante” y sería como un gris entre ese “blanco” y ese “negro”.
Hay dos grados en la escala que representan principalmente esa función, el II y el IV (aunque otros grados, en el contexto adecuado, también ejercen función de subdominante). Pero, salvo en algunos conceptos más modales o en el Jazz (ahí se utiliza más el II), es el IV grado el que realiza esa función cuando la canción requiere un acompañamiento simple de no más de tres o cuatro acordes. Esto se lo debemos a la música clásica, ya que desde el barroco hasta el inicio del romanticismo fueron estos los acordes principales de la armonía y su formula cadencial, IV-V-I, marcaba el final de la mayoría de obras.
¿Cuántas veces hemos escuchado esto?:
Cualquier melodía realizada sobre una escala diatónica (podemos poner el ejemplo como siempre de Do mayor) podemos acompañarla con tan solo tres acordes. Los acordes más habituales son los que se forman sobre el I, IV y V grado de la escala.
Por un lado esto se debe a que todas las notas de la escala se encuentran representadas dentro de estos acordes. El acorde de Do lo forman las notas: DO MI y Sol, el acorde de Fa las notas FA LA DO y el acorde de Sol está formado por las notas SOL SI RE
Cualquier nota de la escala de Do (Do, Re Mi Fa Sol La Si), se encuentra como mínimo en uno de estos acordes.
La mayoría de canciones folclóricas y tradicionales occidentales se acompañan únicamente con estos tres acordes. La estructura básica del Blues y del Rock también utiliza únicamente el IV – V –I:
Innumerables canciones de diferentes estilos utilizan esta “fórmula”.
Por otro lado la coherencia musical que desprende este acompañamiento tan simple nos lo otorga el tener representadas las tres funciones tonales con las que trabajamos en la música tonal: Tónica, dominante y subdominante. El blanco, negro y gris del que hemos hablado antes.
Así mismo, si profundizamos y retrocedemos en el tiempo (por ejemplo hasta Rameau - 1722) descubriremos que existen más razones por las que el IV grado puede considerarse como el tercer acorde más importante (o más usado) después del de tónica y dominante. En todo caso, con lo que hemos expuesto creo que es suficiente para comprender la función de este acorde en el lenguaje tonal. De momento solo añadiré, como dato teórico y para que podamos visualizar el equilibrio del que hablaban los antiguos teóricos, que el IV grado se encuentra a la misma distancia de la tónica que la dominante pero de manera descendente.
Conocer los grados I-IV y V es conocer el acompañamiento de millones de canciones. Casi nada…
Como ejercicio os animo a componer una canción utilizando únicamente estos tres acordes en la armonía sobre una melodía libre.
Os dejo un video con el tema que yo he realizado. Es una variación muy sencillita que apenas dura un minuto sobre uno de los temas que compuse para la entrada anterior, donde solo usaba el I y V grado, en el que ahora incluyo el IV. En el video irán apareciendo indicados los grados tonales conforme son interpretados.
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Mi consejo es que siempre compruebes cada concepto del que hablemos por ti mismo, siéntelo, llévalo a la práctica. Recuerda que los elementos más importantes no se encuentran en la teoría, los elementos verdaderamente importantes siempre van a estar en tu música.
Por cierto, en el momento en que escribo esto suena en televisión “Sweet home Alabama”, uno de tantos temas que solo utiliza los acordes I, IV y V.