Godin y Springsteen
Más de Seth Godin sobre la industria musical. Hoy, Seth Godin y Bruce Springsteen, agitados pero no removidos.
Seth Godin
Este será posiblemente mi último artículo sobre el tema durante una temporada, pero la nota de Randy me ha animado a escribirlo.
Anoche vi cómo volvía a ocurrir en un concierto de Bruce Springsteen.
Cada matrícula que dejaba el parking esa noche era de otro lugar —Vermont, Pennsylvania—. De hecho yo mismo viajé desde Ottawa para ver el concierto.
En un momento dado de los últimos 35 años, Bruce se ha ganado cada uno de esos fans, de uno en uno, y empezó una relación con ellos, una relación que respeta realmente. De vez en cuando organiza una fiesta así y todos estamos invitados a venir a tomarnos un par de copas celebrando esa relación. Amablemente nos dejamos dos o trescientos dólares para cubrir los gastos de esa fiesta.
Soy un miembro de la tribu de Bruce, y estoy orgulloso de serlo.
A nadie le «gusta» Bruce. O le aman o le odian. Él está comprometido con lo que hace y, en justa correspondencia, sus fans están comprometidos con él.
Creo que en mi caso sí se puede hablar de compromiso. Sus dos primeros discos fueron fracasos comerciales. No lo dejó, y su gente estuvo con él, y en agradecimiento nos dio Born to Run.
A casi cualquier artista de siempre que hemos amado le ha llevado unos cuantos discos encontrar su nicho y crecer. The Beatles tocaron noche tras noche durante siete años antes de pegar el pelotazo en los USA.
¿Cómo lo decías? «Los productos y servicios que tienen un éxito salvaje suelen ser los que todos esperaban ver fallar...»
La industria necesita recordar eso.