La imagen en el sonido y la música
Me gustaría reflexionar en comunidad sobre la relación que hay entre el sonido, la música y los sucesos. No se trata de un artículo dogmático, sino de una reflexión colaborativa, por lo que vuestras aportaciones son, más que bienvenidas, necesarias.
La Sinestesia
[Índice]Dice la RAE de la sinestesia en su tercera acepción:
3. f. Ret. Tropo que consiste en unir dos imágenes o sensaciones procedentes de diferentes dominios sensoriales.
Podríamos hablar de sinestesia en la míticas frases de: “ponme el bajo más redondo”, “que suene más abierto”, “la guitarra está demasiado afilada”, y en general en tantos y tantos intentos de describir el sonido por parte de quien carece del léxico adecuado, y busca en otros sentidos lo propio de él.
Por tanto, en nuestro entorno, un músico puede recurrir a la sinestesia como modo de comunicación con su técnico, salvando así su falta de conocimientos sobre el sonido en sí.
Esta situación me hace pensar que describir el sonido correctamente dentro del ámbito sonoro no es una tarea fácil, ni siquiera para muchas personas que tienen una intensa actividad musical.
Creo que podemos empezar a pensar que, dado que tenemos que recurrir al mundo visual para explicar el mundo sonoro, estamos ante un problema descriptivo debido a nuestras propias limitaciones.
Los cavernícolas
[Índice]La capacidad de los seres humanos de percibir el sonido ha sido una de las mejores herramientas que hemos tenido para desarrollarnos. Compaginado con la capacidad de percibir radiación electromagnética en forma de imágenes, conforma el sistema básico de supervivencia del reino animal. Además, desde luego, contamos con la ayuda del olfato, el tacto y el sabor, que nos permiten, por ejemplo, saber cuándo un alimento está en mal estado, cuándo nos hemos herido, o a localizar alimentos cuando no podemos verlos. Entre todos los sentidos, el oído es uno de los más importantes en nuestra defensa, dado que incluso funciona cuando estamos dormidos, ocupados recogiendo frutos del suelo, o simplemente pensando.

Se trata, si lo pensamos un poco, de un sentido que va siempre ligado a un suceso. Al menos hasta la llegada de la tecnología moderna.
El sabor, el tacto, la visión y el olfato, pueden no estar vinculados a un acontecimiento, y pueden servir para que entendamos la naturaleza de un objeto, un animal, o una persona, pero el sonido se presenta solo cuando sucede algo.
Esta asociación es clave para entender a donde quiero llegar. Suceso → Sonido.
Pongámonos en la piel de un ser humano de la era antigua. Este sujeto ve si quien va a ser su compañero de caza es fuerte y parece sano. Puede oler si la carne que cenó ayer está todavía en buen estado, y lo puede confirmar con el gusto. Gracias al tacto puede saber si si una madera es recia para hacer una lanza, o puede sentir si ya ha sanado el golpe que recibió cuando se cayó de aquel árbol.
Pero de alguna manera, para oír, necesitamos una transferencia de energía. Un suceso. Sólo hay sonido si hay una fuerza involucrada, dado que ésta es necesaria para hacer vibrar un objeto y se produzca un cambio de presión oscilatorio en el entorno.
No es mi intención debatir sobre si hay casos especiales en los que esto no se cumpla. Me gustaría no debatir sobre esa —al menos inusual— hipotética situación, y centrarnos en lo que vivimos cotidianamente, que es lo que termina esculpiendo nuestro ser, nuestra evolución.
Prosigamos: cuando se produce un suceso, nuestro interés se centra en saber dónde ha tenido lugar. Imaginemos entonces una mañana de hace miles de años, y pongamos nombre ya a nuestro cavernícola...
Patxi Saurus está en medio de un bosque y oye algo. Entremos en su cerebro:
Opción 1.
¿Ha pasado delante de mí? Bien.... lo controlo con la vista.
Opción 2.
¡Hostia, no lo veo! (Digo “hostia” porque si me llamo Patxi Saurus, será porque soy vasco, aibapues).
Necesito saber dónde ha tenido lugar ese evento cuanto antes, pues puedo estar expuesto a un ataque. Pero, ¿hacia dónde miro? ¿Hacia dónde me giro? ¿Y si cuando me giro, mi amenaza ya se ha escondido? ¿Dónde centro mi búsqueda entonces?
Patxi Saurus no lo sabe, pero cuenta con un preciso sistema de audición que en seguida le apunta una dirección estimada gracias al efecto de precedencia, el efecto sobra, y la diferencia de volumen entre sus dos oídos.
“¡Un jabalí! “Pal cazo”
Patxi Saurus ha encontrado su comida de hoy.
Yo Produsco
[Índice]Han pasado muchos años y nos encontramos ahora con Patxi Guetta en su estudio. Está mezclando una sesión de grabación, y está trabajando ahora mismo en la colocación de los elementos en el estéreo. Como buen técnico que es, está tratando de transmitir con la mayor fidelidad esa sesión al oyente, por lo que tiene apuntado donde se colocaron los músicos cuando grabaron.
Más adelantados, poca reverberación, un poquito de compresión adecuada para acentuar los ataques si hiciera falta... etc. Más retrasados, con más reverberación y una atenuación en los agudos si se precisa... ataques suaves... bien, vamos bien. Izquierda... derecha... ¡Vamos Patxi, que ya lo tienes! Has conseguido el estéreo perfecto.
Deleite musical
[Índice]Bueno... aquí llega el meollo del artículo, así que dejo de escribir haciendo el tonto, que ya he captado vuestra atención. Centrémonos:
De la misma forma que la pintura ha servido desde sus inicios hasta hace bien poco para dejar reflejada una imagen para la posteridad, y con la llegada de la pintura abstracta los artistas comienzan a preocuparse por las emociones y los conceptos, ¿no cabe dentro de la música desligarnos también de la funcionalidad del sonido?
¿Si Kandinski comenzó a pintar rompiendo el lazo con la función descriptiva de un escenario en sí, atacando directamente las emociones, no cabe disfrutar de la música “per se” desligando el binomio sonido-suceso?
¿No sería una forma de evolución artística despreocuparnos de coherencias físicas, y utilizar la imagen estéreo en función de los intereses de nuestra inspiración?
Así mismo, ¿no podríamos desligar un sonido de su génesis producida por un ser humano, y simplemente oírlo?
Dicho de otro modo: quiero debatir sobre la tendencia que tenemos los seres humanos de ligar los sonidos a sucesos, debido a tantos años de evolución. Esto es, abstraernos de que un sonido ha sido producido por tal instrumento en tal posición, y centrarnos en las sensaciones que nos aporta.
Habrá quien plantee que la música electrónica ya lo hace, pues los sonidos no se generan en un escenario, en un espacio físico, con lo que el productor puede decidir dónde colocarlos en la mezcla a su antojo. Bueno, no voy exactamente a eso, sino a saber disfrutar del sonido en sí, integrado en la música, aún y cuando el sonido se haya generado en un entorno físico. Barajar la idea de que no importa la naturaleza de un sonido, no importa cómo se ha conseguido, porque lo que importa, es lo que me transmite. No importa la función física de un sonido, importa su función artística.
Es decir: no nos preocupemos por escuchar a los músicos, sino a la música en sí.
Ando cerca de poder explicar lo que quiero decir, pero para llegar a ese punto, os necesito a vosotros.
¿Qué opináis? Podéis hacerlo aquí en los comentarios o en este hilo de los foros.