Entrevista con Jaume Rosset, Instituto de Fisiología y Medicina del Arte
En esta entrevista el Dr. Rosset nos explica cómo nació el Instituto y qué función realizan en el mundo de las artes, especialmente con los músicos. De la entrevista hemos obviado las preguntas y resumimos en este escrito aquello que consideramos más atractivo para los lectores de este blog.
La Medicina del Arte es una especialidad relativamente joven. Nace en Estados Unidos a comienzo de los años ochenta como consecuencia de que dos pianistas, concretamente Gary Graffman y L. Fletcher, por una serie de problemas médicos que nadie sabe diagnosticar, deben dejar de tocar. A partir de este hecho, comienzan a formarse grupos de expertos que se interesan por investigar y trabajar en este ámbito, con la idea de cubrir una necesidad que la medicina hasta ese día no tenía presente.
En Europa se empieza a estudiar estos trastornos a finales de los ochenta. Debido a los pocos conocimientos existentes sobre el tema, el Dr. Rosset conjuntamente con la fisioterapeuta Sílvia Fàbregas, comienzan a investigar a principios de los noventa.
Finalmente en el año 1999, debido al poco interés que muestran los Hospitales públicos por mantener un grupo de profesionales dedicados al tema, se crea de forma privada el Instituto de Fisiología y Medicina del Arte-Terrassa. Dos años mas tarde, en el 2001, nace la Fundación Ciencia y Arte. Esta fundación se encarga de la investigación, divulgación y formación de este nuevo campo de estudio, mientras que el Instituto de Medicina del Arte se encarga de la parte asistencial.
Actualmente el centro tiene una dedicación de aproximadamente un ochenta por ciento a músicos y el otro veinte por ciento a otras profesiones como la danza, el teatro, el circo y otras profesiones relacionadas con el arte. Los pacientes son tanto españoles como extranjeros y habrán pasado por el centro hasta el día de hoy unos dos mil músicos.
El Instituto de Medicina y Fisiología del Arte es uno de los pocos centros que hay en el mundo con estas características. Lo que hace único al Instituto de Terrassa es que llevan a termino actividades innovadoras. Es decir, investigan con la idea de diseñar materiales o herramientas para diagnosticar y tratar patologías especificas de los músicos.
Numerosos músicos de todo el mundo, sobre todo europeos y americanos, llegan al centro para ser aconsejados y tratados de problemas que en sus países nadie ha sabido diagnosticar ni diseñar un tratamiento que les solucione su patología.
Según nos comenta el Dr. Rosset, por norma general el músico es un tipo de paciente muy especial, ya que espera hasta el ultimo momento para ir al médico. Normalmente tienen miedo a que el tratamiento les obligue a dejar de tocar, o miedo a que el médico les empeore su problema. No suelen asistir a una consulta médica, a no ser que estén muy afectados por el problema y casi no puedan ni coger el instrumento. Lógicamente, en estos casos el tratamiento será mucho más complicado y duradero. Esto es lo habitual, aunque no todos los músicos son así, existen casos, señala el Dr. Rosset, que en cuanto detectan un mínimo problema asisten a la consulta.
En otras ocasiones el paciente acude al centro desesperado, ya que en unas semanas tiene un concierto y por el motivo que sea, su patología ha empeorado. Acude al centro para que le dé la receta milagrosa y poder salvar así esa actuación. Es curioso, pero muchos pacientes suelen adaptarse a su problema, hasta que un día les supera. Es decir, cambian el repertorio, incluso cambian de fecha algún concierto para ver si mejora su problema y en definitiva, van trampeando esperando el momento en que por casualidad una semana se encuentran mejor y pueden subirse al escenario. Es sorprendente, pero este hecho es mas habitual de lo que nos podamos imaginar.
Normalmente las patologías típicas que se tratan en el Instituto se pueden dividir en dos grupos. Un primer grupo que viene determinado o por problemas posturales y de mala adaptación (ergonímica del instrumento), o por tensión muscular excesiva (ya sea por deficiente trabajo técnico de los movimientos, o por niveles de ansiedad elevados). El otro grupo serían las patologías derivadas del sobre-esfuerzo o sobre-uso. En este grupo, entrarían los problemas relacionados con la musculatura de las extremidades superiores, problemas en los labios en los músicos de viento, incluso problemas a nivel neurológico central y periférico como podría ser la distonia focal (una de las patologías del músico más desconocida y estudiadas y que hablaremos de ella en el próximo post).
En numerosas ocasiones, la patología médica lleva unida una patología psicológica. Hay que pensar que el músico ha invertido muchos años en su formación, más que cualquier carrera universitaria y en cuestión de semanas puede acabar su carrera por culpa de una dolencia física que le impide tocar. Lógicamente la incertidumbre que provoca este hecho genera unos niveles de ansiedad muy elevados, que dificultan enormemente el tratamiento.
Por ejemplo, en ocasiones aparece la somatización del problema. Es decir, el médico considera que el paciente está curado, pero quizás por miedo a enfrentarse de nuevo al escenario, o quizás al instrumento, o por haber convivido tantos años con el dolor, hace que al músico le siga molestando o incluso doliendo, aunque físicamente no haya una causa.
Curiosamente, las demandas a nivel psicológico en el centro son escasas, por no decir nulas, aun habiendo estudios que demuestran que hay un gran numero de músicos que padecen estos problemas y la vivencia en algunos casos es muy negativa. Por ejemplo si hablamos del miedo escénico. Según el Dr. Rosset, el músico cree que el miedo al escenario, o los excesivos nervios antes de tocar son normales. Son gajes del oficio, y la creencia popular entre ellos es que si te ocurre, te tomas tal ansiolítico, que a tal músico le ha ido bien y que cada uno que se espabile como pueda. Como es lógico (esto es aportación de PsicoEscénico), cada caso requiere una análisis psicológico distinto y un trabajo de optimización del rendimiento concreto donde se podría mejorar considerablemente el afrontamiento de esta situación ansiosa. En ningún caso se puede generalizar y menos aún, generalizar a la hora de tomarse un fármaco aconsejado por tal amigo que conocemos que dice que a él le ha ido bien.
Otra razón importante que hace que los músicos no recurran a una visita médica es por la creencia popular que existe entre los músicos sobre los problemas físicos de la profesión. Se suele pensar que si el músico está enfermo, es porque lo hace mal y si lo hace mal es porque es mal músico. Es más, es posible que si se sabe que estoy mal, no me contraten y pierda actuaciones, o incluso que mis alumnos puedan pensar que soy mal profesor porque me he lesionado tocando. (si recordáis PsicoEscénico escribió un post sobre creencias que no funcionan para rendir en mi profesión. Pues aquí tenéis un claro ejemplo).
Incluso el Instituto encuentra en ocasiones problemas con algunos profesores de música, ya que estos creen que el centro les hace perder credibilidad al sacar a relucir que la formación del profesor no es tan completa como se piensa, ya que determinados temas como por ejemplo el tema postural no lo dominan. Lógicamente lo ideal seria que formadores y especialistas en medicina del arte trabajaran de manera conjunta, cada uno aportando los conocimientos propios de su parcela y así el alumno obtendría una formación más completa, pero algunos profesores no lo permiten.
Poco a poco, el Instituto está haciendo acercamientos con la idea de asesorar a los profesores en esta nueva disciplina, pero encuentran muchos problemas. Curiosamente, tienen más éxito en el extranjero que en España. Por ejemplo el Instituto ha editado un libro (The Musician's Body: A Maintenance Manual for Peak Performance, (http://www.amazon.co.uk/Musicians-Body-Maintenance-Manual-Performance/dp/0754662101) solicitado por la Guildhall School de Londres, una de las escuelas mas importantes de música del mundo.
La idea de este libro es que los alumnos del la Guildhall School tengan un manual teórico-practico sencillo de leer, con recomendaciones para mejorar su rendimiento y prevenir posibles patologías que aparecen en el músico. El objetivo de la escuela es formar al profesorado y ampliar las materias para que los alumnos se formen también en esta nueva parcela que es la Medicina de las Artes. Mientras se realizan estos cambios de planes de estudio y mientras se forma a los profesores en este campo, la escuela proporciona a los alumnos este libro para que por lo menos tengan algunos conceptos básicos en la materia. Actualmente este libro se esta traduciendo a varios idiomas, entre ellos el castellano.
Por el Instituto, como se ha comentado anteriormente, han pasado más de dos mil músicos, muchos de ellos de gran prestigio a nivel nacional e internacional. Normalmente la mayoría de ellos intentan esconder su visita al centro, llegando incluso a preguntar antes de acudir, quién estará allí ese día, qué personal y qué otros músicos y en función de si consideran que pueden reconocerle, pueden incluso anular la visita para otro día. Entre los músicos conocidos que han hecho público su visita y tratamiento en el centro está Juan Aguirre, del dúo Amaral. De ahí que salga su nombre en este blog, los demás quieren guardar en absoluto secreto su pase por el Instituto, hecho por supuesto que el centro respeta, pero que indica el miedo o la creencia del músico sobre este tipo de problemas.
El protocolo de actuación una vez llega un paciente al centro es el siguiente. En primer lugar tienen una visita medica, donde una parte de esa visita medica incluye una visita técnica. Es decir, se explora qué tipo de música toca esta persona y si hay relación con la dolencia que tiene. Curiosamente hay músicas que favorecen una patología u otra. Por ejemplo, no es lo mismo un músico que toca clásico, a uno que toca salsa. En la salsa, una gran proporción de las notas en el piano son octavas y con estas notas, es más común un tipo de patología, ya que la mano estará colocada habitualmente de manera distinta al músico de clásico. Además el músico de salsa tocará habitualmente de pie con dos teclados y con la muñeca forzada al estar de pie. Como es lógico, toda esta información ayuda enormemente al medico a realizar el diagnóstico. Curioso, dime que música tocas y te diré que patología puedes tener.
Seguidamente hay una exploración musical. Es decir, toca que te veamos cómo te colocas. De ahí que en el Instituto tenga numerosos instrumentos para este tipo de pruebas.
Finalmente si fuera necesario, se realizarían diferentes pruebas complementarias como la ecografía de alta resolución, o el uso de la tecnología desarrollada expresamente por el Instituto para valorar diferentes variables que la medicina tradicional no contempla, como por ejemplo la medición de la vibración del labio en músicos de viento.
A partir de estas exploraciones, se realiza el diagnostico y se planifica el tratamiento. También, para evitar otros posibles problemas o recaídas, se complementa el tratamiento con programas para reacondicionamiento físico (estiramientos, trabajo de fuerza, etc.), trabajo postural y en casos necesarios trabajos psicológicos.
En ocasiones y parece que va en aumento las demandas, algunos músicos piden consultas a nivel preventivo, para revisar si el trabajo diario lo están haciendo bien y así evitar problemas a largo plazo. Estas demandas el Instituto también las cubre aunque son muy escasas.
Alguna vez incluso se ha realizado alguna consulta para identificar qué tipo de instrumento le vendría bien a un niño según sus características físico esqueléticas. En los conservatorios a edades tempranas, al niño se le hace probar varios instrumentos y a veces ni el niño, ni el padre, ni los profesores, saben decidir qué instrumento debería tocar. El Instituto en algunos casos ha asesorado a padres en función de la constitución del chaval.
Como conclusión a esta primera parte de la entrevista, el Dr. Rosset nos comenta que a día de hoy son muy pocos los músicos que realizan trabajos de prevención (trabajo compensatorio a nivel de fuerza, higiene postural, etc.). En la música hay una cultura técnica por encima de todo y el tema médico y psicológico se deja muy de lado. Esperamos que esta entrevista ayude a fomentar la salud del músico y alguno de ellos se preocupe por este tipo de cuestiones que como en cualquier profesión son vitales para favorecer el rendimiento.
La entrevista con el Dr. Rosset continúa, ya que le preguntamos sobre una de las patologías más desconocidas y misteriosas en el mundo de la música como es la distonía focal. El síntoma más llamativo de esta patología, es la perdida de control total sobre un dedo a la hora de digitalizar en el instrumento. Es decir, el dedo no hace lo que le ordeno. En el próximo post terminaremos de exponer esta interesante charla con el Dr. Rosset sobre este trastorno.
Si os interesa, aparte de visitar la web del Instituto (http://www.institutart.com/), podéis consultar dos revistas que se publican sobre el tema. Una revista americana, Medical Problems of Performing Artics (http://www.sciandmed.com/mppa/) con carácter más científico y una revista francesa, Médecine des Arts (http://www.arts-medicine.com/) con una función más divulgativa.
PsicoEscénico