Muere Les Paul
Nos permitimos la maldad de pensar que desde que existe Twitter, se muere más gente. No es probable que pueda demostrarse de forma científica, pero sí que es cierto que la posibilidad de enterarse de los decesos al minuto ha cambiado radicalmente nuestra percepción de la muerte. De entre las recientes, alguna ha alcanzado a emocionarnos realmente. Seguro que la Princesa Prometida ha llorado la muerte de Willy Deville. Lo frívolo de aquellas de sus canciones con más éxito en España es insuficiente para enterrar nuestra admiración por aquellos Mink Deville, definición pura y dura del Rock'n Roll de la Costa Este.
Pero ninguna, y digo bien ninguna, puede presumir de la emoción que nos provoca la muerte de Les Paul. Hubo encadenado junto con su mujer, Mary Ford, una buena ristra de éxitos durante los años cuarenta. En esa misma década inventó la primera guitarra eléctrica de cuerpo sólido, patentada por Gibson. La Gibson Les Paul está detrás de millones de canciones que realmente te mueven de la silla. Su aportación tecnológica es, así, comparable, si no superior, a la de monstruos del calibre de Bob Moog o Joe Meek. Dicho lo cual, era también un guitarrista prodigioso, tan dotado para el Jazz como para el Country. Su participación en aquel concierto parte de las galas Leyendas de la Guitarra que tuvo lugar en Sevilla en 1991 es simplemente inolvidable.
Huérfanos. De hoy en adelante debemos continuar solos.