A Prince se le va la prinza
Prince quiere que sus fans sepan que cada vez que las portadas de sus discos, o las fotografías del artista, son utilizadas ilegalmente en los sitios webs de sus fans, en alguna parte del mundo una paloma llora —lo que Prince, que viaja en limusina, no sabe, es que las mismas palomas que siempre cagan encima de tu coche, saben además fingir las lágrimas—.
Así pues, los abogados de Prince están solicitando a los webmasters de los sitios para fans del artista que retiren el contenido que esté siendo utilizado ilegalmente, incluso las fotografías de sus tatuajes inspirados en el enano de Minneapolis —Escolar dixit—. Como réplica, los administradores de houseofquake.com, princefans.org y prince.org están intentando eludir las cartas cease-and-desist, habiendo lanzado además el sitio princefansunited.com para revelar su caso al mundo.
A Prince tampoco le gusta que se anden publicando las letras de las canciones de su último disco. Al fin y al cabo ya se encarga él mismo de publicarlas en formato PDF. Se sospecha fetichismo por parte del artista. ¿Quzás su sublime poesía precisa de una transcripción realmente adecuada? ¿Qué pasa si quien publica alguna de sus letras olvida cambiar los «to» por «2» o los «for» por «4»?
A lo que parece, cada uno se hace viejo a su manera. Después de década y media de éxito comercial y artístico, Prince parece ahora más interesado en seguir cualquier idea loca que las putas palomas le silben al oído. Después de entregar su último disco gratis en un periódico del Reino Unido, le siguió la gracia a su discográfica a la hora de retirar de YouTube un vídeo en el que un tierno infante bailaba al son de su música. Prince «reclama Internet» yendo tras los pasos de YouTube o eBay. Y ahora, a por sus fans. ¡Sus propios fans!
Definitivamente, a Prince se le va la prinza.
Foto de Prince Impersonator, Lookalike, Soundalike. En efecto, para eludir responsabilidades legales, ponemos a uno que no es Prince, pero se le parece.