Don Lewis: adiós al 'one man band' electrónico co-creador de la TR-808
Creador de LEO (Live Electronic Orchestra), su combinación de conocimientos de electrónica y musicales, reunidos en una pasión desbordada por los instrumentos electrónicos, hizo que sus propuestas para sincronización fueran escuchadas por Ikutaro Kakehashi (presidente de Roland) en la época de las primeras cajas de ritmo. Su vida, que ha llegado a su fin, fue objeto de una película en 2020.
Aunque quizá no tan conocido en España, su figura ha sido muy popular del otro lado del Atlántico. Los instrumentos electrónicos iniciales, los primeros sintetizadores y generadores de ritmo, rápidamente captaron la atención de Don Lewis. No podía ser de otra forma tras una infancia fascinada por el poderío del órgano como instrumento de mil caras, y tras haberse graduado en electrónica. Aunque por los avatares propios de la época que le tocó vivir tuvo contacto con los desarrollos vinculados al poder atómico dentro del mundo militar, no tardó mucho en reorientarse hacia la creatividad musical. Sus estudios previos le dieron una posición de privilegio, como auténtico 'luthier' electrónico, capaz de desarrollar sus propias soluciones. Dentro de sus creaciones destacan sobre otras LEO y su participación con Roland en el desarrollo de las cajas de ritmo que desembocaría en la línea de las TR y su 'hito' a través de la revenrenciadísma TR-808.
LEO era un monstruo que reunía diversos teclados comerciales, pero en los que el propio Don Lewis había intervenido de formas diversas para conseguir que su integración y interacción no fuera sólo llevar su audio a una mesa para sumarlo. A través del tiempo fue probando e incorporando ideas que le permitieron anticiparse a algunas de las cuestiones que hoy son resueltas de forma sencillísima gracias a MIDI. El simple 'layering' o apilamiento de sonidos para poder interpretar desde un solo teclado con más de un generador de sonidos, no era tan fácil. En aquellos años, sin estándares o con los que existían tremendamente limitados y casi nunca realmente universales, cualquier tarea de interconexión obligaba a tener una mente bien formada en electrónica. Y la suya lo era. Su más que llamativo y mastodóntico montaje de teclados tiene mucho que ver con ese amor al espectáculo por sí mismo tan presente en EEUU.
Con LEO obtuvo popularidad y apariciones en diversas televisiones de la época. Sin embargo se ganó el rechazo de la 'Musicians Union', que intentó impedir que pudiera subirse a los escenarios. Un miedo hacia el arrinconamiento del músico humano desplazado por las máquinas, que ya se apuntaba entonces, aún lejanos los tiempos de las librerías ultrarealistas y la aplicación de la llamad inteligencia artificial.
Mantuvo una extensa relación con Ikutaro Kakehashi. El que fuera tantísimos y tan cruciales años presidente de Roland, hasta hacer de ella el gigante que hoy conocemos, tomó buena nota de las ideas de Don Lewis. Hay abundantes documentos gráficos que atestiguan su buena relación, e incluso se cita a Don como co-autor de la TR-808. Realmente la colaboración venía ya de antes. Según se dice, provendrían de Don, entre otras, las ideas para lograr la sincronización entre varios instrumentos a un mismo tempo.
Su amistad se mantuvo en el tiempo y siguieron encontrándose hasta una avanzada edad, como atestigua esta imagen de 2015, dos años antes de la muerte de Ikutaro, en la que se les ve compartiendo café y charla.
Sólo dos ejemplos de un papel relevante, aunque quizá no tan conocido como el de otros, en el devenir de los instrumentos electrónicos. Y como prueba de esa relevancia, cabe traer a la memoria la película documental sobre su vida 'The Ballad of Don Lewis: the untold story of a synthesizer pioneer', presentada en mayo de 2020.
Valgan estas líneas para recordar su figura a los pocos días de su fallecimiento el pasado 6 de noviembre de 2022.