¿La era de los pequeños estudios?
Una por lo menos polémica nota publicada por L.A. Times cuenta que al menos la mitad de los estudios de grabación en Los Angeles han cerrado o fueron vendidos para uso privado, aunque, aclara, este dato no responde a ningún tipo de sondeo oficial, sino que se desprende del "consenso existente entre expertos de la industria".
El periódico cita como una de las razones principales para que se dé este fenómeno a la popularización de los distintos softwares de grabación y producción musical, que permiten por un coste relativamente bajo el realizar tareas que antes eran propiedad exclusiva de los grandes estudios, como la grabación multipistas.
Tom McCauley, ingeniero de grabación consultado para la realización de la nota, confesó que antes "solías cablear todo hacia una gran consola. Ahora todo se hace directamente con una computadora. Y editar música usando una cinta no era fácil, ahora sólo es cuestión de pinchar con el ratón, y arrastrar por la pantalla".
El periódico afirma que, mientras que las ventas de discos disminuyeron, la venta de software y otro equipamiento para ordenadores relacionado con la música aumentó de u$s 140 millones en 1999 a casi 500 millones en 2008, de acuerdo con NAMM.
"De alguna manera estamos cerrando el círculo", apunta Maureen Droney, Director del Ala de Productores e Ingenieros de la Academia de Grabación. "Hemos vuelto a ser pequeños y emprendedores. La gente todavía busca estudios comerciales cuando tienen algo para ofrecer que no puede resolverse en casa. Pero, a fin de cuentas, el negocio de los estudios comenzó con gente manejando pequeños estudios, casi siempre en una habitación de su casa o en el garage".
Como sea, la nota concluye en parte afirmando que aún queda lugar para los grandes estudios, especialmente en lo que respecta a la calidad. Como afirma McCauley, "la consistencia en términos de calidad en los equipos o la afinación o la acústica que los viejos estudios comerciales ofrecen simplemente no está presente en los estudios caseros".
La nota completa de LA Times en este enlace.