Glenn Gould vuelve a tocar con las manos de la inteligencia artificial
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Glenn Gould, uno de los pianistas más nombrados, murió en 1982. Su amplio legado de grabaciones ha permitido a Yamaha aplicar técnicas de inteligencia artificial para caracterizar su estilo y trasladarlo sobre piezas que no dejó registradas, tanto en piano solo como acompañado. La elección de alguien como Glenn Gould para el proyecto no es casual. Además de ser un intérprete de gran tirón mediático, siempre estuvo atento a las posibilidades de las técnicas de grabación, los sistemas digitales, y el replanteamiento que el contexto actual marca en la relación entre intérprete y audiencia. Significativo también el apoyo de la fundación que lleva su nombre hacia esta iniciativa bautizada como 'Dear Glenn'.
En un concierto celebrado durante el Ars Electronica Festival en Austria el pasado septiembre, un piano sin pianista permitía al espíritu de Glenn Gould 'sentarse' para interpretar varias piezas. El vídeo de aquel acto da fe de los resultados, que contaron con el aplauso generalizado de los asistentes. Se interpretaron a través de un Yamaha Disklavier piezas a piano solo que Glenn Gould no llegó a tocar nunca, y también se reunió sobre el escenario a este 'Dear Glenn' artificial con intérpretes de carne y hueso de hoy, en dúo y en trío.
La creación de este sistema parte de alimentarlo con los datos derivados de más de 100 horas de ejecución por parte de Glenn Gould. Extrayendo información sobre su forma de interpretar, articular y frasear a partir de grabaciones y relacionándola con las propias partituras, el sistema ha derivado reglas que aplica posteriormente a la ejecución de cualquier nueva partitura no presente en el conjunto de entrenamiento. Esta propuesta que Yamaha ha llevado al festival es ejemplo de una de las líneas de éxito por parte de las técnicas IA, como es la del afloramiento de rasgos estilísticos y su imposición sobre nuevo material. La propia Yamaha ha presentado en otras ocasiones proyectos parecidos, como cuando en el año 2016 hizo renacer a Sviatoslav Richter para que tocara junto a la Filarmónica de Berlín. Completando la información obtenida de los análisis de esas 100 horas, también se analizaron interpretaciones 'en estilo Glenn Gould' por parte de varios pianistas, para poder contar con información muy precisa a través de los detectores de pulsación presentes en pianos Disklavier.
No menos llamativa, y también basada en técnicas AI, es la posibilidad de 'Dear Glenn' para tocar en conjunto. En el concierto se interpretaron piezas a dos pianos con Francesco Tristano, y también en trio con violín y flauta. Esa interpretación conjunta se hace posible por la tecnología Music Ensemble de Yamaha, un desarrollo también de tipo AI centrado en 'ver' (con cámara) y 'escuchar' (con micrófonos) para poder seguir la interpretación de una partitura por parte de instrumentistas humanos y así guiar a otros intérpretes automáticos. El objetivo es garantizar una interacción propia de una interpretación conjunta y no un simple seguimiento de algo pregrabado por parte de los intérpretes humanos. El objetivo es que, lejos de esclavizarse a la máquina, los intérpretes guíen al músico artificial y reaccionen unos y otros a lo que los demás producen en esa interacción que caracteriza a las situaciones en vivo. Una interacción a día de hoy todavía condicionada por una reacción ligeramente lenta, como si hubiera una pequeña latencia, por parte del sistema de análisis en tiempo real.
Soy de los que no sienten especial fascinación en sí misma por la etiqueta 'inteligencia artificial' y su abuso. Digamos que sí, hay magia, pero como todas las magias, con truco. Conociendo algo de sus bases, en la mayoría de las ocasiones se trata de sistemas de clasificación y aprendizaje automáticos, casi siempre dependientes además de que la información que se les brinde esté ya predigerida y cuente con un cierto análisis de partida. Las supuestas 'creatividades' automáticas son al final conjuntos de reglas heurísticas o de otro tipo que alguien ha definido y que por tanto aportan la inteligencia de la que se presume. Pero si el resultado es abrir posibilidades para una mayor integración e interacción entre la interpretación humana y la generada con asistencia automática, bienvenido sea. Hablen de 'inteligencia' artificial para que sea más atractiva, o la llamen como la llamen.
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