Orb Composer, inteligencia artificial para compositores
Orb Composer de Hexachords presume de ser "la inteligencia artificial para composición musical más potente jamás creada", capaz de "traducir ideas, intenciones y emociones en acordes, elecciones de instrumentos, melodías, dinámicas, notas y más".
Se presenta como una fábrica de ideas musicales a la que acudir en busca de inspiración. Una de sus aplicaciones expresas es la optimización del tiempo cuando trabajamos con plazos muy reducidos: por ejemplo, cuando levantas el teléfono y te encargan un pasaje musical para un trailer en cuestión de horas o pocos días.
Partiendo de una serie de parámetros que ajustaremos a modo de guía, Orb Composer puede generar una composición completa. Funciona por tanto como un asistente que transforma unas ideas generales en un resultado musical terminado o casi terminado. Además, los cambios que vayas realizando a ese nivel general de estructura producirán cambios a tiempo real en la composición final.
Por ahora no hay vídeos del software en marcha, así que aparte de estas promesas, no hemos podido ver cómo funciona. Para salir de dudas nos hemos puesto en contacto con Richard Portelli, CEO de Hexaworks y padre de toda la idea. Nos ha explicado que esa ausencia se explica porque precisamente ahora están integrando la interfaz gráfica con el código, pero se espera una demo funcional en el mes de agosto.
Sí hay ejemplos de los resultados musicales del software, como esta banda sonora que acompaña al documental Tunnels de guerre: la Grande évasion, realizada enteramente con Orb Composer:
Hay otras muestras en la web de Hexachords y en su canal de Youtube.
La intervención de la inteligencia artificial en la composición musical abre un interesante debate sobre la autoría. Tanto es así que desde la propia Hexachords se aclara que "cada composición será totalmente tuya, ya que refleja tus intenciones e ideas musicales, y tu personalidad como artista". Además, y ya que Orb Composer exporta en archivos MIDI, los temas serán enteramente modificables a posteriori, para añadir un toque personal.
Paralelamente, surge una inquietante pregunta (ya habitual cuando hablamos de IA): ¿podremos distinguir las creaciones artificiales de las humanas? Y si no es así, ¿cuántos temas compuestos automáticamente en unos minutos colarán como obras maestras, y en qué lugar deja eso el trabajo musical del compositor humano?
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