16 razones por las que tocar en estudio es distinto de tocar en directo
Últimamente recibo muchos e-mails de personas haciendo preguntas sobre cómo convertirse en músico de estudio, y he pensado que este extracto de mi libro “Studio Musician's Handbook” (escrito junto al excepcional bajista y amigo Paul Ill) podría ser apropiado. En él se habla de 16 aspectos en los que tocar en el estudio es diferente a tocar en vivo.
Probablemente tienes mucha experiencia tocando en vivo, pero tocar en el estudio es una experiencia completamente distinta. El proceso mental es diferente, la predisposición es diferente, el enfoque es diferente, y la cadena de mando es diferente. En un esfuerzo por contrastar estas dos experiencias distintas, vayamos de lo más simple a aquellas que, digamos, son más sutiles.
Repertorio - La mayoría de los conciertos en directo rara vez cambian de repertorio sin un ensayo previo. Un músico de sesión tiene que estar preparado para cambiar el material que debe tocar sin previo aviso. No sólo se espera de ellos que lo aprendan sobre la marcha, sino también que se les ocurran las partes apropiadas que ayuden a la canción no sólo a ser lo más memorable posible, sino también a ser accesible y agradable tanto al productor como a los oyentes que potencialmente la integrarán como parte de la banda sonora de sus vidas.
Escrutinio - En el escenario, cualquier cosa que toques desaparece en cuanto terminas de interpretarla. En el estudio, todo lo que tocas está bajo un microscopio y es probable que sea analizado, diseccionado y reorganizado con la noble misión de hacer tu interpretación aún mejor.
Equipo - El equipo que usas en directo no siempre es transferible al estudio. Eliges tu equipo de directo basándote en la versatilidad, durabilidad y resistencia. La única cosa que importa en el estudio es el sonido. Mientras que en un concierto puedes querer usar el mismo instrumento para todo, normalmente resultará aburrido en un contexto de grabación, especialmente si estás grabando múltiples pistas o más de una canción. El estudio requiere un amplio rango de posibilidades sónicas, así que será necesario que traigas diferentes amplificadores, guitarras y pedales.
Liderazgo - En un concierto tienes un director musical que anuncia qué canción viene, da la entrada, posiblemente dirige los solos y finaliza las canciones. En el estudio, se responde a una jerarquía que consiste en el productor, el artista y el ingeniero (en términos de sonido). El productor es quien tiene la última palabra y la autoridad definitiva sobre lo que tú tocas.
Detalles - En el estudio, las pequeñas cosas cuentan. Todo lo que toques puede resultar crítico, de modo que los pequeños detalles pueden ser tan importantes como el núcleo de lo que estás tocando. Cuando tocas en directo, frecuentemente los detalles se pierden con el viento, eclipsados por los volúmenes del escenario, la acústica y la atención de los intérpretes y el público. En el estudio, todo lo que tocas es cuidadosamente observado, y eso es mucha presión para algunos intérpretes. En el estudio tienes que ser fantástico cada vez y en cada toma.
La sensación “en vivo” versus la sensación “en estudio” - Los intérpretes versados en ambos idiomas tienen a exhibir más finura y moderación en el estudio, y se sueltan de una manera diferente. El estudio requiere que un músico toque adaptándose a una serie de variables creadas por la cadena de audio tras el instrumento y las necesidades de la sesión.
Etiqueta - Puedes comportarte como un imbécil en un concierto en directo, ya que los otros músicos te aguantarán (hasta cierto punto) siempre y cuando seas bueno en tu interpretación o el público te ame. En el estudio no tanto. Si haces a alguien sentirse mínimamente incómodo, es probable que no te vuelva a llamar.
Es un trabajo duro - No es que tocar o cantar en un concierto de 4 o 5 horas sea tarea fácil, pero tocas canciones diferentes, y obtienes el feedback del público. En el estudio, el único calor que recibes es el del productor, artista o quizás el ingeniero, y el 99% de las veces están analizando cómo podrías tocar mejor una parte en lugar de cantarte las alabanzas. Y el nivel de concentración está unos cuantos niveles por encima. En un concierto puedes deleitarte con la música, casi perdiéndote por completo en ella. En el estudio, cada nota cuenta y requiere de tu máximo nivel de atención.
Preparación - Los conciertos casi siempre requieren ensayo. La mayoría de sesiones de grabación tienen lugar con muy poca, o ninguna, preparación. Como resultado, un músico de sesión tiene que ser altamente adaptable y ser capaz de aprender música sobre la marcha.
Enfoque - ¡A los músicos de estudio se les puede pedir que cambien el enfoque a mitad de una toma! Eso no ocurriría en una interpretación en directo.
Adaptación al ritmo de la sesión - Es fácil que en una sesión, los músicos de estudio oigan “nos gusta lo que estás haciendo, pero no nos gusta el sonido. Vamos a cambiar algunas cosas por aquí”. Rara vez, si es que llega a ocurrir, se para un concierto a mitada pra cambiar aspectos sonoros, pero en los contextos de producción/ingeniería de sonido sí que es común que en el otro lado del cristal se paren las cosas y se diga “lo estás haciendo bien, pero tenemos que arreglar un par de cosas”. Un músico de sesión necesita estar preparado para moverse al ritmo que determine el contexto. Las cosas pueden cambiar sin previo aviso, de ir a una velocidad vertiginosa a una meticulosidad que exija grandes períodos de tiempo.
Creación versus interpretación - Normalmente se espera de los músicos de directo que sean capaces de recrear un repertorio pre-existente, mientras que los músicos de estudio son los que loc rean.
El conjunto de habilidades requeridas - Para los guitarristas rítmicos, se requiere un nivel de afabetización musical totalmente diferente. No sólo se necesita que lean bien a vista, sino que los músicos de sesion de mayor reputación son capaces de acceder a una gran variedad de estilos y sentimiento en un instante. También se necesita un buen par de oídos y gusto musical apra escalar en la jerarquía de los músicos de sesión.
Artista versus “entertainer” - Los músicos de directo entretienen, mientras que los de estudio crean el entretenimiento. Es como la diferencia entre ir a ver actores en el teatro o en el cine. Ambos logran el mismo fin, pero el teatro cambia de una interpretación a otra, mientras que la película de cine es un documento pensado para superar la prueba del tiempo y exposiciones reiteradas.
Variables de sala y situaciones de estudio - Las interpretaciones suelen presentar siempre las mismas circunstancias para los músicos. Sus instrumentos, colaboradores y setlists normalmente no variarán mucho, o no lo harán sin el aviso adecuado. En el estudio no funciona así. Exceptuando las grandes bandas de estudio de los ‘60 y ‘70, los músicos de estudio están acostumbrados a ver caras nuevas constantemente, a tocar casi siempre nuevas canciones, y aunque el espacio donde trabajan cambia, no lo hace del mismo modo que las salas de directo. El músico de sesión aprende a esperar el cambio en cualquier momento, ya que la canción puede transformarse y se le puede pedir que toque otra parte distinta u otro instrumento.
La manada y el lobo solitario - La mayoría de interpretaciones en directo requieren un grupo y un equipo de personas considerable, a menos que seas un DJ o un cantautor. Los músicos de sesión normalmente coinciden en el estudio, llegando por su cuenta, por lo que existe un tipo diferente de camaradería a la de “¡estamos todos juntos en este autobús!”, propia del trabajo en directo. Los músicos de estudio son independientes y pueden trabajar con personas muy diferentes cada vez que tocan música, algo no tan usual para el resto de los músicos.