AFIAL, una feria que sonará fuerte
La feria AFIAL cerró las puertas de su octava edición ayer 1 de marzo. La presentación de la PM7 de Yamaha ha sido uno de los hitos para un evento que, sin embargo, no puede ni debe basarse en la simple presentación de productos. También hemos visto y escuchado, por primera vez, las Vera 20 de la alemana TW-Audio; quizá habremos entendido algo de la solución Soundscape de d&b, o trasteado la última adición al ya extenso catálogo de consolas digitales de Allen & Heath, o la enésima —aunque aún no perfecta— configuración para la Waves LV1, tanto en software como en hardware. Pero, insisto, AFIAL no es sólo una feria de muestras, sino que en realidad es algo mucho más grande, o creo que así debería serlo.
La comunidad de los técnicos de sonido necesita de esta AFIAL. De este punto de encuentro donde distribuidoras, empresas y técnicos en activo se encuentran, a veces a espaldas de los productos mostrados, para charlar y afianzar relaciones necesarias que permitan mantener bien el frágil equilibrio y tensión que nos engloba a todos en nuestro día a día. AFIAL tiene lugar cuando las otras ya han retirado su apuesta, por lo que es fácil —como así ha sido— encontrarte responsables directos de las marcas con ganas de charlar y conocer nuestras opiniones para mejorar todavía más sus productos. Toma de contacto, saludos necesarios, charlas a veces repetidas por enésima vez, aprovechar que quieres probar el botón de una consola que conoces de sobra para saber qué opina el distribuidor de sus representadas. Ver cómo las empresas de alquiler rondan estand por estand afirmando sus mismas intenciones una y otra vez, pero en realidad lo que hacen es criticarse los unos a los otros sin más ánimo que intentar saber si por fin compraron o no ese array, que si es que sí, yo quiero dos.
AFIAL no será donde EAW muestre por primera vez su portentoso ANNA, presente tanto en las demostraciones exteriores como en el extenso estand de Zentralmedia. Pero sí donde podíamos ver un despiece de una de esas magníficas cajas, y si acercabas la oreja, quizá entenderías algo de lo que Pepe Ferrer decía sobre su futurista tecnología. A su lado una L200 de SSL que, a su vez, escondía a su hermana mayor: la bien conocida L500, que sigue emocionando a quien se acerca a ella. En realidad, andabas un pasillo y tropezabas con las Solid, pasando por las también bien conocidas X32 y M32 de Midas (ya veis que a veces novedad poca), cruzabas miradas de odio y amor con una PM10 estratégicamente colocada para que, al fondo, vieras su hermana menor, esta sí una auténtica novedad, de igual altura y casi prestaciones, pero más atractiva en precio. Y luego, una discreta pero firme Avid S6L, en su configuración de 24 canales, cargada con su más reciente actualización de software. Detrás, un arsenal impresionante de DPAs. Y eso sólo en un pasillo. A izquierda, la LV1 de Waves, a la derecha las de Allen & Heath (tendremos que hablar de ellas, claro que sí). Y así, hasta que te canses.
Una nueva disposición de los dos pabellones por parte de la organización daba merecido protagonismo al satélite, donde encontrábamos distribuidores que aunque con menos entidad económica, no han dejado de sorprender. En realidad, entraras o salieras te encontrabas con las TW-Audio, discretas pero efectivas en resultados, para tropezarte con d&b, DAS y terminar (o empezar) con la vuelta a nuestras tierras del magnífico y efectivo catálogo de Clair Brothers. No verlos era imposible, porque en un momento u otro recorrías estos pasillos por enésima vez sólo para poder ir a las esperadas demostraciones de PA exteriores.
Este enorme layher estaba situado en una de las fachadas del Palacio de Cristal, orientado hacia el infinito. A diferencia de la edición anterior, esta vez veías colgadas PA en L y R (estéreo). Pero supongo que por esa necesidad de querer democratizar hasta la saciedad este espacio, en realidad más que un L y R lo que teníamos era un doble mono. Creo que esta demostración en directo de PAs es innecesaria por su ineficacia: la nieve, la lluvia e incluso el viento han impedido que algunas sesiones tuvieran lugar, y las que sí se hicieron fueron todo un reto para los participantes. Algunos bromeaban que, con tanto viento, habíamos dado con la solución de la dispersión de 360º de punto único.
9 minutos son los que cada participante puede utilizar para “demostrar” las virtudes y vicisitudes de su producto a la gente. Amén de una limitación en SPL, cada uno podía realizar lo que quisiera, pero inclemencias meteorológicas de lado, estas demostraciones suelen servir justamente para lo contrario que pretenden: verificar que, como esperabas, esa caja, ese modelo o incluso esa marca siguen sonando mal (lo que indicaba, por lo general, que orientabas la finalidad de ese sistema erróneamente). Creo, personalmente, que son recursos perdidos. Lo que necesitan los compradores en realidad ya lo tienen: los distribuidores y marcas a sus pies para demos personales, más precisas y más reales.
AFIAL sonará fuerte en su siguiente edición, en 2020. Claro que sí. Si se potencia este carácter más social que simplemente comercial. Si se recuperan los talleres, los pequeños cursos (que antes se realizaban en las salas anexas pero que este año han desaparecido misteriosamente). Si abre las puertas a colectivos asociativos o profesionales, para generar discusión, debates, conocimiento (¿dónde estaba, por ejemplo, AES España?). Si se configura como una feria donde se genera, debate y mejora un sector que, además, vuelve a estar en alza. Potenciemos AFIAL.