Azul y Negro
José Antonio Álvarez y Carlos Vaso
Azul y Negro se cuenta entre los grandes pioneros del technopop en España. ¿Cómo conseguisteis arrancar con un estilo innovador en la España de entonces? ¿Quién apostó por vosotros y quién no?
En 1981, fuimos capturados por esos sonidos electrónicos procedentes de sintetizadores que lograban que el pop sonara diferente. Enseguida compramos algunas de esas máquinas y empezamos a experimentar. Descubrimos todo un mundo de posibilidades y a base de mucho esfuerzo logramos dar forma a nuestro propio estilo musical.
Es evidente que era algo totalmente innovador en España y no todas las discográficas estaban dispuestas a apostar por ello, pero tuvimos la suerte de que Polygram creyera en el proyecto y nos permitió grabar un single... Aquel “sencillo” No Controlo Nada / La Torre De Madrid se convirtió muy pronto en nuestro primer álbum, La Edad De Los Colores.
Desde aquel momento, iniciamos una carrera meteórica hacia el éxito con un bagaje de 11 álbumes, tres temas oficiales para La Vuelta Ciclista A España, más de 600.000 discos vendidos, cinco semanas número uno en Los 40 Principales, sintonías en diversos programas de TV y otros hitos que forman parte de la historia de la música electrónica nacional.
En 2003 se cumplirán 22 años desde que vio la luz el primer disco de Azul Y Negro. Desde esa perspectiva tan amplia, ¿qué resumen hacéis de la evolución musical en estos años, y qué pasará en el futuro?
A grandes rasgos, en la década de los 80, el culto por la innovación estaba presente en todos los grupos de pop y nos encantaba experimentar con todos los instrumentos electrónicos que iban surgiendo: sintes, cajas de ritmo, secuenciadores... Es cierto que unos lo hacíamos más que otros, pero obedecía a una tónica general.
En los 90, ese culto empezó a cambiar y se produjo una escisión en el panorama musical que ha durado hasta nuestros días: Por un lado tenemos la música acústica, apoyada por las multinacionales, con la irrupción del espíritu “latino”, los cantautores, los cantantes melódicos y todo lo “aflamencado”. En el otro extremo están todas las variantes de música electrónica con etiqueta dance y dirigidas por DJs. En medio de estos dos bloques antagónicos e irreconciliables hay una tierra de nadie en donde nos movemos nosotros: somos una serie de artistas (pocos) que reivindicamos el espíritu pop para la música electrónica, el culto a la melodía, a los arreglos profundos, sin renunciar a la incorporación de la innovación tecnológica para impulsar nuestra música.
No sabemos cómo será el futuro, todo en la industria discográfica parece bastante oscuro, pero más nos vale ser optimistas y apostar para que las cosas vuelvan a su cauce y se recupere el ímpetu creativo que caracterizó a las décadas de los años 70 y 80. Hoy vemos mucho músico que hace de la mediocridad su modus vivendi...
Como curiosidad, en el haber de Azul Y Negro hay nada menos que cinco sintonías de vueltas ciclistas entre 1982 y 1993... ¿responde esto a alguna razón en particular? También tenéis jingles y sintonías de programas deportivos...
El éxito de Me Estoy Volviendo Loco como sintonía de La Vuelta 82 fue tan rotundo, tan arrollador y repetido al año siguiente con No Tengo Tiempo / Con Los Dedos De Una Mano (1983) que, de alguna forma, marcó un hito, un precedente, un antes y un después. Después de todo, parecía que nuestra música encajaba a la perfección con la cadencia de pedaleo de los ciclistas. La Volta A Cataluña 85 –con el tema Funky Punky Girl como sintonía–, la Vuelta de Valencia 86 (con Vuelva Vd. Mañana) y de nuevo, La Vuelta A España 93 amenizada por Two Pa`Ka, incrementaron nuestra popularidad.
Nadie pudo imaginarse ese éxito en un principio. De hecho, sorprendió a todos: a la compañía, que no tenía discos en las tiendas, al productor, a nosotros mismos... Todo se fue precipitando a medida que aquel ritmo machacón y repetitivo entraba en todos los hogares a través de la pequeña pantalla –con una oferta de canales y contenidos reducida al mínimo– y aquellos temas se convirtieron en auténticos himnos populares, hasta el punto de ser recordados como un elemento más del ciclismo español.
Otros momentos gloriosos de nuestra música están en programas como En Busca Del Tesoro, Los Sabios, incluso el Telediario argentino eligió The Night como sintonía para su cabecera. Fueron tiempos magníficos.
Una pregunta para ti, Carlos, a cuento de tus columnas sobre derechos, royalties y demás en Future Music: la situación de la industria discográfica es difícil actualmente; ¿qué ha cambiado desde los tiempos de Azul Y Negro? ¿Qué opinión os merece todo lo que está pasando? ¿Y qué soluciones veis?
Básicamente, los contratos discográficos que hoy firman los artistas son muy parecidos a los de entonces, incluso en ciertos aspectos son más beneficiosos para ellos. Lo que ha cambiado drásticamente es la situación de la industria discográfica en general. Todo el mundo sabe que la piratería –tanto en la calle como a través de la Red– acabará, tarde o temprano, con los formatos estándar tipo CD o DVD que la gente compra (¿compraba?) en las tiendas.
Como consecuencia, las compañías discográficas, las editoriales y las sociedades de gestión de derechos van a tener que cambiar su forma de trabajo, tomando posiciones inteligentes, populares y pluralistas frente a los inminentes cambios que se avecinan. Es la ley que impone la calle, entendiéndose por ésta el “top-manta” y la libertad para operar en Internet. Es un momento muy delicado donde todavía no se sabe bien por donde tirar, pero lo que parece claro es que el negocio de la música, tal como estaba estructurado, tiene los días contados.
- LA MÚSICA DE AZUL Y NEGRO Y SUS MEDIOS
En el nuevo Azul Y Negro parecéis ocupar dos papeles claros: Carlos es el compositor, y José Antonio el "hombre tecnológico", ocupado con las máquinas, el software, vídeos... ¿Os repartís siempre las tareas o compartís el trabajo, ya sea componiendo o produciendo juntos?
Yo, como músico en activo desde hace tantos años, me encargo principalmente de la composición, instrumentación y grabación de los temas. José Antonio es ingeniero de telecomunicaciones especializado en sonido e imagen, y se ocupa del diseño de sonidos y efectos sobre los sintes y los procesadores de señal, de la ingeniería surround, y de todos los temas relacionados con vídeo y prensa –videoclips, reportajes gráficos, fotografía digital, tecnología web y streaming, comunicación con medios...–.
La experiencia en esta nueva etapa de Azul Y Negro nos ha demostrado que formamos un equipo ideal porque aparte de la gran amistad que nos une, cada cual conoce a la perfección su trabajo, nos respetamos y no hay cruces de competencias.
Vuestros últimos temas mantienen un claro sabor ochentero, auténtico technopop de la buena escuela, pero con un sonido muy renovado; ¿qué papel puede jugar este nuevo estilo en la escena electrónica actual? ¿Qué queréis aportar?¡
Nuestro sonido es claramente electrónico pero sin renunciar a los instrumentos tradicionales del pop, como guitarras eléctricas, bajos, baterías, pianos y otros. Procuramos asimilar todos los adelantos tecnológicos para incorporarlos a nuestra música, que es marcadamente pop, y esto hoy no es muy habitual... Esta simbiosis nos proporciona inmensas posibilidades creativas.
Vemos un problema en la escena electrónica actual: hay un predominio absoluto de gente que, en su mayoría, no posee conocimientos musicales. No nos malinterpretes, pues nos parece estupendo que cualquiera pueda introducirse en la creación musical, pero también es cierto que la escena está repleta de usuarios informáticos que se ponen a hacer música –en yuxtaposición directa al menor número de músicos que emplean las herramientas informáticas– y DJs que producen pistas dance basándose en secuenciadores de resultados rápidos, como SF Acid, Ableton Live! o el nuevo Apple Soundtrack. La música con mayúsculas sólo nace tras años de práctica, templanza y experiencia, sin menospreciar con nuestras palabras algunos temas e ideas magistrales que también surgen incluso en el panorama dance.
Por otro lado, en el ámbito comercial, parece como si ahora los artistas y músicos huyesen de los sonidos electrónicos, empeñándose en no utilizarlos bajo ningún concepto como defensa de la típica formación de guitarra, bajo y batería. Así las cosas, nosotros intentamos reconciliar ambos extremos y ofrecer con nuestra creatividad un mundo musical nuevo, repleto de posibilidades, ambientes, texturas y densos arreglos entre los que movemos nuestras melodías, ésa es nuestra receta.
Han tenido que hacerse un sitio entre toda esa cacharrería para la foto...
Parecéis estar en vena creadora; ¿para cuando el nuevo disco? Nos hemos enterado de que estáis desarrollándolo con las últimas tecnologías, y quizás en surround 5.1... ¿Qué tenéis entre manos?
Bueno, pues te lo contamos. Nuestro nuevo álbum ya está en las tiendas, así como disponible on-line en nuestra web. ISS –Incursión Sonora Surround– ha sido editado en dos versiones: surround 5.1 DTS y estéreo tradicional.
Se trata de una propuesta completamente innovadora; de hecho somos la primera formación nacional que ofrece un CD surround 5.1 nativo, es decir que lo hemos concebido en un entorno multicanal y está producido expresamente para ofrecer al oyente una profunda experiencia de audio envolvente.
La mezcla surround soporta amplias panoramizaciones que te sumergen en un campo de gran expansión frente a la reducida imagen estéreo. Es como comparar el hoyo de golf de juguete que usa un ejecutivo en su despacho con el lujoso recorrido de 18 hoyos de Augusta... Y no, nunca hemos jugado al golf.
La tecnología de audio multicanal nos ofrece un entorno inmensamente creativo, con un derroche de posibilidades para hacer lo que deseamos con las pistas, moviéndolas a nuestro alrededor, simulando que escapan y vuelven para controlar la progresión del tema. Gracias al surround 5.1, los sintes y los instrumentos procesados adquieren una tercera dimensión, vida , movimiento...
Con el lanzamiento de ISS, volvemos a recobrar la bandera de innovadores: y es que, seguramente, muchos no sabrán que Azul Y Negro fue el primer grupo español en editar un CD (Suspense, en 1985). Quizá es un buen augurio que el nuevo álbum ve la luz con el apoyo institucional de Apple Computer y Creative Labs, además de la certificación extendida por Digital Theater Systems (DTS).
En nuestro sitio web, [ www.azulynegro.com ], podéis descargar el single Danza Con La Luna. Y como la ocasión lo merece, incluso tenemos dos versiones de diferentes calidades codificadas en WMA multicanal, junto a los tradicionales archivos MP3 para escucha.
¿Qué grupos y artistas actuales os gustan y os han influenciado?
Si por artistas actuales te refieres a nombres que se han dado a conocer en los últimos años, debo decir que pocos son los que nos hayan podido influir. Nos gusta mucho la discografía de Koxbox (ahora PsykoPod) y Brian Transeau (BT), por su extraordinaria concepción, manejo y explotación de la tecnología. Ciertas parcelas, como todo lo relacionado con goa y psy-trance, nos han dado a conocer gente que investiga en otro nivel de vanguardia. Tarsis, Infected Mushroom y Cosmosis son buenos exponentes de ello, aunque nosotros nos sentimos creativamente más cerca de caras consagradas, como Depeche Mode o Peter Gabriel. De todos modos, escuchamos de todo, porque siempre hay cosas listas para ser descubiertas.
Carlos, ¿qué anécdotas recuerdas de los primeros años que pasaste en los estudios de grabación? ¿Qué técnicas y aparatos de hoy te llaman más la atención?
Grabar un disco en los 80 era algo de mucha responsabilidad. Los estudios eran carísimos y las técnicas muy rudimentarias, ya que se grababa en grandes multipistas de cinta de 24”. El ensayo previo era muy importante para no perder demasiado tiempo en el estudio y tenías que ser bueno en tu instrumento para que, en dos o tres tomas, consiguieras la pista perfecta. Máxime en mi caso, que trabajé algunos años como guitarrista de sesión junto a Luis Cobos. En su estudio grabamos el primer LP de Mecano, los dos primeros álbumes de Tino Casal, temas de Antonio Flores, Rubí, Kevin Ayers, Cinemaspop, Nino Bravo, etc... Podría contarte demasiadas anécdotas de toda aquella gente y las situaciones creadas, pero es largo de relatar.
La técnica de estudio que más me llamaba la atención era la edición del audio grabado. Sin ordenadores ni sistemas digitales por medio, el copy-paste sobre el audio era físico: se hacía cortando cinta en trozos para unirlos de nuevo y así arreglar defectos o componer un maxi. Era un trabajo preciso, casi de sastrería, y te puedes imaginar que su mérito era muy reconocido. Una gran diferencia con la situación actual, en donde Logic o Cubase han conseguido liberarnos de aquellas técnicas, gratificándonos con tiempo extra para dedicarnos a otras cosas.
Se nota que estáis orgullosos de los aparatos que usáis en vuestros discos; ¿con qué equipos os quedáis entre la larga lista de sintes y máquinas de vuestro estudio?
En nuestro último disco podéis escuchar un montón de máquinas nuevas y modelos de guitarras que hemos incorporado a nuestra colección. Hay otros sintes que, sin ser una novedad, sí lo son para nosotros ahora que ya hemos investigado en sus posibilidades. Nuestra técnica de producción ha variado ligeramente, ya que ahora no conservamos toda la secuenciación MIDI durante la creación de un tema; de hecho, recurrimos a volcar el audio en cuanto es posible, y en esta faceta, nuestro PowerMac G4 Dual con Emagic Logic 6 es vital. Esta aproximación nos permite abordar con más naturalidad las mezclas surround y el posterior downmix estéreo, ya que podemos panoramizar desde una etapa muy temprana.
En cuanto a los sintes, contamos con tantos que no podemos decantarnos por uno en particular. Si nos pones entre la espada y la pared, te diría que Waldorf Microwave XT tiene un protagonismo importante en ISS, al igual que los Novation Supernova II y Nova lo tuvieron en Mare Nostrum, nuestro álbum anterior. Pero sería injusto no citar a Access Virus, Clavia NordLead, Korg MS-2000, MS-20 y Wavestation A/D, Walforf Q o toda la armada Roland, los Jupiter 6 y 8 –¡ha vuelto con nosotros!–, MKS-80, SH-101, TR-909, JD-990, JP-8000, los Yamaha AN1x, CS6x, FS1r y CS-30, Oberheim Matrix-1000... ¡Mejor no seguimos!
Con las guitarras ocurre lo mismo. Mi vieja Fender Telecaster está mejor que nunca, pero la nueva Gibson Les Paul Custom llegó justo para lucir en algunos temas. Acabamos de incorporar al set una Gibson SG y una Estratocaster, y no podemos olvidar a la pareja de guitarras Roland sintetizadas, G-700 y G-800.
Pero déjame aclararte que esto no es una exhibición ostentosa de equipo. Una gran colección de sintes y guitarras no tiene sentido si no aprendes a valorar lo mejor de cada modelo, tras haber descubierto sus rasgos identificadores, claro. Cada una de estas máquinas nos ha robado muchas horas para sopesar si merece la pena tenerlas en el estudio. Una vez que decidimos conservarlas, nos asesoramos a fondo, entramos en contacto con usuarios en la Red, programamos muchos patches y organizamos las librerías con Emagic SoundDiver. Esa es la diferencia de invertir dinero, tiempo y esfuerzo en una máquina para aprovecharla, o tenerla ahí, cual figura de porcelana, para impresionar a la gente que visita el estudio.
Y en esa misma línea... ¿podrá el software liquidar a las máquinas definitivamente?
Bueno, es el eterno dilema desde cinco años a esta parte. Es cierto que los adelantos informáticos en potencia de procesado presentan oportunidades crecientes para maravillas de la programación como los estudios autocontenidos, ya sabes, Propellerhead Reason, Cakewalk Project5, Synapse Orion o el tremendo concepto VST de Steinberg. Ciertos instrumentos software –NI Reaktor, ABsynth o Arturia Moog Modular V, por citar algunos– nos han dejado maravillados, y de verdad que su sonido y posibilidades son espectaculares. Pero, desde nuestro punto de vista, las máquinas tendrán cabida en cualquier estudio durante mucho tiempo.
Uno de los grandes problemas actuales de los instrumentos virtuales –sin contar su merma de partes y polifonía, aunque son dos parámetros que mejoran de forma rápida– es la lejanía del interface que ofrecen al músico. Su propia naturaleza virtual, hace que incluso el feedback al tocarlos sea virtual. Y es que la experiencia de interpretar unos acordes con un MemoryMoog o un Jupiter-8, por ejemplo, no puede proporcionártela ningún plug-in. Y no hablamos de sensaciones analógicas ni de rollos puristas de sonido; en el contexto de una mezcla, eso poco importa. Nos referimos a la experiencia con el sonido, con tu música, y en este capítulo las máquinas derrochan generosidad.
Te puedes imaginar que probamos casi todos los instrumentos software que van apareciendo, y aquellos que proponen nuevos sistemas de síntesis, o combinaciones productivas de las arquitecturas establecidas, nos parecen sumamente interesantes. Hablamos de casos como Steinberg Xphraze o RGC Audio z3ta+, pero incluso las emulaciones tipo NI Pro-53 son prácticas cuando no tienes a mano el original (ni posibilidades de conseguirlo).
Sin embargo, nuestra concepción de creación musical no es compatible con un estudio virtual. Usamos tantas partes, capas y acordes de sintes, que necesitaríamos una enorme red movida por algo como System Link para alcanzar una mínima opción que se asemejase a nuestro estudio “real”. Y en tales condiciones habríamos convertido nuestro entorno en un centro de cálculo, ¿no?
Somos de los que piensan que la informática todavía no ha logrado suplantar la velocidad creativa de las máquinas, con su control inmediato sobre el sonido, la posibilidad de interpretación directa, su fiabilidad y el rendimiento. Pero también creemos en la tecnología y sus propuestas innovadoras, y ciertas áreas como los controladores MIDI o las plataformas y módulos DSP, modelarán a buen seguro nuestra concepción en un futuro cercano, o al menos, ampliarán nuestro campo de visión hacia otros campos.
Recientemente, nos sorprendió la tendencia de Roland al ofrecer en sus últimos instrumentos la posibilidad de “bucear” en otras áreas. Ya sabes, esas funciones para integrar audio y vídeo, o interactuar entre ambos mundos. Creemos que esta tendencia es positiva, y los fabricantes de hardware deben esforzarse por innovar para aplacar esa libertad innata que tienen los programadores.
Muchos músicos informáticos, sin darse cuenta de ello, son agentes comerciales de las grandes marcas desarrolladoras de software musical. Me refiero a que ellos venden por doquier la idea de que el software es la panacea sonora, que es todopoderoso. Y no dejan hueco para la simbiosis de ordenadores y máquinas, de hardware y software. Ellos se lo pierden...
Habéis llegado a realizar incluso un videoclip propio del single Come With Me, extraído del anterior álbum. ¿Qué equipo usasteis? ¿Es ésta la próxima revolución, pasar de la producción de discos a la de vídeo sin salir de casa?
La edición de vídeo ha sido uno de nuestros últimos descubrimientos, pero aún nos queda mucho que aprender. En este campo, nuestros medios no son tan avanzados como en lo tocante al audio, pero disfrutamos haciendo vídeo y habrá sorpresas en ese sentido. En concreto, el material base para el videoclip de Come With Me procedía de una sesión grabada en un estudio con fondo de croma. Hicimos varias tomas MiniDV del tema simulando una actuación en directo, las transferimos a disco duro e integramos todo el material junto a los efectos de superposición en Adobe Première. Aprendimos mucho con ese proyecto, empleamos diferentes programas para rotulación y postproducción, incluso herramientas 3D para generar fondos.
En cierto modo, aquella incursión videográfica ya fue nuestra próxima revolución. Pero no hicimos más que dejarnos llevar por la tendencia hacia la convergencia digital que ahora está tan de moda. Y eso sí que nos parece el próximo gran salto, el momento en el que el músico dejará de ser un microartista para convertirse en un multicreador digital que enriquece su obra gracias al ordenador. Ahora ya es posible, y la mejor excusa para hacerlo es el DVD e Internet.
En vuestra web rendís homenaje al Mac 7300 /166 con el que habéis grabasteis Mare Nostrum. Parece obvia la pregunta, pero es una de las clásicas: a día de hoy, en informática musical ¿PC o Mac?
Rendimos homenaje al PowerMac 7300/166 por el número de buenas grabaciones que hicimos con él. Mare Nostrum fue la última, atrás quedaron la trilogía de Carlos Vaso en solitario y otras muchas producciones. Actualmente utilizamos un Mac G4 Dual que es una verdadera fiera. Sí, en su momento optamos por Mac, pero también es cierto que José Antonio vendió su PowerBook para comprarse un portátil Compaq Armada. Sin embargo, la elección es indiferente. En Mac sólo echamos de menos la oferta de shareware musical, más limitada que en el caso de Windows.
- MÁS PERSONAL...
Carlos, tuviste un bajón creativo en la década de los 90, pero saliste airoso y renovado. Estos bajones son comunes a muchos artistas; ¿qué consejo puedes darles para superar las malas rachas?
Cuando se apagó la primera etapa de Azul Y Negro, en 1988, quedé anímicamente muy tocado, pero transcurrido un corto periodo de tiempo, volví a componer, presenté maquetas a discográficas aunque no obtuve resultados. En 1993, volvimos a intentarlo con De Vuelta Al Futuro y volvimos a sonorizar La Vuelta Ciclista, pero el sistema no funcionó.
Las diferencias con mi colega eran demasiado evidentes y finalmente decidimos dejarlo. Del 93 al 96, prácticamente estuve desconectado de la música, hasta que poco a poco fui recuperando de nuevo el ánimo creativo. Compré las primeras máquinas para montar un home studio (Apple Mac 7300, Yamaha ProMix 01) y realicé las primeras grabaciones. Los resultados eran positivos y, lo más reconfortante, con calidad. Así que, en 1998, decidí fundar mi propio sello, Vaso Music, donde ya hemos editado 160 CDs.
De mi experiencia he aprendido que hay que tomarse las cosas como vienen, tienes que aceptar las situaciones pero intentando sacar lo mejor de cada momento. Yo vendí más de medio millón de discos y rocé el cielo. Ahora las cosas son diferentes, con suerte, sólo venderemos unos pocos miles, y tampoco hacemos grandes directos, como los de antes, por falta de promotores. Pero eso no me lleva a la depresión. Disfruto mis momentos con lo poco o mucho que tengo, y sobre todo, trabajo duro cada día con la ilusión de poder cambiar las cosas para que todo vaya mejor.
Ambos estáis casados y tenéis hijos. ¿Esto ha cambiado vuestra experiencia personal como artistas? ¿Cómo se plasma la madurez en la música ?
Yo me casé muy joven, con 24 años, y prácticamente toda mi vida artística la he pasado con cuatro hijos a mi cargo. El niño de José Antonio nació un año después del relanzamiento de Azul Y Negro, así que tampoco creo que él pueda explicar las diferencias.
Es obvio que los hijos te condicionan bastante y te restan mucho tiempo para otras ocupaciones. En mi caso, fue ventajoso que mi mujer pudiera atenderlos todo el tiempo, así que desarrollé mi carrera artística casi sin enterarme. Por su parte, José Antonio le ponía Orbital y Kraftwerk a su bebé en lugar de otras canciones de cuna; imagínate, Chime y Radioactivity en lugar de una nana...
La madurez es producto de la experiencia y eso extrapolado a la música es siempre bueno si lo que creas lo haces de corazón y no por intereses esporádicos. Te aseguro que nuestra música tiene una calidad intrínseca que se asienta sobre muchos años de práctica, grabando y recogiendo enormes experiencias. Pero incluso eso no basta si la música no procede de tu interior.
En este negocio que combina música, moda y juventud, es triste que a veces oigas reproches del tipo “¡vosotros estáis pasados! ¿Qué hacéis aquí?”. Me dan pena, así van las cosas en esta España de cultura “triunfera”. ¿Acaso el arte tiene edad?
José Antonio, ¿cómo compaginas tu labor al frente de FM/CM con ser parte de Azul Y Negro? ¿No te vuelven loco todos esos aparatos que publicas cada mes? Muchos tendrían una pájara creativa en esa situación...
La propuesta de Carlos para sumarme a la nueva etapa de Azul Y Negro supuso uno de mis momentos más felices. Supongo que te refieres a la distribución de tiempos, y lamentablemente, dirigir las dos revistas consume toda mi agenda. Así que no me queda más remedio que robar horas a Morfeo, pasando noches en el estudio y frente al ordenador. Azul Y Negro es una “deformación profesional” de mi trabajo en FM y CM, en el sentido de que me permite entender, en primera persona, la mecánica, las necesidades y los problemas a los que se enfrentan muchos de los lectores embarcados en la industria musical.
Probar máquinas y software para escribir impresiones objetivas no es fácil, ya lo sabéis en hispasonic. La tentación de enamorarte de un equipo siempre está ahí, sólo tú decides si sucumbes ante él. Por supuesto, he acabado comprando muchos aparatos tras probarlos, pero paradójicamente, lo más difícil es mantener un nivel justo de pasión ante cualquier nuevo equipo cuando estás cubierto por la sombra de la rutina. El mundo editorial es estresante y puedes acabar ofuscado por el ritmo imparable de los fabricantes. Entiendo que la misma dedicación requería la reciente prueba de Hartmann Neuron de FM78, por ejemplo, que la de Roland JP-8000, hace ya casi siete años, en FM2. Así que muchas veces debes dejar tus gustos a un lado, sobre todo cuando estás en un mundo que crea adeptos tan exigentes a la par que lectores apasionados.
Ahora bien, debo ser sincero y decirte que Carlos y yo disfrutamos de la música electrónica al máximo gracias a Future Music y Computer Music. Tenemos un contacto directo con fabricantes y distribuidores, estamos al filo de las tendencias y podemos vivir cada nueva expresión tecnológica incluso antes de su lanzamiento comercial. Desde luego, todo esto es palpable en la música de Azul Y Negro y alimenta nuestro carácter vanguardista.
¿Algún mensaje final para los hispasónicos y para vuestros fans?
La situación actual de la industria musical es nefasta. Pero no por eso, tu ritmo creativo ha de verse aminorado. Nuestro consejo es que debes innovar, mirar hacia el día siguiente haciendo música hoy. Y si creas música para tu disfrute personal, comparte ideas, experiencias y críticas constructivas desde una posición de acción.
Nuestros seguidores ya saben que desde [ www.azulynegro.com ] les dispensamos atención dedicada, además de un trato personal y entregado. Es un privilegio poder contactar con toda esa gente que permanece a nuestro lado en cada compás del ritmo que mueve nuestras vidas...
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· [ Azul y Negro ]
Por Xabier Blanco