Johnnypedia 807: el teléfono de la esperanza para los técnicos de sonido
Cada vez que alguien llama a Johnnypedia se muere un gatito. Bueno, espero que no, pero algo pasa cuando esto ocurre. Pongámonos en situación. Don Johnnypedia existe en realidad. Es un técnico de sonido que, entre las otras mil cosas que sabe hacer y bien, tiene un sentido de la objetividad y necesidad de información muy alto que, junto a su retentiva y experiencia, le ha convertido en un teléfono de la esperanza para otros técnicos de sonido.
No hace demasiado, contratado por una empresa para realizar una sonorización, justo al primer problema de perfil claramente técnico salió el aviso correspondiente: “¡llamad a Johnnypedia!” que, además, nada tenía que ver ni con el evento ni con la empresa. El problema en sí era que los técnicos allí presentes no éramos capaces de hacer algo tan simple como decirle a una consola digital que debía hacer caso a un stage de escenario, pero la decisión de llamarlo se realizó casi a primeras, sin antes agotar cualquier otra solución. Algo de configuración, IPs y otras memeces, meramente técnicas, pero que para muchos resultaba más fácil llamarle a él que hacer lo que uno tiene que hacer: leer el manual de usuario de los equipos que nos rodean o, para empezar, de las herramientas más básicas y habituales de nuestro que hacer diario.
El hecho de que alguien llame a una persona en concreto puntualmente no me parece mal, pero en el momento en que esta persona tiene como apodo (y bastante generalizado) Johnnypedia significa que se ha convertido en una solución recurrente. Es mucho más fácil. En contra, lo que en un primer momento parece correcto (conocer a quién llamar en caso de problemas) es justo lo contrario cuando hablamos de profesión, de sector. Todos deberíamos conocer, e insisto en ello, cómo funcionan nuestras máquinas, nuestros equipos. Es algo que también me ocurre últimamente, cuando me doy cuenta que con una sola mano podría contar aquellos que se dedican a mezclar bandas en directo y pueden reconocer la respuesta en frecuencia de los 4 o 5 micros estándares para bombo. ¿Dónde está nuestra base de trabajo?
Pero antes de seguir criticando a los técnicos-trabajadores (el mensaje está claro: ¡leed los manuales de usuario!) también debo culpar a las empresas y, por extensión, al sector entero. Está claro que la mayoría de estas empresas ya son sólo de alquiler: invierten en material, no en personal. Son contadas las que tienen personal en plantilla que, además, salgan a hacer bolos y todavía menos las que tienen técnicos en plantilla que saben cómo funcionan los equipos que manejan a la perfección. Es un valor que no se paga, por lo tanto, que no tiene ni rendimiento ni prestigio. Si no somos capaces de conseguir que una consola digital de apenas 2.000 € se conecte al stage de su misma marca… ¿estamos seguros que el resto de equipos estarán funcionando a un digno nivel de calidad? Claro que no.
Para empezar, Johnnypedia debería agenciarse un número 807, de esos de tarificación especial y hacerse valer. Pero los empresarios deberían valorar el hecho que entre sus filas tienen unos técnicos en plantilla que, además de formarles (que es su obligación), deciden utilizar y para bien de todos sus conocimientos, además de pagarles equitativamente (la formación no es una moneda de cambio, señores). Pero si tiramos de autónomos, no esperemos que por el mísero precio que cobramos, sepamos cómo funcionan exactamente y a la perfección todos y cada uno de los equipos que, potencialmente, podemos montar o configurar. No somos dioses...
No aspiro a que todos seamos auténticas wikipedias de nuestro sector, es casi imposible; pero sí ordenarnos para que el sector funcione de manera mínimamente digna. Aquí es donde podría volver a insistir en la especialización de los profesionales del sonido: microfonistas, técnicos de monitores, asistentes de PA, los que ajustan los sistemas… Cada uno de ellos debe ser el mejor en su campo y por ello existe especialización, porque es imposible saberlo todo. Incluso Johnnypedia es el primero en reconocer que no lo sabe todo.
Para dejar en paz a Johnnypedia debemos trabajar desde el inicio: empresas que ofrecen sus productos con técnicos formados, profesionales y bien remunerados. Que contratan autónomos para trabajos puntuales (basados en su especialización), conscientes que el producto final rendirá como debe rendir. Normalmente ocurre lo contrario: empresarios cabreados con esos que ha contratado (la mayoría de veces ilegalmente o, como mínimo, alegalmente) porque creen que no saben hacer su trabajo, cuando en realidad quien no lo ha hecho bien es el empresario dando por hecho que sabía hacerlo. Por ello los técnicos vamos a cursos, a talleres, a demostraciones… pero esa misma inversión debe compensarse de alguna manera: económica. Lástima que aquí ni tan siquiera se paga con respeto.