Oda al oscuro lado de los monitores
Dejadme que tire una piedra en mi propio tejado: el técnico de monitores debe ser el mejor de los técnicos capaces de manejar una consola y un equipo de sonido. Incluso más allá del mejor técnico de PA. Hasta tal punto que muchas bandas necesitan antes su propio técnico de monitores que el de PA. Y eso teniendo en cuenta que en muchas empresas se empieza justamente por ese talón de Aquiles, cuando bien debería ser al revés. Tengo mis razones, claro está; pero antes…
El técnico de monitores tiene nombre. Como el de PA, como el bajista, como el chaval que recoje las botellas vacías una vez terminado el show, como tú. Puesto que el número de bandas que van con técnico de monitores es entre nulo y anecdótico, esta persona (¡sí, persona!) habrá trabajado en el montaje del equipo, habrá ajustado su mesa, procesadores, amplificadores y monitores (muchas veces de diferente tipología: de suelo, sidefill, drumfill, etc., incluso de diferentes modelos), habrá negociado con absolutamente todas las bandas y deberá desmontarlo todo. Y a él, querido músico, le pedirás que haga tantas mezclas como músicos y/o envíos haya en el escenario, con un doble añadido: no sólo no tendrá una escucha fidedigna como el de FOH, sino que hará una mezcla totalmente personalizada, única y exclusiva a alguien que, además, seguramente ni conoce. Y esto multiplicado por tres, cuatro, seis… a saber. La cagará, porque no es un superhombre (ni aún menos un mago), pero también porque no le tratas con el respeto merecido. Normalmente, por simple ignorancia. Ahora con las mesas digitales la vida del técnico de monitores ha mejorado mucho, pero en la era analógica, con una mesa de 48 canales se hacía 3 bandas, sin compartir ni un fader, o en el peor de los casos se traía una plantilla donde se anotaba todo. ¡Suerte de la llegada de las cámaras de fotos digitales!
Lo peor que le puede ocurrir a un (buen) técnico de sonido es llegar al acople, a ese momento crítico en que el sonido entra en bucle entre la fuente sonora (altavoz) y el sistema de captación sonora (micrófono). No le mires mal, probablemente esto suceda porqué te está enviando todo lo que le pides que seguramente es demasiado. Ayúdale intentando ver qué es lo que te está sobrando de la poderosa mezcla que te está haciendo. No obstante, tu tranquilo, que él hará lo posible (y a veces lo imposible) para que estés cómodo tocando.
Para el de PA, el acople suele ser algo fácilmente evitable, ya que la distancia entre fuente y captación es grande; pero justamente en monitores la distancia llega al ridículo. El técnico de monitores no suele ser quien elige los micrófonos, por lo que está vendido en este aspecto; su tarea empieza reconociendo el patrón de cada modelo y el supuesto efecto que puede suponer con el modelo de monitor elegido para la ocasión. Si por él fuera, la elección de micros sería otra muy distinta (entonces, ¿le permitirías colocar un segundo micro a tu ampli?). Pero, peor aún, no sólo debe evitar los acoples, sino conseguir un sonido específico normalmente basado con elementos de decisión subjetiva como “más brillante”, “más cristalino”, “más contundente” o el archiconocido “no se escucha”. Háblale claro y sin contradicciones. No le pidas brillo, pero que te quite agudos, por ejemplo. De la misma manera que a los técnicos se nos demanda cierto grado de conocimiento musical, bien estaría que los músicos tuvieran el mismo background técnico. Es una generalización precipitada, lo sé; pero sueles acordarte de los momentos más malos.
Después de presentarte e intentar recordar su nombre, recuerda que mientras tu técnico de PA hará una única mezcla para decenas de personas, el de monitores hará una para cada uno de vosotros. Otro dato que vale la pena recordar es que cuando se hacen pruebas, el de PA y el de monitores deben ir a la par: si se empieza con el bombo, ambos esperarán a terminar con la prueba de este micro y así sucesivamente hasta el final. Aprovecha esos momentos, como músico, para escuchar lo que se escucha SIN monitores, ya que si esperas que por ese pequeño recinto ‘quepa’ toda una mezcla de rango dinámico completo y que, además, no contamine al resto de instrumentos, vas bien. Los monitores son un refuerzo para escuchar lo que no escuchas. ¡Con lo bien que tocas en el local sin ellos!
Espera tu turno. Alguien vendrá y te preguntará qué tal. Aprovecha ese momento. Si esto no ocurre, utiliza tu técnico para que “inserte” un momento monitores en las pruebas de sonido. Recuerda que el técnico de monitores estará a tu izquierda o derecha, y que por mucho que así lo pienses es muchísimo mejor (y más elegante) girar la cabeza y buscarle con la mirada que gritar por el micro ‘¡que no se oye!’. No es adivino. No sabe lo que quieres, y aún así, sin que tu le digas nada tratará de hacerte feliz por iniciativa propia. Una vez realizado el contacto visual es muy fácil indicarle qué quieres y cómo lo quieres: indícale el instrumento o elemento (bombo, caja, por ejemplo o tu guitarra, la del otro lado...) y si quieres que vaya arriba o abajo. Si la demanda es más compleja, tómate tu tiempo, pídele que se acerque (que lo hará) y le comentas lo que necesitas. Comunícate con él. No muerde, y normlamente no escucharás excusas de él, sino una justificación técnica que, aunque vaya en contra de tus principios, bien estaría respetarlo. En caso contrario, empieza a pensar en contratar tu propio técnico. El técnico de monitores no tiene porqué aguantar tus aires de superioridad, tus egos o manías. No es su culpa que ayer tuvieras un mal bolo, o que hoy hayas decidido dejar de fumar. Para bien o para mal, arriba del escenario dependes de él. Tenéis que trabajar codo a codo, y ya que tiene que ser así, que sea con respeto y profesionalidad. Verás como te escucha.
El monitor es un conjunto de un altavoz (o varios) y un recinto acústico. ¡No es un pedestal! Hay monitores que cuestan más que tu guitarra o bajo: ¿te molestaría que un técnico los pisara? Cuando termine el bolo tampoco te cuesta agradecerle el trabajo al de monitores… seguramente no lo encontrarás en su sitio: o estará desmontando, moviendo monitores por el escenario, cargando memorias o ya estará preparando la mezcla de la siguiente banda.
Si vas con técnico de PA, que sea él quien se acerque antes al de monitores. Seguro que se entienden, ya que suponemos que tu técnico de PA será una persona educada, profesional y respetuosa. Durante esta charla estaría bien ofrecerle los datos más importantes (el cantante pide mucho, al guitarrista le molestan los agudos, al batería ni de coña le pongas bajo…). Hasta podrías ayudarlo realizando una premezcla de los envíos (que para algo viajas con ellos). No hace falta una memoria, sino simplemente mover los faders de cada envío o los rotatorios de auxiliares a un nivel de referencia, digamos, visual. Toda la información que le des será de enorme ayuda para alguien que quizá nunca los ha escuchado ni tratado.
Por desgracia, en el amplio espectro laboral de nuestro país, también es habitual encontrarse que no hay mesa de monitores. En este eje es curioso observar que no hay tantos problemas: el simple hecho que un “técnico de confianza” realice la mezcla de tus monitores y que aceptes ipso-facto las limitaciones que tu compañero te ofrece, debería hacerte reflexionar el por qué te quejaste y tanto el día anterior con el de monitores cuando apareció exactamente el mismo problema. Curioso, ¿verdad?