Richie Hawtin y Model 1 en Sónar 2016
Tras la larga relación que Richie Hawtin ha mantenido con Sónar durante muchos años, era de esperar que la llegada de su nuevo mixer y show tuvieran un hueco especial en Sónar, especialmente ahora que el área Sónar+D se ha convertido en un pequeño congreso de tecnologías para la creatividad y el entretenimiento. Si a eso le sumamos que el año pasado Hawtin estuvo ausente del Sónar –como artista, porque estar sí que estuvo por allí–, estaba claro que su regreso iba a ser a lo grande: exposición de su mixer, masterclass y actuación en directo, ahí es nada.
En la zona de Marketplace de Sonar+D, el proyecto Playdifferently de Hawtin exponía al público y con total libertad para tocar y usar tres mixers Model 1. Dos de los setups eran el mixer con dos reproductores CDJ-2000 de Pioneer y un plato, mientras que en el tercero había un ordenador con Traktor. Por lo que me indicaron, actualmente sólo hay 9 unidades de Model 1 fabricadas y con el estatus de prototipos, dos de ellas las está usando Hawtin en sus directos y el resto las tienen repartidas entre DJs colaboradores o en este caso en eventos como el Sónar. En la fábrica donde las están realizando a mano una a una tienen casi listo el primer lote de 200 unidades para ser entregado a finales de mes; imagino que el mensaje que hay en la web indicando que habrá entregas en septiembre se refiere al siguiente lote de mixers. Me advirtieron que de los tres mixers expuestos, uno de ellos era el más similar a lo que iba a salir de fábrica –la unidad que os muestro en fotos– y de hecho era el único que contaba con las serigrafias MODEL 1 en el panel frontal, ese mixer curiosamente se desmontó del stand y se montó en el área de conferencias donde Hawtin expuso su masterclass.
Respecto a mis impresiones con el mixer, casi todo lo que tengo que decir –ojo, esto no es una review, apenas estuve uno 20 minutos una vez y 10 minutos otra– son buenas palabras. El chasis de aleación de acero y el acabado negro le da una solidez pocas veces vista y una elegancia –aunque la elegancia no suene– envidiable a cualquier setup. Los faders TDK son francamente suaves a la par que firmes, y todos los potenciómetros tienen también una firmeza excelente en el montaje. Botones y pulsadores no parece que vayan a romperse pronto con un uso normal y continuado –cuando digo esto no pienso en los bárbaros que dejan entrar a algunas cabinas– y la iluminación ajustable de los mismos me pareció un punto interesante, además algunos interruptores como los selectores entre phono, línea y D-sub –tiene tres canales con phono– se iluminan en diferente color según la fuente elegida. Hay potenciómetros de diferente grosor, aspecto en el contorno e incluso altura y dureza de giro, según su función, algo bastante bien diseñado y que permitirá evitar errores en su uso una vez pasada la curva de aprendizaje –tampoco hay que ser un genio para entender el mixer–.
Del sonido del mixer sólo puedo hablar por lo que se percibía con los auriculares –creo que eran unos AIAIAI TMA-2–, ya que no había monitoraje externo ni nada similar, a pesar de ello es interesante destacar la estruendosa potencia de salida que tienen las conexiones de auriculares –lo primero que hice al probarla fue bajar el volumen que dejó la persona que estaba antes que yo– y el sonido tan limpio, nítido y definido que ofrecía el mixer. No se percibe ningún ruido o chasquido al activar el filtro o la EQ del master. Por cierto, bajo mi punto de vista hubiera sido más interesante una EQ en el master de tipo isolator.
En cuanto al “diferente” control del sonido que ofrece el channel strip del mixer debo decir que me gusta y mucho, aunque quizá mi opinión sea poco imparcial: llevo muchos años haciendo un uso intensivo de los filtros para mezclar en lugar de la EQ tradicional, con lo que este mixer es personalmente una especie de maravilla para gente con mi mismo gusto al tener dos filtros por canal más los dos filtros del master, pero admito que es algo que no va a gustar a todo el mundo, ni mucho menos. La curva tan suave que tienen los filtros hace además que sea una delicia usarlos, no ocurre como en otros mixers en los que no has girado un cuarto de vuelta el potenciómetro y ya te has comido la mitad del sonido. La inclusión de un control semiparamétrico es también muy interesante, ya que creo que por una parte da lugar a la experimentación y por otra parte puede contentar a los que quieran una EQ más tradicional; si lo piensas fríamente muchas veces sólo tocas uno de los controles de EQ en un mixer tradicional, así que teniendo un semiparamétrico que va de 70hz a 7Khz tampoco te estás perdiendo tanto.
Respecto a la función “drive”, decir que no hay que dejarse engañar por el término inglés; no, no es una distorsión a lo bestia tipo pedal de guitarra. Se trata de algo bastante más sutil y que usado con mesura añade unos armónicos interesantes a la mezcla. Aunque en la web de Playdifferently se hace alusión a que sirve para sacar mejor sonido de vinilos muy antiguos, debo advertir que la función también realza todo tipo de ruidos provocados por rayaduras, desgaste, suciedad e imperfecciones en el vinilo, así que cuidado al usarlo. Por cierto, hablando de distorsionar, si no me fijé mal, los vúmetros aunque tienen serigrafías para saber donde estás llegando se iluminan con leds rojos en todo el recorrido. Muy bonito, pero no tienes un feedback visual cuando te estás pasando, y si tienes los oídos cansados y tu cerebro está frito de pinchar, puedes estar distorsionando un poco y pasarlo por alto. Aunque bueno, hay que apretarle bastante al mixer para distorsionar con un headroom de 110db.
Tal y como se ha comentado en otras ocasiones, el mixer tiene dos buses de preescucha que sirven para que dos DJs puedan pinchar back to back preescuchando cada uno lo que le parezca de forma independiente, aunque el bus “B” no cuenta con control de mezcla en auriculares. Por otra parte ni el bus A ni el B permiten enrutar más de una fuente a la vez, con lo que le pregunté a la gente del stand si esta característica quedaba así en el producto final y obtuve respuestas un poco contradictorias, aunque por como me respondieron parece que yo no era el primero que preguntaba por esto. Las dos personas con las que hablé de este asunto comenzaron dando la misma explicación, “bueno, con el control de mezcla en auriculares preescuchas a la vez lo que tienes en el aire y otra de las pistas”, a lo yo alegué “¿y si estoy pinchando con tres o cuatro fuentes de sonido y quiero preescuchar dos a la vez porque quiero sacarlas al aire juntas?”, y ahí llegaron las divergencias… una de las personas me indicó que debía preescuchar primero una de las pistas, acompasarla, y luego escuchar la otra y acompasarla… lo cual no es una respuesta sobre el producto, es más bien un método de uso para suplir una carencia; al insistir en que no me convencía la explicación se me indicó que en un siguiente modelo se podrán preescuchar todos los canales. Otra de las personas me dijo textualmente “las unidades que van a salir de fábrica permiten preescucha de todos los canales en el bus B, igual que los mixers Pioneer”. Ya veremos como queda el asunto.
Respecto a la ausencia de crossfader la respuesta fue bien clara y contundente: “es que a Richie no le gusta y no lo usa, por eso no se ha puesto”. Pues eso, como ya he dicho antes no es un mixer que sea para todo el mundo.
La masterclass de Hawtin creo que no debería haberse llamado masterclass porque a fin de cuentas no dejaba de ser una charla un poco guiada por un entrevistador sobre por qué había decidido hacer su “propio” mixer y qué objetivos perseguía alcanzar en el producto final. Lo más destacable de las explicaciones que dio quizá fue el concepto que tenía acerca del mercado actual, en el que según Hawtin productos como las mesas de mezclas parecen estar diseñados para ser “usados de una única manera”, dado que ofrecen cosas como posiciones fijas en los cortes de la EQ y que él pretendía ofrecer un mixer que permitiera al DJ por una parte manipular el sonido a su gusto y necesidad proviniera de la fuente de sonido que proviniera. De ahí cosas como ofrecer un control semiparamétrico en cada canal, o de haber instalado unos previos phono para los platos que ofrecen una señal de mucha calidad y bastante potente, para que no tener que destrozar la señal subiéndola a tope y distorsionarla porque no puedes igualar el nivel de la señal proveniente de un CDJ o un ordenador. También explicaba que el cree que cuando alguien va a ver a un determinado DJ –se ponía a si mismo como ejemplo– es por la forma personal y distintiva en la que ese DJ presenta la música a la audiencia, y que el mixer permitía una manipulación que te haga ser diferente.
Respecto a su costumbre de llamar “instrumento” al Model 1 decía que simplemente era por la expresividad que puedes tener al pasar el sonido por sus filtros, una expresividad que comparaba con la de un guitarrista y su instrumento… lo cual produjo un momento gracioso ya que se dirigió al entrevistador para preguntarle “¿cuántas cuerdas tenía una guitarra, 5 o 6?”... en fin, supongo que cosas del jet lag. A la pregunta de si iba a haber más productos en la marca Playdifferently, lanzó balones fuera diciendo que Model 1 habían sido dos años de desarrollo, y que era un producto que no sabían a dónde les iba a llevar. Todo dependía de lo que fuera pasando. Quizá sea cierto y no existan planes a corto o medio plazo más allá de Model 1 –el entrevistador bromeó con “¿Model-T?” refiriéndose al famoso coche de Ford– , aunque por lo preparada que parecía la respuesta, quizá sí existan planes para más cosas que no deben decirse.
Tras la charla, hizo una pequeña demostración pinchando unos minutos –Hawtin en petit comite mola aunque sólo sea un ratito– con el mismo setup que emplea en directo, Macbook con Traktor, Model 1, dos controladores K2 y un Push. Otro momento gracioso, ya que cuando se puso a pinchar en una de las pantallas del escenario apareció el letrero “Too hot” y se apagó. No, la música de Richie no era tan bestial como para dominar a las máquinas, es que llevaba todo el día encendida y se había sobrecalentado. Explicó muy someramente que desde el ordenador en Traktor tenía cuatro reproductores virtuales, con los K2 controlaba efectos y alguna cosa más, y que con el push lanzaba percusión y loops.
Por la noche, a las 3:30 de la mañana, Hawtin tomó el mando del escenario Sónar Club, el principal de el Sónar de noche, con un setup idéntico al de la “masterclass” y una puesta en escena muy minimalista. Vestido totalmente de negro –el único elemento de color era el rojo del cable de los auriculares–, con pose rígida y flanqueado por dos hileras de focos a muy baja altura que iluminaban lo justo. Detrás de él en la pantalla gigante y en las laterales, visualizaciones abstractas y geométricas monocromáticas, muy minimalistas, que según avanzaba el show se alternaban con imágenes que captaban las Go-Pro que tenía alrededor del setup –sobretodo alrededor de la Model 1– y que luego eran procesadas para convertirse en imágenes planas monocromáticas. Todo muy sobrio y con Hawtin aparentemente queriendo renegar del protagonismo y cediendo el mismo al techno.
Hawtin no dio cuartel, lanzó techno aplastante de club de principio a fin, sin concesiones. Su sesión fue de absoluta exactitud, toda acción fue milimétricamente ejecutada con precisión quirúrgica. Nada iba fuera de tiempo, todo salía al aire en el momento justo, los efectos se ejecutaban el tiempo exacto, las canciones o sus fragmentos se alternaban en el momento preciso. La recta final para mi gusto quizá excesivamente machacante, con unas reivindicaciones del sonido de rimshot de Roland que llegaban casi a lo políticamente incorrecto, pero es que Hawtin es así de excesivo a veces.