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Technics SL-DZ1200: historia de un bellísimo fracaso

11/02/2017 por Teo Tormo Actualizado el 13/02/2017

Corría el año 2003 y Pioneer se estaba haciendo con el control de las cabinas. Sus reproductores de CD profesionales llevaban pegando fuerte desde que en 2001 surgiera el CDJ-1000, y en 2003 fuera sucedido por el CDJ-1000MKII. Muchos DJs habían encontrado un reproductor digital fiable y de características altamente profesionales con el que aparcar sus platos definitivamente y comenzar a pinchar más cómodamente con CDs.

El cambio a los formatos digitales tenía puesto el turbo, las ventas de vinilos habían caído directamente a la mitad en los dos últimos años, y las predicciones del mercado auguraban que la caída iba a seguir la misma progresión en los años venideros. Al mismo tiempo, aunque con menos éxito, Denon trataba de pugnar por ese pedazo de tarta del sector digital del DJ con modelos como el DN-S5000, lanzado el año anterior, que disponía de un jog motorizado al estilo de un plato giradiscos.

Pero Technics llegaba tarde a la fiesta del mundo digital, y parecía no importarle lo más mínimo. La marca de Panasonic especializada en equipos de hi-fi y productos para DJs había tenido décadas doradas comercializando su gama de platos SL-1200, y justamente el año anterior –en 2002– había lanzado dos modelos nuevos, el SL-1200MK5 y el SL-1200M5G. Vestax había tratado de plantar cara con su gama de platos PDX, pero aunque tuvieron cierta aceptación e incorporaron novedades técnicas, la cuota de mercado de Technics siempre fue infinitamente más alta. El rey dormía tranquilo creyendo que las cabinas eran su feudo inexpugnable.

Aprovechando el éxito de sus platos, Technics había lanzado más productos intencionadamente dirigidos a DJs, como mesas de mezclas y auriculares que tuvieron también un respetable éxito en el sector. Pero en más de 20 años de éxito entre los DJs no había probado suerte con un reproductor de CDs orientado a las cabinas. Su intento más próximo a lanzar un reproductor de CDs profesional databa del año 84, cuando lanzaron el monstruoso y carísimo SL-P50 de 18kg de peso, sucedido por el SL-P50P y el SL-P1200, que apenas encontraron su lugar en algunas emisoras de radio dado que en poco tiempo la competencia lanzó reproductores mucho más baratos y menos aparatosos. ¿Se iba a perder Technics del todo el cambio al mundo digital? ¿Tanta confianza tenían en la persistencia del vinilo como formato de trabajo para los DJs? En realidad tenían un plan, aunque algo desastroso.

Technics SL-P50

Los dos caminos

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Podría decirse que los diversos fabricantes de equipamiento para DJs han tomado dos vías para ayudar a los DJs a pasar al mundo digital. La primera de todas podría considerarse la de tratar que el DJ siga usando herramientas cuyo funcionamiento ya conoce, pero apoyando el almacenamiento de música en formato digital. Un ejemplo de esto sería Scratch Live, de Serato, que permitía a los DJs seguir usando sus platos y mesas de mezclas, con la diferencia de que la música se almacenaba digitalmente en un ordenador y los platos pasaban a no reproducir el audio, si no a controlar la reproducción que ejecuta el ordenador. Otro ejemplo de esta vía, aunque con cierta distancia podría estar también el Numark CDX, que vio la luz en 2003 y montaba el motor y la bandeja de un plato como medio de control para la reproducción musical, o los reproductores de Denon que montaban también bandejas giratorias pero de menor tamaño como los modelos DN-S5000 y DN-S3000.

La otra vía sería la de ofrecer sencillamente un reproductor digital con su propio método de funcionamiento, o dicho de otra forma, la vía por la que optó Pioneer. Un gran jogwheel estático que interactúa de forma diferente con la reproducción musical, obviando todo el entrenamiento con bandejas giratorias que los DJs pudieran tener. Technics optó para su proyecto por la primera vía, ofrecer algo que fuera muy similar a emplear un plato para que el DJ no tuviera complejo alguno de pasarse al mundo digital. Y lo tenían fácil: fabricaban el plato estándar en las cabinas. Sólo tenían que hacer un buen trabajo de ingeniería y diseño.

Sin embargo, Technics no lo iba a tener tan fácil como pudiera pensarse. El éxito de sus platos entre los DJs no fue algo totalmente buscado inicialmente, simplemente dieron con una fórmula al crear sus platos que se adaptaba perfectamente a las necesidades de los DJs. Ya le ocurrió a la marca con sus mixers SH-DJ1200; fue el mixer oficial de los campeonatos DMC pero simplemente por llevar el logotipo de Technics, en el fondo era un mixer que no resistía bien la intensidad de una batalla de scratch y que se desgastaba con facilidad. Casi cualquier mixer superaba ampliamente el de Technics, y muchos DJs respiraron aliviados cuando el mixer de Technics dejó de ser obligatorio en los campeonatos de DMC. Technics tampoco supo evolucionar sus platos mucho en las diferentes encarnaciones que lanzó más allá de introducir el botón de reset en el pitch del modelo MK5, e insertar un pitch de doble rango –que disgustó a algunos DJs por su falta de precisión– en el modelo M5G. Otras marcas que vendían muchos menos platos fueron bastante más atrevidas e innovadoras en sus propuestas.

Aunque los mejores clientes de Technics eran los DJs, parece que no terminaban de entenderles del todo, y probablemente conscientes de ello, estuvieron en secreto preguntando a DJs de todo el mundo lo que les gustaría ver en un reproductor de CDs de la marca. Pero a pesar de todo, los ingenieros no debieron de recoger bien el feedback, o quizá algunas cosas quedaron “lost in traslation”.

El lanzamiento

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En primavera de 2004 se anunció la llegada del Technics SL-DZ1200 y en verano ya se podía adquirir. El producto entraba por los ojos, su apariencia externa era la de un plato Technics de dimensiones más reducidas; si te gustaba el aspecto de un Technics te enamorabas literalmente del SL-DZ1200 con solo verlo. Contaba una bandeja giratoria central de 10”, luz estroboscópica como en sus platos, botón de start/stop de aspecto similar al de los platos, aspecto externo plateado con un cuerpo en dos partes similar también al del plato… hasta las patas eran muy parecidas. Además de incluir muchas funciones del mundo digital tales como hotcues, lectura de archivos MP3, reproducción inversa, en loop, efectos e incluso un sencillo sampler. Pero su precio también entraba por los ojos, o más bien les daba un puñetazo: 1.200€. Era el doble de caro que los platos Technics, e incluso era más caro que los reproductores de Pioneer o Denon en aquel momento.

Pero la gente confiaba en que Technics hubiera sacado un reproductor que barriera con la competencia, y la acogida inicial fue buena… hasta que comenzaron a llover las críticas de quienes lo probaban.

¿Dónde estaban los problemas?

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Había algo totalmente perceptible en el sonido del aparato al comenzar a usarlo, y era una calidad de sonido mejorable al hacer scratch, concretamente es perceptible al realizar movimientos lentos con el plato; suena demasiado digital, con mucho aliasing. Si además activabas el pitch lock para que la tonalidad no cambiara al subir o bajar el tempo, sencillamente no podías tener sonido de scratch, sólo un extraño sonido a saltos con una especie de delay.

El segundo problema venía de su pantalla. Mucha gente no estaba conforme con que estuviera en el centro, aunque esto más que un problema podría ser una “disconformidad con el diseño” –a quien escribe estas líneas no le parece una mala ubicación–. Por otra parte la pantalla tenía mucho “ghosting” que es el fenómeno que se produce cuando en una pantalla las cosas en movimiento parecen dejar una sombra; mirar las fracciones de segundo durante la reproducción es como mirar un borrón que cambia de forma a toda velocidad. Además, el panel central sobre el que se montaba la pantalla en las primeras unidades fabricadas oscilaba lateralmente, tenía un montaje realmente extraño.

Otra de las quejas venía por los materiales empleados para fabricar el aparato: mucho plástico. Los usuarios de los platos Technics estaban acostumbrados a manejar enormes armatostes de sólido aluminio, gruesa goma, y botones metálicos. Aunque el SL-DZ1200 empleaba un motor de tracción directa muy similar al de los platos SL-1200, y montaba una cubierta metálica, tenía paneles y botones de plástico, y aunque hoy en día ya parece que nos hemos acostumbrado a pagar 2.000€ por un reproductor de CDs completamente de plástico, en aquel momento a la gente le chocaba mucho.

La decisión de Technics de soportar el formato MP3, e incluso permitir que se pudieran reproducir estos archivos desde una tarjeta SD fue inicialmente aplaudida, hasta que se descubrieron los detalles de cómo estaba implementada la función. Los archivos admitidos como máximo podían ser de 192kbps, un nivel de calidad que para la época ya empezaba a quedarse corto, además de que debían ser grabados en los CD-R siguiendo una determinada estructura de carpetas. En el caso de querer reproducir los archivos desde una tarjeta SD, la cosa se complicaba y mucho; el SL-DZ1200 sólo podía reproducir música copiada en la tarjeta SD empleando un lector de tarjetas fabricado y certificado por Panasonic con un software también comercializado por Panasonic –sólo disponible en Windows–, y que introducía una marca de agua digital en la música basado en el standard desarrollado por el SDMI, una antigua iniciativa de la industria musical para evitar las copias piratas y que fracasó estrepitosamente en su momento. Lo más absurdo del asunto es que la iniciativa SDMI se consideró un fracaso ya en 2001, y a pesar de ello se introdujo esta protección anticopia en un aparato de 2004. Sin la marca de agua, los archivos no podían leerse con el reproductor, y los archivos con marca de agua no podían leerse en algo que no fuera un dispositivo aprobado por la SDMI. Creo que ni con un tratado de torturas medievales se les podría haber ocurrido algo más enrevesado.

El mecanismo de la bandeja giratoria era todo un ejercicio de ingenio, aunque su complejidad lo volvía muy delicado. La bandeja de 10” estaba formada por tres elementos, el primero era la parte inferior de metal, sobre la que iba pegada una superficie de plástico con un material deslizante, sobre esto iba una segunda superficie que se delizaba sobre la anterior simulando un vinilo. Esta segunda superfície tiene en su interior una banda de plástico transparente cuyo movimiento es detectado por un sensor óptico montado debajo del panel en el que se ubica la pantalla. Como a diferencia de un plato normal la bandeja no podía desmontarse para su transporte, Technics optó por hacer unos agujeros entre las dos superficies en los que insertar unos tacos que bloqueaban el giro de la bandeja y así transportar el aparato con seguridad. El problema estaba en que para tapar esos agujeros y darle una apariencia decente, Technics puso una tercera lámina de plástico con pintura metalizada que se sujetaba a las otras dos anteriores con dos pequeños tacos metálicos.

Todo este mecanismo era bastante efectivo para simular el vinilo tradicional, pero como decía, era extremadamente delicado. La lámina superior era de un plástico fino y los dos agujeritos por los que se fijaba a la superfície deslizante inferior cogían cierta holgura con el tiempo, provocando esa sensación que dan los vinilos con el agujero central muy grande; al menos podía sustituirse fácilmente por otra lámina o incluso comprar unas alternativas que se comercializaron y que tenían aspecto de auténtico vinilo. Por otra parte, a la unidad le entraba mucho polvo a través de la pequeña separación entre el panel de la pantalla y la bandeja giratoria, este polvo se acumulaba en la banda transparente interior que debía leer el sensor óptico, e incluso se acumulaba dentro del sensor, provocando que la música diera pequeños saltos u oscilaciones en el tempo. Había que tener bien protegido el aparato cuando no se usaba para evitar el polvo, y cada cierto tiempo desmontar con sumo cuidado el panel superior y realizar una limpieza de este mecanismo. Por otra parte, en algunas unidades se observó que el material deslizante que había entre la bandeja giratoria y el plástico que simulaba el vinilo, se desgastaba con el tiempo creando la falsa sensación de que el motor perdía fuerza; algunos solventaban esto con una solución al más puro estilo McGyver, y era sustituyendo el material deslizante por papel de cocina para hornear.

Como remate final, el aparato no incluía función de pitchbend. Podías ejecutar un pitchbend de manera tradicional, frenando o empujando la simulación de vinilo, pero si decidías poner el SL-DZ1200 en el modo de funcionamiento en el que la bandeja quedaba estática, no había manera alguna de hacer pitchbend puesto que por una parte la unidad no contaba con los típicos botones para dicha función, y la bandeja en este modo sólo servía para controlar unos efectos internos. Había que ser un maestro controlando el pitch para hacer pitchbend en este modo.

Technics trató de salir del paso

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¿Qué medidas tomó Technics para arreglar el desaguisado? La principal y la más típica en estos casos, fue bajar y mucho el precio del producto en poco tiempo. En 2005 ya se podía encontrar por 800€, y para 2006 era frecuente encontrarlos ya por unos 600€. El firmware del aparato fue actualizándose, hasta llegar a una versión 2.3 que mejoró un poco el sonido a la hora de hacer scratch, aunque tampoco llegó al nivel de la competencia.

También se realizaron cambios internos, y esto he podido comprobarlo yo mismo, ya que en los últimos meses me he hecho con algunas unidades por coleccionismo y curiosidad y me he dedicado a abrirlos. Las unidades más nuevas no tenían el problema de la pantalla que oscilaba, también muchos componentes internos eran mejores, desde la tornillería hasta algunos cables internos; incluso algunas placas parecen mejor cortadas. El material deslizante de la bandeja giratoria fue mejorado y se desgastaba menos.

Por cierto ya que he mencionado que los he abierto y trasteado un poco, debo comentar que no tiene ni punto de comparación a lo fácil que es abrir un plato Technics y realizar ciertos ajustes o reparaciones. El SL-DZ1200 es un dispositivo digital bastante más complicado de “destripar”, además de muy delicado, en el proceso de limpieza del sensor de giro puedes cargarte fácilmente la banda transparente del sensor, o alguno de los conectores –sí, me ha pasado–.

Technics nunca lanzó un sucesor del SL-DZ1200, el producto no funcionó lo suficientemente bien como para lanzar más reproductores mejorados o con nuevas funciones, y la idea de un reproductor profesional para DJs que compitiera con el resto de productos del mercado fue abandonada por la marca.

Pero, ¿tenía algo de bueno?

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El SL-DZ1200 tenía a pesar de sus muchos errores, una importante cantidad de bondades. En primer lugar debo recalcar una vez más su diseño, era sencillamente una preciosidad que entraba por los ojos, y su construcción transmitía solidez.

Es de los pocos reproductores que he visto con tres salidas de audio, una RCA, una digital y una de auriculares de 6.3mm con un gran potenciómetro para controlar independientemente el volumen. Disponía de un control para regular el tiempo de frenada del plato al pararlo, así como una función que permitía obviar los tiempos de parada y arranque de la bandeja giratoria y arrancar o parar el audio de forma instantánea.

Por otra parte, tenía el mejor sistema de cueing que existe. A diferencia de otros reproductores en los que hay que parar la canción para marcar el punto de cue, en el SL-DZ1200 se podía marcar el cue “al vuelo”; tras pulsar el boton de REC podías elegir entre pulsar uno de los cuatro botones de hotcue o pulsar el botón de cue, grabando al vuelo cualquiera de los dos tipos de marca.

En general la simulación del funcionamiento de un vinilo, a pesar de lo delicado del mecanismo del sensor, estaba francamente bien lograda. Podías hacer beatmatching de la manera tradicional o incluso scratch, a pesar del mejorable sonido. El dispositivo implementaba además un sampler que permitía grabar 4 muestras de hasta 32 segundos, con un sencillo editor que permitía luego ajustar la muestra y elegir entre dispararla en modo one-shot o en loop, además de permitir usar el sampler al mismo tiempo que reproduces música.

El SL-DZ1200 incorporaba dos tipos de efectos, por un lado estaban los de simulación de vinilo, que en realidad eran diferentes tipos de filtros y aunque solamente uno de los presets recordaba realmente al sonido de un vinilo, el resto podían emplearse con finalidades creativas; los otros efectos eran de modulación en anillo, distorsió, autopan, una especie de efecto gate, un curioso efecto para ayudar a hacer algunos tipos de scratch que corta el sonido cuando retrocedes el plato…lo mejor de todo es que la unidad podía recordar un preset de emulación de vinilo y de efectos de cada disco que le cargaras.

El SL-DZ1200 en la actualidad

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¿Se puede aprovechar un SL-DZ1200 en la actualidad? Desde luego. En primer lugar se pueden adquirir de segunda mano por entre 200 y 250€, una ganga comparado con el precio original. Normalmente todas las unidades que se pueden conseguir de segunda mano necesitan una limpieza del mecanismo del sensor. Una vez realizada, se puede aprovechar para lo que fue diseñado, pero lo que es mejor, es una herramienta fantástica como sistema de control DVS.

Prácticamente todos los fabricantes de sistemas DVS permiten descargar la señal de código de tiempo de su sistema par grabarla en un CD-R. Si la unidad que adquieres de segunda mano tiene problemas con el lector de CDs no hay problema, se pueden conseguir en e-bay por entre 10 y 20€ tarjetas SD con los archivos de código de tiempo para todos los sistemas conocidos, con lo que consigues algo que funciona como un plato pero con mucha mayor estabilidad en el pitch y sin los problemas que pueden darte el brazo y la aguja de un plato.

También se han hecho muy populares una serie de modificaciones que ha realizado el británico Stuart Thomas, en las que desplazó al exterior la pantalla para introducir una bandeja giratoria completa de una sola pieza. Posteriormente ha realizado otras modificaciones en las que ha introducido un interfaz de audio en el interior del SL-DZ1200 para conectarlo a un iPhone en el que ejecuta la aplicación DJ Player. También comercializa kits de conversión para que cualquiera pueda modificar sus SL-DZ1200 desde su página de Facebook. Aquí un vídeo donde muestra su primera modificación:

Por otra parte, Sensei Haus comercializa accesorios para los SL-DZ1200, tales como recambios para la lámina superior del plato hechos de auténtico vinilo en diversos colores, cubiertas para proteger y personalizar el dispositivo –hasta cromadas y que brillan en la oscuridad– y anillos de tela ultradeslizante para colocar entre las dos piezas del plato y mejorar la sensación a la hora de hacer scratch. Zomo también comercializa cubiertas similares a las de Sensei Haus, aunque algo más económicas.

¿Habéis probado alguna vez el SLDZ-1200? ¿Os gustó? ¿Os decepcionó? Contadnos vuestras experiencias con el SL-DZ1200 en los comentarios.

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