El técnico de monitores: equipo y funciones
Como ya dije en Hispasonic tiempo atrás… “el técnico de monitores suele ser el más valorado por los técnicos de sonido directo, porque ha de realizar tantas mezclas como músicos o intérpretes haya sobre el escenario y con las necesidades técnicas y artísticas que éstos le indiquen”. No es tarea fácil, si tenemos en cuenta que los músicos son el público más exigente y cualificado que un técnico de sonido pueda encontrar. Saben perfectamente cómo quieren escucharse y que una buena mezcla de monitores les hará ejecutar su espectáculo de la mejor forma posible. El técnico de monitores valorará la mezcla de una forma más objetiva que el de PA, ya que tendrá que seguir las indicaciones de los músicos para conseguir mezclas que se adapten a las necesidades y preferencias de éstos en lugar de a las suyas propias.
El equipo
El sonido que se escucha en el escenario procedente del sistema de refuerzo sonoro para el público (PA) suele ser muy desagradable, confuso y cargado de graves. Para contrarrestar este efecto se colocan unos altavoces sobre el escenario que apunten hacia los intérpretes. Estos son los monitores, que normalmente tienen forma de cuña para pasar inadvertidos y dirigir su haz de propagación hacia los oídos de los músicos o intérpretes. Son sistemas complementarios de sonido orientados hacia los músicos, pensados para entregar a cada uno de ellos las señales de los instrumentos que deseen escuchar a unos niveles adecuados.
El monitor de la batería no suele ser una cuña típica de escenario, sino con monitor de tipo vertical, llamado drum-fill, que puede situarse a la altura de la cabeza del percusionista. A menudo se utilizan también monitores de refuerzo laterales, los conocidos como side-fills; estos se suelen montar a ambos lados del escenario, levantados del suelo mediante algún sistema de anclaje y soporte. Es muy habitual también que se encuentren suspendidos. Los side-fills cubren, cada uno de ellos, un área considerable del escenario, permitiendo así que varios intérpretes escuchen el sonido de un mismo altavoz. Pueden utilizarse para reproducir una mezcla de varios instrumentos válida para varios intérpretes, mientras que las cuñas se utilizan para la mezcla específica que cada intérprete precise.
Los elementos que integran el sistema de monitores dependen principalmente del número de intérpretes que tengamos sobre el escenario, de la movilidad de los mismos, del tamaño del escenario y de los instrumentos y voces a sonorizar. Siempre se ha de contar con una mesa de mezclas con un buen número de canales de entrada con sus correspondientes previos, y un número suficiente de salidas a las que asignar envíos de auxiliar independientes, normalmente en pre-fader, con la opción de insertar ecualizadores gráficos para eliminar los acoples producidos por la realimentación acústica. La aparición de acoples es técnicamente desastrosa, confunde y molesta a los músicos, y decepciona al público.
Se ha de prestar especial atención al ángulo de cobertura y a la directividad de los altavoces de monitores para que no existan solapamientos entre ellos, así como al ángulo de captación y a la directividad de los micrófonos que se encuentren sobre el escenario, para que no se produzca realimentación acústica y para que, en la medida de lo posible, no se capte el sonido de los altavoces por los micrófonos que recogen el sonido de los diferentes instrumentos y que llevarán las señales tanto a la PA como a monitores. Para ello se acercarán todo lo posible los micrófonos a las fuentes sonoras y los altavoces a los intérpretes.
Los monitores están diseñados para funcionar eficientemente ubicados a una distancia relativamente corta del punto de escucha; de este modo se consigue también trabajar con el mínimo volumen necesario, manchando acústicamente menos el escenario, reduciendo así la posibilidad de realimentación y de interferencias, y minimizando la cantidad de sonido que captan los micrófonos y vuelven a amplificar por el sistema principal.
Es recomendable utilizar el menor número de altavoces de monitor posible, los imprescindibles para que todos los intérpretes escuchen sus señales de referencia a un nivel adecuado. De este modo se mantiene el escenario más limpio acústicamente hablando, y se conseguirán mezclas más nítidas tanto en PA como en monitores.
Además de los sistemas basados en altavoces (cuñas, side-fills) se utilizan también sistemas inalámbricos (IEM = In-Ear Monitor), que funcionan mediante ondas de radiofrecuencia, con un sistema emisor que se coloca en la salida auxiliar correspondiente de la mesa de monitores donde se esté realizando la mezcla correspondiente, y un receptor o petaca que se coloca en el cuerpo del intérprete. Desde este último sale un auricular que el intérprete se coloca en uno o en los dos oídos.
Se realizan mezclas independientes, claras y definidas para cada uno de los músicos, que a veces se sienten aislados, porque no escuchan al público. Para solucionarlo se añaden micrófonos de ambiente, que captan el sonido del recinto y del púbico para incluir esta señal en los monitores in-ear —también se pueden utilizar auriculares con sonido ambiente incorporado—. Lo mismo sucede con las señales que salen directamente a través de los amplificadores de escenario de los músicos, como suele ser la guitarra eléctrica, de modo que ha de introducirse también en la mezcla de monitores in-ear.
Mención especial requieren los sistemas de monitorización personal con premezcla, en los cuales el técnico de monitores realiza el envío de un número determinado de premezclas iguales para todos los intérpretres, compuestas por la suma de diferentes señales en una determinada proporción, y cada intérprete realiza su propia mezcla final. Para ello cada intérprete cuenta con una interfaz hardware donde podrá configurar su propia mezcla final a partir de los envíos que está recibiendo del técnico de monitores. En ella podrá modificar parámetros como el nivel, la panoramización, ecualización, compresión, etc. La mezcla definitiva podrá salir del HW por altavoces de escenario o por toma de auriculares según las características técnicas de la interfaz empleada.
Los sistemas in-ear permiten completa libertad de movimientos del intérprete, así como un control más personalizado de la mezcla y del volumen de la misma (por parte del técnico de monitores o del propio intérprete). También ayudan a mantener un bajo nivel de presión sonora sobre el escenario, lo que hace mejorar el sonido para el público, siendo éste más limpio y claro, resultando también más limpia la toma microfónica que alimentará los sistemas de monitores y PA. Otra gran ventaja es que permiten configurar un escenario despejado y libre de obstáculos, permitiendo una línea de visión más amplia para el público y mejor estética. A esto hay que añadir la disminución de las posibilidades de realimentación acústica, la reducción de cableado y tiempos de instalación, la menor influencia en la percepción de las condiciones acústicas negativas del recinto, y la posibilidad de señales de envío personalizadas como claquetas, señales de órdenes o indicaciones de regiduría.
Es imprescindible que los sistemas de monitores in-ear tengan valores mínimos de latencia, ya que los músicos también llevan a cabo una percepción ósea del sonido, y esta no ha de ser anterior a la percepción auditiva.
El técnico de monitores
El técnico de monitores ha de ser una persona organizada, para planificar antes del montaje todo lo que previsiblemente necesitará posteriormente. Ha de estar atento durante el espectáculo a las señales y gestos que los intérpretes puedan transmitirle mientras tocan, con la intención de que se modifique algo de su mezcla de monitor o se intervenga en la aparición de algún problema. La ejecución de las modificaciones en las mezclas o la solución a los problemas que puedan aparecer ha de ser inmediata, para ello es necesario contar con buenos reflejos y una alta capacidad de análisis y de improvisación.
La característica más importante de un técnico de monitores ha de ser un carácter amistoso, negociador y casi didáctico para con los intérpretes. Es extraordinariamente importante hablar con los músicos y explicarles, con mucha destreza y paciencia, lo que se puede y lo que no se puede hacer, desde el punto de vista estrictamente técnico y, si es necesario, demostrar los límites del equipo. Ha de ser capaz de transmitirles seguridad y confianza en sí mismos, así como en el trabajo que está llevando a cabo, obteniendo así la mejor versión de éstos. De ese modo será capaz de crear unas condiciones de trabajo donde resulte fácil el intercambio de opiniones, y la negociación se lleve a cabo de forma pausada y beneficiosa para todas las partes implicadas.
El técnico de monitores ha de realizar mezclas claras e inteligibles. Para ello es habitual que utilicen ecualizaciones destructivas para llevar a cabo una limpieza espectral del sonido procedente de las diferentes fuentes sonoras; también llevarán a cabo refuerzo sonoro solo en los elementos en los que sea necesario, ya que existen instrumentos y señales que podrán ser escuchadas mediante su sonido directo o mediante sus propios sistemas de amplificación que se encuentran sobre el escenario. Es importante también utilizar una cantidad adecuada de efectos, reverb principalmente. Estos son necesarios para confeccionar unas mezclas agradables para los músicos, pero resultan fatales para evitar la realimentación así como para conseguir la pretendida claridad e inteligibilidad en las mezclas. Es fundamental partir de un nivel de trabajo inicialmente bajo, e ir añadiendo nivel a medida que los intérpretes vayan demandando más volumen, hasta llegar a unos valores que satisfagan a los intérpretes y no comprometan las condiciones de captación sonora en el escenario.
Cuando se utiliza monitorización convencional (cuñas), lo ideal es que el técnico de monitores tenga a su disposición otro envío como escucha propia con un monitor del mismo modelo que los que estén situados sobre el escenario. De este modo podrá evaluar con cierto rigor la mezcla que escucha cada intérprete o, mejor dicho, cada uno de los envíos que se hacen al escenario con el mismo tipo de altavoces y procesado, aunque evidentemente la posición del técnico variará y esto hará que no suene exactamente igual. Cuando se utilizan sistemas in-ear con premezcla, el técnico debe tener una interfaz para él y así poder evaluar las premezclas que está realizando.
Casi todos los fabricantes de mesas de mezclas digitales han desarrollado apps para el control remoto de las mismas. Esto permite al técnico de monitores estar sobre el escenario durante el desarrollo de la prueba de sonido, mientras va hablando con cada uno de los intérpretes, configurando y escuchando los envíos que realiza desde la posición de éstos, para llegar a un acuerdo óptimo según el criterio de ambos, ajustando en el mismo momento cualquier parámetro de la escucha correspondiente al envío. Esto conlleva además, un ahorro significativo de tiempo en la prueba, puesto que el entendimiento entre intérprete y técnico es prácticamente inmediato.