Probamos MAUI G2, la evolución del sistema de sonido portátil de LD Systems
Hace poco tuve la oportunidad de probar con tiempo y ganas las MAUI 5 de LD Systems, reconociendo que como sistema de sonido portátil, fácil de instalar, montar y transportar, aún sus carencias, conseguía una muy buena relación calidad/precio nada menospreciable. Esta vez he tenido la oportunidad de probar dos de sus hermanas mayores: las MAUI 11 G2 (699 € en negro, 769 € en blanco) y la todavía más completa MAUI 28 G2 (999 € en negro, 1.099 € en blanco), dejando como top-de-rango las MAUI44. En realidad, los dos sistemas que traigo a estas páginas tienen el sufijo G2, correspondientes a las nuevas versiones (mejoradas) de la serie.
A grandes rasgos la idea es exactamente la misma: un sistema “full-range”, todo en uno, que aúne la portabilidad con la discreción y sin mermar un nivel de calidad de audio más o menos equilibrado. A diferencia de las versiones anteriores de la serie, estas G2 pueden instalarse no sólo sobre el sub, como las MAUI5, sino que ahora disponen de varios accesorios que permiten colocar los “tops” en un pedestal de pie (dejándolos a la misma altura que si estuvieran encima del refuerzo de graves, ideal para una configuración 2.1 como veremos), en la pared “fija” (sin orientación) o mediante un tercer accesorio que permite colocarlas en la pared pero inclinadas. Junto a las bolsas de transporte dedicadas, ahora la serie G2 es todavía más versátil. Puestos a sumar: disponibles en acabado en negro o blanco.
La escalada en calidad de la serie se nota, evidente a mayor precio. La pequeña de las dos invitadas, la MAUI11, ofrece 500 W de potencia RMS (1.000 de pico) ante un consumo de 600 VA (lo que, sobre el papel, concuerda, gracias en parte al concurso, en ambos casos, de un amplificador de Clase D) y comparte con su hermana mayor G2 el panel de conectividad y los controles (eso sí, escasos, aunque ya lo veremos). En cuanto a entradas se refiere, disponen de una entrada XLR etiquetada como micro, entrada cinch (aka RCA) estéreo de línea punteada con una toma XLR-TRS también en estéreo (y con su correspondiente control de volumen) y una entrada minijack que comparte control de volumen con la “entrada” Bluetooth. En cuanto a salidas una XLR pra poder alimentar otro sistema idéntico, ya sea para conseguir un verdadero estéreo (no era posible con las MAUI5) o para ir encadenando sistemas y compartir la misma señal (evidentemente, mono). Para este fin existe un conmutador en la parte superior etiquetado como mono/estéreo. Es ahí donde además encontramos los indicadores LED de funcionamiento, detección de señal, aviso de límite y protección, además de dos potenciómetros: el nivel de SUB y el nivel de volumen general.
En ambos modelos pesan más tanto los tops como los subs. Heredan, como he anunciado, el concepto de las MAUI5, por lo que su instalación es rápida y sencilla, sin que se necesite la ayuda de nadie. Al pesar más, los tops añaden ahora unas guías en forma de punats de hierro que aseguran la instalación e impiden, por ejemplo, montarlo mal. Aún con sus 2 metros de altura, sigue siendo fácil. El sub del MAUI11G2 pesa unos 16,9 kg pero sigue siendo fácil de transportar gracias a un agarre en su parte superior. El del MAUI28G2 pesa 3 kg más (19,7 kg) y quizá por ello han dispuesto de un doble agarre laterla aunque, sinceramente, no haría falta. No hay cables de por medio, ya que como las MAUI5, utiliza un sistema de conectores propios que envían la señal entre los diferentes tops. Ambas vienen con dos “tops”, y aunque en la MAUI11G2 uno de ellos, el del medio, está vacío de altavoces (el otro dispone de 8 altavoces de 3” y 2 de 1”) en el caso de la MAUI28G2 en total se utilizan 16 de 3” y 2 de 1”, repartidos parte de los 16 entre la columna superior y la del medio. Pero, vayamos al grano…
¿Cómo suenan?
La primera prueba era fácil: nivel de línea escuchando música entrando por jack a los equipos. Ambas informan de una dispersión de 120º en horizontal y sin duda así es, pero las diferencias residen básicamente en dos: potencia (o nivel de presión sonora) y, sobretodo, reproducción de las bajas frecuencias. Ya adelanto que en ambos casos decidí ajustar el grave en una posición que me satisfaciera y eso sólo lo conseguí ajustándolos al máximo. El (pequeño) MAUI11G2 dispone de 3 altavoces de 6,5” en el sub y eso no resulta suficiente si lo que se quiere es espectacularidad (aunque ¡sólo faltaría!, son tres altavoces de ‘sólo’ 6,5”). En cambio, los 2 altavoces de 8” de su hermano mayor adquieren mayor protagonismo.
Un control de graves mejorado, sin la ausencia de punch que padece el medio benjamín de la serie, pero claro, a cambio de más consumo y más necesida de potencia, además de un sub algo mayor en tamaño y peso. En realidad el MAUI28G2 es más fiel a una respuesta plana que en general lo hace todavía más atractivo de escuchar. Hasta aquí, sinceramente, todo sobre lo esperado. En realidad, lo que me gustó es que ambos permiten, ahora sí, una reproducción estéreo de verdad (con otro sistema idéntico, claro) gracias a su salida XLR, lo que ayuda a justificar también su escalada de precio. Esto, junto a los 120º de dispersión hacen que sea tremendamente fácil llenar de música un espacio digno sin nada de esfuerzo (ni físico, ni eléctrico, etc.). El mayor número de altavoces, potencia y resolución del equipo ayuda a disminuir sensiblemente el nivel de fatiga por otro lado típico de estas soluciones “demasiado” compactas. ¡Bien por LD Systems!
Volví a utilizar la entrada Bluetooth y, a igual que con las MAUI5, el enlace es rápido y sencillo. Aparentemente suena mejor, cuando en realidad lo que ocurre es que el volumen “parece” más fuerte. Si controlamos esta situación los resultados son iguales, totalmente idénticos, pero a diferencia de lo que me ocurrió con las MAUI5, el alcance Bluetooth es todavía mejor, más seguro y fidedigno, incluso diría que dobla en alcance físico.
Donde pude encontrarle cosquillas fue con un micrófono, más cuando sabía que para que la reproducción general fuese equilibrada tonalmente me vi obligado a subir el control de graves hasta el máximo (es decir, subs ‘a tope’). Utilicé, otra vez, el D1USB de LD conectado, evidentemente, vía XLR. Como he comentado antes el único control que hay es el de nivel… y nada más. Esto no es problema con el MAUI11G2 y, como ocurrió con las MAUI5, basta conectarlo y hablar: funciona y muy bien. No hay acople si te colocas justo delante (aunque ya me diréis porqué) y, si quisiera buscar un acople lo conseguiría a 5 cm del sub… ya me diréis que hacemos recostados en el suelo delante del sub hablando. Así que muy bien. Pero está claro que cualquier mejora del micrófono (fijaros, aunque es previsible, que no tiene phantom) la deberemos realizar externamente, ya sea conectando una mesa y ecualizando previamente o buscando un micro mejor, que seguro que no será el caso.
Con la MAUI28G2 la cosa cambia. En realidad suena mejor (mejores medios y mejores graves ayudan), pero tenemos más problemas. Al igual que con el 11G2 os recuerdo que tenía el nivel de graves al máximo y eso ahora se nota al conectar el micro: cerca de esta MAUI se acopla en bajas frecuencias. Sin duda alguna no pasa nada, porque será raro colocarse justo donde se acopla, pero hubiera estado bien que existiera un sencillo filtro pasa-altos en esta entrada (ni que fuera un conmutador a 80 o 100 Hz). Además, también radicalmente cerca, sí se nos acoplará cuando estemos de pie y cerca de las “torres”, ya que este modelo sí equipa altavoces en la parte media, que es donde está nuestra boca. Insisto, te alejas un par de palmos y listos, pero mejor saberlo con antelación.
En conclusión
Ambos modelos forman parte de una renovada serie que se engloba bajo el epígrafe G2 y añaden interesantes novedades sobre todo en lo que a versatilidad se refiere (no sólo por sus acabados en blanco o negro, sino los diferentes pedestales) sin mermar en ningún caso lo que hace especial estas MAUI: fáciles de instalar, rápidas y “plug-and-play”. Suenan muy decentes y aparte de un par de detalles, bajo unas manos más o menos decentes fácilmente ofrecen un sonido más que convincente.
Un trípode para los más precisos
Otra de las novedades que ha presentado LD Systems es un trípode para altavoces con manivela de la serie Gravity (modelo SP 4722 B, 138 €). Aunque no nos hará falta para las MAUI, lo traigo a estas páginas por un par de características que me resultan interesantes. Como tal, utiliza tres patas para una mayor estabilidad, como su nombre indica: trípode. Pero son algo más largas de lo normal, lo que ayuda a mejorar esa estabilidad.
Su construcción es robusta, se eleva mediante manivela y, además de obtener todos los certificados de seguridad habidos y por haber, sube hasta unos nada menospreciables 2,3 m, dejando la altura mínima al 1,6 m (adecuado para colgar cómodamente cualquier altavoz). Lo que me atrajo de este sistema es que incluye un centímetro escondido en el tubo que sube que te informa exactamente de a qué altura está situado, lo que facilita a los más precisos (que deberíamos ser todos) ajustar la caja acústica a su altura perfecta sin tener que recurrir a lo de siempre: “dime si parecen que están iguales”.
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