Grabación

¿Es realmente necesario el remastering para servicios de streaming?

06/10/2017 por Bobby Owsinski

Con la introducción de algunos plugins de mastering que te permiten monitorizar tu mezcla tal como sonaría en diversos servicios de streaming, se ha difundido la idea equivocada de que es necesario enviar un master diferente para cada uno; es decir, "remasterizar" tu master. Es fácil entender por qué se piensa así, pero esta es una de esas raras ocasiones en las que algo resulta ser mucho más simple de lo que parece. Tengamos primero una visión de conjunto.

Todo está en la LUFS

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La mayoría de los servicios de streaming han pasado a medir sus niveles de audio en LUFS. LUFS es una escala internacional para medir el loudness que utiliza un algoritmo similar a cómo oímos las cosas. Se introdujo principalmente para responder a las quejas sobre los anuncios de televisión, que sonaban mucho más altos que el programa que se estaba viendo, incluso cuando los medidores de nivel ofrecían la misma lectura para ambas cosas.

A diferencia de otros estándares de medición que utilizamos en audio, LUFS mide el nivel a lo largo del tiempo, así que ofrece una manera más precisa de monitorizar el nivel que realmente escuchamos (encontrarás más información sobre LUFS aquí).

Niveles de streaming

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Actualmente hay dos niveles de reproducción diferentes en los servicios de streaming más populares. El de Apple Music es -16 LUFS, y YouTube, Spotify y Tidal van a -14 (es estándar AES es -16). Cuanto más te acerques a 0 LUFS, más alto sonarás, así que Apple Music suena algo más bajo que los otros.

La idea equivocada

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Con la llegada de plugins de mezcla y mastering con los que podemos escuchar cómo sonará la mezcla una vez pasada por el codec de los servicios de streaming —como el Mastercheck Pro de Nugen Audio que usamos como imagen de ejemplo al inicio de este artículo—, hay cierta confusión. Estos plugins nos permiten escuchar cómo sonaría el tema, pero no hacer un master para cada caso, porque no necesitamos un nuevo master.

No hace falta un nuevo master

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Cada servicio de streaming hace su propia codificación. Incluso aunque envíes un master hecho específicamente para un servicio, al nivel correcto, de todos modos lo codificarán. Lo que todos estos servicios piden es al menos un master a 44.1 kHz / 16 bits, y en algunos casos (como Tidal Premium y Apple Music), un master a 96 kHz / 24 bits.

Comprende que no puedes subir tu propio master a cada servicio de streaming directamente, a no ser que seas una gran discográfica indie o utilices agregadores como TuneCore, CD Baby o DistroKid. Estos agregadores también piden masters a 44.1 kHz / 16 bits, ya que eso es lo que ellos envían a los servicios de streaming.

Dicho esto, se ha observado que las canciones que tienen más rango dinámico suenan significativamente mejor en prácticamente todas las redes de streaming, si las comparamos con otras que han sido ajustadas de nivel y "aplastadas" para pasar por el algoritmo de compresión de datos. Esto quiere decir que, incluso si tu master suena potentísimo cuando lo reproduces desde el archivo original o desde un CD, va a reproducirse al mismo nivel de un master flojo cuando vaya por streaming, y seguramente no quedará bien.

Bueno, ¿y qué hago?

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Si trabajas con un ingeniero de mastering, seguramente ya estará al tanto de estos problemas y hará los ajustes necesarios. Si masterizas por tu cuenta, haz un archivo master AIF o WAV a 44.1 kHz / 16 bits, pero deja algún rango dinámico (al menos 9 dB) para asegurarte de que obtendrás una mezcla para streaming que sonará estupendamente. De nuevo: el remastering no es necesario.

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