Algo huele a podrido en la SGAE (y yo no he sido)
Leo en El Público:
La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) es mucho más que una entidad de gestión colectiva, lo que la obliga según la ley a no tener ánimo de lucro. Esto le ha permitido obtener del Ministerio de Cultura la potestad para recaudar dinero allí donde suene o pueda sonar música de uno de sus asociados.
Sin embargo, como demuestran los datos del registro mercantil, SGAE es sólo la punta del iceberg de un entramado societario. Dentro de éste, la práctica totalidad de las compañías son sociedades limitadas, es decir, sí tienen ánimo de lucro. Además, la facturación de éstas se obtiene básicamente por servicios a SGAE y procede por tanto de la recaudación de derechos de autor.
El diario dirigido por Ignacio Escolar (Nacho para los que lo conocíamos de antes) declara haber un enredo de subempresas que, mediante el traspaso de activos, derivan los beneficios del dinero recaudado a sus autores hacia otros negocios más o menos relacionados con la cultura. Esto podría ser más o menos lícito si no fuera porque la SGAE, las asociaciones que dependen de ella, están declaradas como "sin ánimo de lucro".
Como siempre he dicho, considero la SGAE una buena idea (defender los derechos de los autores y recaudar lo que les corresponda por ley para ellos) mal ejecutada (persecución al público, canones indiscriminados y un largo etcétera que todos conocemos).