Algo nuevo
Cuando me siento a componer, ya sea con lápiz y papel, ya sea en mi teclado, siempre me planteo la composición como un proceso de imitación: me digo, voy a componer música electrónica tipo Vangelis, o una cancion de Jazz para improvisar, o un preludio de opera tipo Wagner que se pueda incluir en alguna película. Nunca me digo: voy a hacer mi propia música. ¿Por qué? ¿Por qué no me siento cómodo haciendo un estilo en concreto, un estilo personal que cuando lo escuche diga "este soy yo". Cuando escucho algo mio y ha pasado algun tiempo desde que lo compuse, suelo enfrentarme a ello al igual que cuando escucho música de otra persona. La objetividad me agarra sin darme opción: veo fallos, pero también veo logros, cosas que me gustan, como si mi exagerado sentido autocrítico para otras cosas (mi cara en el espejo, mi voz en una grabación)desapareciera. La sensación es de total lejanía. Como si otra persona lo hubiera compuesto. Recuerdo que cuando hice la prueba de acceso al grado superior de composición, tuve que escribir una obra, pues pedían tres y solo tenía dos que en ese momento me apetecía presentar. Decidí no arriesgar y escribir una sonata a imitación de Mozart. Para dar más juego, me propuse contrastar ese estilo en unas secciones con el estilo de Haydn en otras. Al final quedó resultona. Meses después me vi tarareando mentalmente esa sonata. Pero, ¿de quien era? parecía de Mozart, pero tenía elementos haydianos. De Beethoven no podía ser, pues no la recordaba. Busqué en mis Cds y cuando ya estaba terminando de revisarlas todas caí en la cuenta de que había sido yo el responsable de que existiera. ¿Por qué no me sentía identificado con ella? No tengo estilo propio, pensé. Tengo el estilo de cualquiera menos el mío. Desde ese día me propuse buscar, indagar en la música, pero a la vez en mi. Para llegar a tener un estilo propio debía dejar a un lado todo lo anterior y crear algo nuevo. Algo nuevo con lo que me sienta identificado. Ante esta situación sólo veía dos resultados, nada de medias tintas, nada de grises, o blanco o negro, o 0 o 1: o el triunfo de una creación original o el fracaso más absoluto. De momento no he conseguido nada. Pero esto no me preocupa: al igual que los posibles escenarios, los resultados también serían concretos y objetivos, o lo consigo o no, no obtendré resultados intermedios que terminen en el exito, no es una escalera que haya que subir o una montaña que escalar, no hay referencias, no hay camino. Mirando atrás veo toda la música pero, mirando al frente, la oscuridad.