La anarquía de la música electrónica, el hándicap del éxito.

La música electrónica, desde sus orígenes y hasta la actualidad, ha ido evolucionando a medida que la tecnología de las herramientas que la fabrican, también avanzan.

Así, en sus principios, los sonidos que existían prácticamente eran iguales con algún que otro matiz y diferencia añadida según la puesta en escena al mercado de nuevas herramientas capaces de producir sonidos nuevos.

No quiero hacer referencia a ningún tipo de música electrónica en particular, hablamos de la destinada al “dance”, a los clubs, a las raves, etc. Digamos que en general. Tampoco quiero referenciar a ningún grupo ni artista “referente” de la música electrónica. Han habido muchos y ahora también. Unos mejores que otros, pero abundantes.

No. No es el tema de este blog. Dejo la polémica de qué artista es mejor o peor, o qué música o tendencia era mejor, o si la música anterior es mejor o peor que la actual…etc., eso lo dejo a gusto del “consumidor”. Cada “consumidor” de un tipo o variante de música electrónica, lo hace en base a su gusto personal o también lo hace por “otros motivos” del mundo que le rodea: círculo de amigos, situación geográfica, situación personal, etc.

Estamos finalizando el 2011. Uf, ¿cómo pasa el tiempo verdad?. Los coches siguen sin volar y me siento engañado, porque en el colegio los profesores “listillos” de la época decían (allá por el año 75 cuando yo tenía 10 años) que en el año 2000 los coches iban a volar, por la velocidad con la que los avances tecnológicos marchaban y que nosotros lo disfrutaríamos, por vivir esos años (los actuales).

Cuando recuerdo esta anécdota colegial, me acuerdo de los años en los que en las discotecas despuntaban unos discos “raros” de unos tíos “raros” que hacían una música con unos sonidos “futuristas” y que a mi me gustaba mucho, porque veía que el año 2000 cada vez se aproximaba y que la “revolución electrónica” ya estaba llegando. Quizás por eso, al terminar el colegio (antiguo 8º de EGB) me fui directamente a matricularme en formación profesional en la rama de electrónica.

Fueron unos años muy productivos para mi. Viví en primera persona la Movida Madrileña del Pop, fui al mismo tiempo un heavy que lo mismo iba a un concierto de Cucharada a la sala Canciller (grupo y sala míticos de la época) que asistía con las niñas que me quería llevar al “huerto” a un concierto de Mamá o Mecano.

Pero vayamos más lejos. La Música Electrónica. Así, con mayúsculas. Eso era lo que más me apasionaba. En mi soledad, en mi intimidad. El sonidito típico del casio. Un mini-teclado que no sabía tocar, pero que pulsando los botones de cambio de sonidos y las teclas aleatoriamente con un ritmo que no venía a cuento, pasaba a un estado de trance total. Me hipnotizaba a mi mismo con el “tecladito de los cojones” (como decía mi difunto padre). Una vez me lo quitó y lo estrelló contra la pared. Nada. Ni un rasguño. El hijoputa del miniteclado intacto. Y ahora te gastas la pasta en un “superkorgrolandakai-quetecagas” y se te jode como le mires mal, evidentemente los tiempos han cambiado.

Esos sonidos de los que hablo fueron para mi, los que marcaron mi gusto musical bastante, porque no tenia un gusto definido. Me gustaba todo. Con el colegio fuimos de excursión al Teatro Real a ver un concierto de música clásica y creía que era un castigo. Yo, a ver un concierto de música clásica… ¡ no jodas ! . Cuando terminó, me tuvieron que arrancar de la butaca. Flipé en colores con 12 años al sentir los instrumentos cómo se metían en mi cuerpo a través de los oídos. Impresionante. Y pensé: ¿también me gusta la música clásica?....vaya tela.

Sin querer contaros mi vida (para eso cuando salga mi libro), os digo esto porque al igual que a mi me ha pasado, que no tuve un gusto preferido y definido sobre la música, creo que le ha pasado a mucha gente y en los tiempos actuales ocurre lo mismo: que sólo sabemos lo que no nos gusta, pero lo que nos gusta puede ser tan distante y tan diferente que no tenemos algo “favorito”. Te puede gustar un tema de Jean Michel Jarre o Alan Parson y al mismo tiempo gustarte mucho también una canción de Los Secretos o de Curtis Blow. Creo que el momento y el estado de ánimo, hace elegir en cada caso el escuchar unos u otros.

El blog se titula: la anarquía de la música electrónica, el hándicap del éxito. Pues bien, algo de lo que anteriormente he contado, tiene que ver. Yo creo que mucho.

A lo largo de los tiempos, muchos jóvenes como yo, no tienen “definidos” sus gustos musicales. Hablo de algo “definitivo”. De decir: mi música favorita es ésta y sólo ésta. Quiero ésto. Nada más.

No. Nos gusta tanto la música que no tenemos esa elección tan radical de sólo querer o gustarnos un solo tipo o variedad. Nos gustan varios. Y eso no es ni bueno ni malo, simplemente debemos aceptarlo como parte de nosotros.

Ahora, existen infinidad de tipos de música electrónica o denominaciones de los mismos. Tampoco voy a relatarlos, hay tantos y tan “confusos” que los mismos sonidos, antes se llamaban una cosa y ahora es otra.

A los que nos gusta la música electrónica, en todas sus variantes (unas más que otras) nos da igual. Sólo sabemos lo que no nos gusta. Nos jode oir el (con todos los respetos) maldito reggaetón, la pachanga, rumbas, sevillanas, etc., incluso si a la gente que le gusta lo que a nosotros no, eligen algo de música electrónica, entonces pasamos “a la defensiva” y aunque sea algo que nos pudiera gustar, directamente lo rechazamos porque como gusta a “las masas”, a los pachangueros, a esos que están en el “lado opuesto” a “nuestra “ “cultura electrónica”, pues entonces, lo llamamos “música comercial” y claro, va contra nuestros “principios” y la descartamos de nuestros tracks-list e incluso abucheamos en la entrega de unos premios de una revista “comercial”, al ganador, porque entendemos que es peor que cualquiera de los otros 99 que salen en esa lista.

¿A dónde hemos llegado ?. ¿Qué ha pasado?. ¿Por qué tenemos que ser “diferentes”?. ¿Es nuestra elección, “la mejor”?. ¿Por qué cada día “nace” un tipo de música electrónica “diferente”, aunque sólo sea en su denominación?. ¿Detestamos lo que les gusta a “la masa”, aunque en la intimidad o “a ciegas”, nos guste?. ¿Falta creatividad musical a la hora de producir…o, simplemente no sabemos lo que queremos?. ¿No será que “lo que queremos” es un “cortijo privado” para nosotros y nuestros colegas?. ¿Por qué un festival donde hay decenas de miles de personas es considerado “macro-comercial” y se aleja de esa “exclusividad” que a muchos nos gustaría tener, como tiene el que se puede comprar una camisa de 350 € ?.

Ciertamente, yo tampoco lo sé. Y sinceramente, no quiero saberlo. Durante todo este tiempo, he sabido separar el trabajo que realizo de Dj, con la dedicación y ocio musical que siempre he tenido. Pero según pasan los años, veo cómo al final es lo mismo de siempre. Quizás la diferencia es que hoy ha nacido el habitante 7.000 millones y hace unos años éramos 5.000 millones y claro, hay más gente, más productores, más herramientas, más conciertos, más emisoras de radio, más consumidores, etc., en definitiva: más música.

Y claro, con tanta música y tanta gente y tanto “productor”, pues…pasa lo que tiene que pasar: que cada uno va a su bola y cada día emergen nuevos sonidos, nuevas modas, nuevas “denominaciones de origen” musicales y nuevos negocios. En el apartado de la música electrónica, más si cabe, por su evolución de la mano de los avances tecnológicos que incluso aprovechan otros músicos para sacar sonidos de instrumentos con un simple sintetizador.

Creo que estamos viviendo una “anarquía electrónica musical” en la que “todo vale” porque hay sitio para todo. Y eso tiene sus pros y sus contras. Es el hándicap de su éxito. Del éxito de la música electrónica. (No digo también del fracaso, porque creo que por muy poco que nos guste algo, nunca será un fracaso, para mi lo peor es el menor de los éxitos).

Pros: (entre otros)

  • Aire fresco de gente cada vez más joven y con mucha creatividad.
  • Nuevas tendencias que van renovando las menos “exitosas”.
  • A más música y nuevas producciones, también más posibilidad de nuevos mercados.

Contras: (entre otros)

  • La masificación extrema, y el “ansia” por “producir” música electrónica, hace que pasen desapercibidos sin pena ni gloria, grandes temas que quedarán en el olvido.
  • Si quieres que “triunfe” lo que produces, va contra tus “principios culturales”, porque podría gustar a las masas y te convertirías en aquello que siempre has criticado. (esto sería un “pro” siendo consecuente 100%)
  • El número de gente que le gusta ésta música, es tan poco en proporción con el resto de variedades musicales que existe en el mercado, que reduce las posibilidades de uso empresarial en una sala.

Sólo he puesto unos ejemplos. Hay infinidad de “pros” y “contras”. Pero lo importante es saber por qué si es tan buena nuestra propuesta musical, si es tan bueno lo que a nosotros nos gusta, ¿por qué no tiene tanto éxito o el mismo éxito que el resto de las variantes musicales?.

Ojo, que con esto no quiero decir que si gusta a más gente es “mejor” o si gusta a menos gente es “peor”….no, eh? , ni mucho menos. Simplemente digo que el número de coincidencias musicales es diferente y en la proporción, está el negocio.

Porque el negocio musical es global. El negocio (o la mal llamada “industria musical) de la música abarca todos los géneros. Para el empresario, le da lo mismo organizar un concierto de “X” que de “Y”. Lo que quiere es que la caja se llene aunque el concierto sea de música estridente y de mala calidad o que el artista se cague en el escenario. Da igual. Al empresario sólo le preocupa la caja.

Pero entonces… ¿por qué lo criticamos si formamos parte del “negocio” (djs, camareros, porteros, rrpp, limpiadores, repartidores, etc.) y nuestro dinero del sueldo sale de esa caja ?

Si formamos parte del “negocio”, entonces el chip cambia radical. Maldito dinero, ¿verdad?.

La música electrónica en una porción mínima del “negocio musical”. Es la “eterna promesa”, siempre está en auge….pero sólo si exceptuamos grandes festivales de Djs o conciertos de grupos concretos, veremos cómo de unos años a esta parte son siempre “los mismos”.

Apenas sale gente nueva. No hay opción. Está “el patio” tan mal que la mafia se centra en las contrataciones y la publicidad. Por eso, cada nuevo productor que emerge debe pasar “por caja” en promoción y esperar “su turno”. Y aún así, no te asegura el triunfo.

Hoy todo es una “anarquía” musical que en ocasiones roza lo absurdo. He seguido a varios Djs “productores” que sacan temas como churros, en páginas de la red, en blogs, en emisoras online, etc. Y a un ritmo vertiginoso nada pensable hace años.

Alguno saca un tema semanal !!, con las versiones “original-mix” “dub-mix” “club-mix” y “re-re-remix”. Increíble.

Pero luego sólo cuenta los que conocemos. Los llamados “Djs Top”. Un Dj que te llena una sala, es el que cuenta. Para el empresario, para los seguidores y para el negocio. La música cuenta menos cuando el Dj ya está consagrado. De hecho, Djs-Tops muy conocidos, últimamente viven de su nombre, de lo que hicieron anteriormente. Aunque saquen un tema que sea una castaña, es igual. Vale. Su nombre tiene mucho peso y sabiendo que llena las salas, sabe que le van a contratar.

Entonces es cuando debemos reflexionar: ¿qué queremos verdaderamente? ¿lo “bueno”? ¿y qué es “lo bueno”? ¿lo que nos gusta?.

Porque sólo veo y leo quejas de todo el mundo: que “la cosa” está mal, que esto no funciona, que no hay trabajo…etc. Y desviamos la atención del verdadero problema que creo tiene actualmente la música electrónica. El “desparramo” del todo vale.

…y mientras, los coches siguen sin volar.

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