Apadrina un parásito
Enero es para mí tiempo de reflexión social porque me toca pagar el último trimestre de IVA e IRPF del año y cerrar el ejercicio fiscal, que es la muy pedante manera que tiene la administración pública de decir "año".
Como todos sabéis, los impuestos, que se parecen a la muerte en que al final siempre te llegan, se reparten para pagar entre todos la máquina pública. Un poquito en administraciones, un poquito en sanidad, un poquito para cada ayuntamiento, un poquito para cultura y para deportes, un poquito para...
Esa es una forma de verlo. Otra forma de verlo es que tus impuestos no han sido troceados en piezas muy pequeñas, sino que se usan para mantener una sola cosa. Un servicio, o una persona.
O un parásito.
Así es como yo lo veo. ¿Adonde van mis impuestos? Digamos, por decir algo, que no estoy pagando el sueldo a un maestro de primaria o a una enfermera, digamos que mis impuestos están apadrinando un parásito, pero apadrinándolo bien, a tiempo completo.
La cuestión es: ¿a qué parásito estaré yo apadrinando? Porque hay muchos. Está la gnte que defrauda el PER, que es un clásico en Andalucía, los funcionarios inútiles que cobran por ser un lastre para el sistema, todas esas bajas por enfermedad firmadas por médico amiguito que ni son enfermedad ni son nada, los fraudes del paro, las subvenciones a empresas fantasma creadas precisamente para chupar de la subvención sin hacer nada, y un tipo de parásito que me ofende especialmente: los fraudes por las ayudas a mujeres maltratadas, que de vez en cuando acaban en mujeres que tienen la desfachatez de reclamar la ayuda acompañadas de sus esposos a los que hacen arrumacos mientras el funcionario frente a ellos mira los papeles. Dinero destinado a ayudar a salir adelante a una pobre mujer que se ha juntado con quien no debía acaba en manos de gentuza que no la merece y que al rato planta ese dinero tomado del esfuerzo de gente honrada en las manos de su peluquera o de una tienda de ropa pija.
¿Quién será mi parásito? Sé que tengo un parásito apadrinado, pero no sé quién es ni cómo me parasita.
¿No debería escribirme una carta o algo?