Apuntes para Historias del Manicomio

A veces la niebla enturbia mi mente.

No me deja ver más que ciertas cosas.

Descontextualizadas.

Entre la niebla,

un par de uñas pueden parecer un enjambre de saltamontes.

Entre esas nubes espesas y lentas no sé quién soy.

A veces la niebla trata de engullirme.

Quiero espantarla con lo único que tengo,

pero mi aliento sólo la vuelve más densa.

Esa nube podrida tiene el perfume de la muerte.

A veces la niebla está en mi ojo,

invadiéndolo dolorosamente.

Y a veces la niebla se disipa.

Ese es el verdadero horror al que tanto temo.

El agujero de mi mente

se ensucia muy rápidamente.

De ahí salen los vaporcillos,

por eso lo veo todo rojo.

Mujeres y zombies.

No hay más.

Salgo a la calle con la tubería.

Cuando miro a través de ella

quiero dispararle a todo el mundo.

La gente pensará que soy idiota.

Pero soy un francotirador con una tubería.

Ahora me ha dado por jugar a las almejas.

Compro uno de esos saquitos

y trato de averiguar cuántas hay.

El día que lo adivine

saldré a la calle a matar a todo el mundo.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - LOS NIÑOS

Hoy he estado en una feria.

He visto a unos niños

y se me han ocurrido un montón de cosas.

Algunos estaban solos,

jugando separados de sus padres.

No entiendo cómo los dejan así,

con la gente tan mala que hay.

Me he distraído siguiéndolos

hasta la entrada del bosque.

Cada vez me imaginaba más juegos.

Tengo que apuntarlos,

que luego no me acuerdo de nada.

Te puedes divertir de mil maneras con los niños.

La lástima es que antes

tendría que haber pasado por la ferretería.

Entrando en los bosque,

los niños chillones comienzan a callar.

Parece que sienten dónde están

y de aquellos gritos se pasa

a estas risas contenidas, susurros y maullidos.

Se acercan y se separan,

andan escondidos y yo también ando,

rodeándolos, sin ruido.

El tierno crujir de zapatos pequeños,

soy un demonio que sueña cuando no tiene sueño,

el cansancio en sus piernas,

las piernas de trapo,

el lobo es un perro que se come a los gatos.

Hoy tengo hambre,

hoy tengo deseo,

el bosque es un estómago oscuro

y un esternón duro hace de suelo.

La jaula se ha abierto y han salido los pajarillos,

me fijo en sus cuellos tan delgados.

Sin dejar de mirarlos compruebo mis uñas...

te juro, te lo aseguro, que están creciendo de nuevo.

Es el bosque... es el bosque...

Seamos sinceros, el bosque no tiene nada que ver.

Soy un reguero de pólvora

que brilla bajo un sol demoledor.

Se oculta en las sombras de la noche,

Se esconde bajo las sombras de los árboles.

Los hombrecitos de mi cabeza trabajan con frenesí

y el nerviosismo me hace cosquillas en la cabeza,

por dentro.

Los pájaros vuelan sobre un agujero de mi cabeza

están esperando que lleguen los restos,

para comerlos.

Apago las luces,

me meto bajo las sábanas

y los hombrecillos me pinchan con sus jeringuillas.

Son delgadas y las clavan desde dentro,

me atraviesan con sus finas agujas y salen entre el pelo.

Mis manos están muy duras,

parecen manos de viejo

Los dedos de los niños pueden sentirlas, pero yo no puedo.

Un lobo acechando a un conejo,

soy la sombra de una sombra,

sé que no siento miedo,

que no existen fronteras para las cosas que sueño.

Soy una flor con una araña,

soy la encarnación del miedo.

Hago ruidos separándolos,

imitando sus sonidos.

Ya queda lejos el sendero de los caminantes,

la paciencia es un arte muy práctico.

¿Quieres escuchar algo mágico?

Los niños mueren muy despacio.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - EL MONSTRUO DEL BOSQUE

Semillas, naturaleza,

sangre tirada y espesa.

Violetas en cada ojo,

pétalos a mi antojo,

cuadros descoloridos,

húmedos, semiescondidos.

Rojos oscuros, brillantes,

¡párense, caminantes!

Rosas en lo malherido,

castañas en lo podrido.

Junto a un abeto gigante,

observa el monstruo perdido.

¡Párense caminantes!,

aquí hay algo interesante.

Vuelvan por donde han venido,

pero dejen su sangre antes.

Caramba, qué delicados,

ahora que se han manchado.

Tengo ciertos caprichos,

no digan que no lo he dicho.

Y una calavera ríe,

o, al menos, me lo parece,

y las rosas de los rosales,

sobre tus labios florecen,

con agua de los canales,

en tus vacíos ojos,

chupados por los piojos

embelleciendo el valle.

No me observes,

gusanito...

Huelo algo diferente,

oculto entre tus dientes.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - ESTRELLAS

De noche, en mitad del campo, levanté la vista y vi la belleza del firmamento. Las estrellas brillaban, titilando, como llamándome, diciéndome "¡Ey, aquí estoy yo!", "¡y yo aquí, obsérvame!".

Y no me he sentido pequeño, al contrario. Me parecían luces que pedían ayuda y yo era el Ser Supremo de la Creación.

En el silencio de la noche, en realidad roto por miles de chasquidos muy pequeños, admiro el cielo que me rodea. Es gigante, enorme, monstruosamente monumental e inabarcable. Pero no puede tocarme. Me hace sentir que estoy en una esfera, invulnerable, y no me escondo, me río y vuelvo mi rostro desafiante hacia el cielo inescrutable.

Es tan grande que cabe todo, lo material y lo inmaterial. Ahí es donde explotan los soles, donde giran los planetas, donde duermen los dioses, donde vigilan. Los demonios tampoco pueden tocarme, están abajo y una capa de tierra muy gruesa los mantiene allí apartados. Vuelvo la cara hacia el suelo y entonces recuerdo a qué había venido.

La chica aún está viva y eso que llevo todo este rato pisándole el cuello.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - ABEJAS

Susana todos los días soñaba con que le picaban las abejas. No eran abejas normales, eran gordas y redondeadas, doradas y tenían alrededor un contorno que parecía iluminarlas que les daba un aspecto algo fantasmal.

Cuando el sueño comenzaba, Susana estaba dentro de la cama. Entonces empezaban a venir, fulgiendo débilmente en la oscuridad, flotando en una leve oscilación que proyectaba sombras borrosas sobre la pared. Ella tenía mucha fuerza y cuando se acercaban, sacaba los brazos fuera de la sábana y las apartaba a manotazos. Pero las abejas aprovechaban para picarle y ella empezaba a marearse, a dormirse, a soñar dentro del sueño y perdía la energía poco a poco. Entonces, se deslizaba fuera de la cama y se arrastraba por el suelo, momento en el que las abejas se abalanzaban sobre ella y le picaban con saña, una vez, dos, diez a la vez. Susana no podía tener los ojos abiertos y soñaba que la puerta hacia la que se dirigía se volvía borrosa desapareciendo al ritmo de los latidos de su corazón. Entonces, con un último esfuerzo, muerta de miedo, se volvía boca arriba para tocarse con la mano el corazón y comprobar que seguía funcionando. Las abejas se lanzaban entonces contra él atravesándolo con dardos muy finos llenos de veneno que serían el alimento de la larva que depositaban en él.

Luego, despertaba de su sueño dentro del sueño y volvía a la cama, a criar al asqueroso insecto, dispensándole los cuidados de una madre.

Susana despertaba por la mañana muy cansada. Se miraba los brazos con recelo y levantaba el vestido para verse el pecho. Lo tocaba con cuidado, lo pellizcaba buscando cualquier rastro de herida o agujero, pero no veía nada. Luego se levantaba y se dirigía a la cocina, abría la alacena y metía la lengua en el bote de miel comiendo ávidamente.

Susana recordaba su sueño, pero no su sueño dentro del sueño, aunque a veces lo atisbaba en la lejanía y se veía a sí misma como una madre que cuida de un retoño, lo acuna y alimenta, pero lo que tenía entre los brazos no era un bebé, era algo monstruoso. Aunque no puede verlo porque el recuerdo dura un instante, la sensación perdura y Susana lame del bote de miel sin comprender por qué lo hace.

Susana seguía soñando lo mismo, pero el sueño dentro del sueño iba cada día un paso más allá. El retoño crecía en su interior y la cambiaba a nivel molecular. Ahora se sentía más fuerte que nunca, los pies le llegaban al extremo de la cama aunque estuviera recostada y tuviera las piernas plegadas. Los ángulos que éstas formaban bajo las sábanas no parecían humanos. A veces se había dado cuenta de que tenía las manos ocupadas y cogía algo de forma inconsciente con otra que aparecía de la nada, aunque no pudiera encontrarla cuando se examinaba.

Cuando Susana despertaba, ya no lo hacía del todo. Se cuidaba mucho de todo tipo de golpes, no corría riesgos por nada, se quedaba en casa con sus padre, sin salir del salón, sentada y sólo se levantaba para ir a por comida.

Sus hábitos alimenticios habían cambiado mucho, comía a escondidas miel, limón, huevos y pescado, sobre todo seco. Se agachaba en la alacena y con los brazos cruzados y los codos extendidos, acurrucada sobre sí misma, parecía que le salían apéndices con los que agarraba los alimentos que devoraba.

Iba y venía con el vestido en un botón desabrochado, a la altura del pecho, para poder tocarse el corazón y comprobar continuamente si había alguna diferencia. Es normal que la encontrara. De tanto buscar, Susana halló lo que no había y se convenció de que estaba criando a un ser que anidaba en su corazón y que era fruto de las abejas que poblaban sus sueños.

Empezó a recordarlos con más claridad y ya sabía que alrededor del corazón tenía un veneno que era el alimento del monstruo, su hijo, y que este veneno la protegía. Si lo tenía dentro de ella, era el sustento del animal que crecía dentro de su cuerpo y no la había matado, no podía ser más que un líquido maravilloso, corrosivo y mortal, que la protegía con sus propiedades devastadoras a las que ella era inmune.

Susana puso toda su atención en sus padres y los cuidados que a ella le daban. Dentro de poco sería como ellos, tendría su propio hijo al que cuidar y quería saber cómo. Sin embargo, un instinto animal salvaje y primitivo le parecía indicar todo lo que tenía que hacer aunque no pudiera saberlo ahora. En su momento, un impulso natural la guiaría.

Ahora, las abejas de sus sueños volaban a su alrededor, flotaban en las esquinas de la habitación y iban de un lado a otro con parsimonia. Sus pieles doradas y brillantes le parecían suaves, nada amenazadoras y las miraba como a hermanas que vinieran a dormir con ella, con la tranquilidad que siente el perro salvaje al dormir junto a otro perro salvaje.

Ahora estaba deseando acostarse, se levantaba con mucha energía mental de su sueño, pero cansada físicamente por la actividad cerebral tan intensa que la desgastaba.

Susana se despertó en mitad de la noche con un sobresalto. Erguida sobre la cama, con un camisón de niña, se frotó los ojos con fuerza y comenzó a ver lucecitas de colores. "Las abejas siguen aquí", pensó viendo las figuras luminosas que bailaban ante sus ojos. Una visión fraccionada de la realidad, el sueño que continua vivo recién despierto y la obsesión de Susana terminaron por convencerla de que la vida real era el sueño que la alucinaba, que todo era verdadero, que el momento del nacimiento del monstruo había llegado y que las abejas danzaban anunciándole el momento que el instinto les estaba indicando. Creía que sus ojos se habían transformado en múltiples facetas para admirar mejor a su hijo, que el atavismo animal la adaptaba para que la naturaleza siguiera su curso natural y tuviera a su retoño según las leyes de la vida, como siempre ha sido. Como las abejas bailaban más cuanto más se frotaba los ojos, lo hizo con la determinación de la serpiente que se escapa de su antigua piel para perfeccionar su cuerpo y se dirigió a la cocina a preparar el parto.

Abrió la puerta de la despensa donde se guardaban los productos de limpieza de los que la habían prevenido por ser veneno sin saber que ella era inmune. Luego abrió el cajón de la cocina a tientas y escogió un cuchillo pesado y afilado, el más puntiagudo. Volvió a su cuarto y se sentó en la cama.

El suicida tiene miedo de morir y por eso tiembla. Susana iba a dar luz a una nueva vida, que en su feminidad admiraba como su destino, por eso no temblaba. Se apoyó el cuchillo en el corazón y sonrió emocionada. Abrió la botella y se tapó la nariz dando un gran buche del producto tóxico y antes de sentirlo siquiera pasar por su garganta clavó el cuchillo en su pecho y cortó con la intención de hacer un círculo mientras volcaba la botella sobre la herida.


HISTORIAS DEL MANICOMIO - A PIÑON FIJO

He venido a acuchillarte,

más que nada, por cambiar el final

de este oscuro melodrama.

Yo siempre te he amado...

eso no me lo discutas que te mato.

Y cuando te besaba,

te besaba aun no sintiendo nada.

Te lo juro,

¿es que acaso no es bastante?

Egoísta,

¿es que no te parece suficiente?

Pues nada, aquí seguimos encerrados,

aquí encerrados,

con tu marido,

en lo bueno y en lo malo,

Se me nubla la vista sólo con verte,

me hierve la sangre de escucharte.

¿Qué tienes que me incita a golpearte?

HISTORIAS DEL MANICOMIO - LOS BESOS ESTÁN MAL VISTOS

La religión se está desmoronando,

las iglesias huelen a cuarteles militares,

hay una guerra calle por calle

con el sonido de las tanques sobre los adoquines.

El choque de las civilizaciones va a ser muy violento,

hay muchos dioses y dicen que sólo uno es el verdadero.

Se ha derramado mucha sangre por ellos,

se han sacrificado seres humanos,

se ha lapidado,

quemado,

mutilado,

descuartizado,

ahogado,

acuchillado,

se han arrancado corazones.

de inocentes cuerpos.

Hay lugares mágicos,

leyes que no se mueven,

tierras que son sagradas,

palabras que no se dicen,

figuras que no se pintan,

muros que se levantan,

libros que nunca mueren

con párrafos que te enloquecen,

ojos que te vigilan

y conductas que se castigan.

La individualidad se está muriendo,

el hombre es un lobo para el hombre,

la guerra universal se acerca de nuevo,

los años de pesadilla están volviendo.

Desde la profunda arena hasta la orilla del mar,

una oleada de odio está germinando

que barrerá Europa como un tornado.

Temo que sólo sea una cuestión de tiempo.

El odio se alimenta de cualquier cosa,

pero la religión es su bocado predilecto.

Los ejércitos de monstruos se están preparando,

las murallas caerán como el papel mojado,

los niños se convertirán en asesinos

y las niñas transmutarán en ganado.

Cada día un hombre mezquino

se despierta y lee un libro sagrado,

el libro auténtico, el único, el verdadero,

y que los demás ardan sin remedio.

Los ojos de la muerte ya se han abierto,

suben los demonios las escalerillas del infierno,

se levanta el ejército de monstruos,

se pone en marcha como una ola de fuego.

La arena se convierte en espuma

sobre la que cabalga el espíritu del odio.

las espadas afiladas apuntan al cielo,

sedientas de sangre,

tan inhumanas como sus dueños.

La venganza es para los cobardes,

la desidia tiene muchos padres,

da igual que el ruido apague nuestras voces

porque la palabra escrita permanecerá y será escuchada.

Esta es la verdadera fuerza.

Cuando ha muerto el orador y el hijo del orador,

su palabra aún seguirá escuchándose

y de nuestras orejas depende,

de nuestro entendimiento,

dejarnos llevar por la ola o morir en el intento.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - HOY HE VISTO

Hoy he visto a una paloma morirse de vieja,

cómo robaban de un bolsillo los gusanos que llevaba una bella enfermera,

un vídeo espeluznante,

un soldado mal informado que asesinaba con furia

uno a uno a sus hermanos,

un hombre que se parecía a Dante,

un Prometeo mal encadenado,

un sol anaranjado que brillaba sobre el lomo de una linda cucaracha,

y nada de esto me ha impresionado

como ver en tu coño

la mano de un extraño.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - EL DERECHO A LA VIDA

Los insectos tienen vida y los hombres tenemos vida.

No se llaman distintas. Se llaman vida.

Cuando defendemos el derecho a la vida, defendemos el derecho del grande y del pequeño, del hombre y de la mujer.

No importa el tamaño, el color o el sexo... o al menos no debería.

La vida de los insectos se llama vida.

Cuando se apaga una vida, algo ha muerto.

Somos animales que no queremos serlo, creemos que nuestra vida es más importante que la de un insecto.

Llamadlo por su nombre, decid que defendéis el Derecho a la Vida del Hombre.

Para mí todas las vidas son iguales, como debe ser.

La niña pone nombre al conejo y le alimenta, respira, come y defeca, ve y siente... ¿en qué se diferencia la niña del conejo?

La niña está callada, ¿en qué se diferencia la niña del conejo?

En comparación con el delicado pelo del conejo, la niña parece vestida como una puta francesa.

Caracoles ridículos en el pelo, un cuerpo débil y pequeño, un ojo que no entiende lo que mira, unos dedos tan delgados como espinas.

Supongo que soy de otra manera porque el conejo se va o se desvanece, la niña permanece tentadora, tan delicada, tan limpia y seductora que el demonio que crece en mis entrañas, al que pertenezco y también me pertenece, se apodera de mí, quiere agarrarla, es obvio que voy a matarla.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - LA SERPIENTE QUE VIVE EN MI INTERIOR

La serpiente que vive en mi interior

sale de lo profundo, segura y tranquila,

a ver con mis ojos, a observar su reino,

a recontar los sapos, a vigilar su infierno.

En el bosque, vestidas de gala,

hay alimañas, uñas y garras.

Lame mi oreja con su lengua doble,

y dice en mi oído que entre en el bosque.

Hay un desierto lleno de espinas,

y es curioso que esté en medio del bosque,

no hay ni una nube, ni gota de brisa,

en una casa pequeña hay risas de niñas.

Robo el espíritu de las botellas,

robo la música y escondo las llaves,

devoro la carne de las doncellas,

y meto las cosas donde no caben.

La serpiente me para y dice que calle.

Sabe silbar y silba en el valle.

Poco a poco, las hermanas despiertan.

La serpiente espera y las hermanas despiertan.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - EL HOMBRE DE LA LLUVIA

En un día de lluvia

el niño juega solo.

Mientras cae la lluvia

y limpia los árboles

del antiguo polvo,

el niño juega solo.

¿Dónde está su madre?

¿Por qué está solo?

Hoy ha conocido a un hombre extraño.

Le ha traído pasteles,

han jugado entre las cañas.

El niño sin madre

hoy ha conocido a un hombre extraño

que no viene los días de lluvia.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - YA SABES QUE TE ODIO

Ya sabes que te odio,

Con cariño,

Como a un animalito,

Desvalido,

Que me da con su hociquito,

Me llena de babas

Y pateo.

Ya sabes que te odio,

Con cierta admiración,

Con disimulo,

Sin ansias,

Sin tentaciones,

Sin buscar tranquilizantes,

Sin temores.

Ya sabes que te odio,

Te lo he dicho,

Me escuchaste.

Y en tu falda

Se oyen gritos

De las bocas

Que he cosido en sus encajes.

Supongamos que te odio,

Que lo sabes,

Te lo he dicho

Y me escuchaste,

Supongamos que en mis vicios

Está el de golpearte

Sin motivo.

Supongamos que esto es arte,

Que me has visto

Con mis cuernos retorcidos,

Y lo sabes,

Que no existo,

Y para verme

Tendrás que morir primero.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - HOY QUIERO AMARTE

Hay un espacio entre tú y yo

totalmente comestible.

Y el tiempo nos divide

aunque le dé y le dé más y más martillazos.

Y aún así,

seguimos unidos por un cabello,

rizado, liso,

espeso,

tan fino que ni lo veo,

caliente,

resistente como el infierno.

Y esa música loca que sale de tu cerebro...

¿Cómo podría siquiera pensar en marcharme?

Hoy quiero darte puñaladas,

hoy quiero probarlo todo,

divertirme hasta desmayarme.

Hoy voy a amarte,

voy a amarte tanto

que alguien tendrá que detenerme.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - MALAS INTENCIONES

Dos laboratorios compiten dentro de mi corazón.

En uno, un cerdo se afana buscando cómo prostituirme, en el otro

una espada quiere acabar con el cerdo.

Al final, la estúpida espada me raja, acabará matándome.

Y el cerdo me prostituye, se pinta como una puta francesa

y rebusca entre los líquidos uno definitivo.

La puta francesa baila por mis venas, se retuerce,

da curvas con alegría de cosquillas y se balancea en un magma.

La puta francesa se muere.

El cerdo con cara de mono pintado de puta francesa

se pega los trozos cortados sin dejar de buscar un líquido que sabe que está por ahí.

El bum bum del corazón los acerca y aleja en un loco baile químico.

La espada parece aburrida, ya corta sin mirar siquiera, se ha dejado llevar por el bum bum.

El mono cose putas asquerosas para alegría del monstruo.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - EN EL JARDÍN

En el jardín de la parte trasera tomo el té con la calavera.

Las corrientes de aire me bastan para pensar que habla,

ahí tiene el hueso una encrucijada, ahí hay una arista,

los pájaros se desmontan si no hay prisa.

Mi camaleón cambia el mundo y él se queda.

Tengo un pulpo que se rodea de piedras.

Se cae el te, se rompe la taza, cada día.

Me arranco un ojo para que vigile la poesía.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - ¿POR QUÉ NO ME PREGUNTAS SI TE AMO?

¿Por qué no me preguntas si te amo?

Tengo esta soga con la que he soñado ahogarte tantas veces y no lo he hecho.

En un cajón guardo un cofrecillo donde escondo una caja de cerillas

donde oculté un puñado de cabellos.

Los que cogí cuando puse una abeja en tu pelo.

Me he puesto serio con mis pulmones, y ya entienden que

cuando me hablas deben ser potentes.

Para absorberlo todo.

Me llevo tu aliento, tus palabras, los microorganismos de tu saliva…

Y cuando te distraes miro directamente a tu vagina.

Te amo.

Seme infiel, amor mío, para sufrir y desearte con más fuerza.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - EL CARTERO

Otra vez oigo venir al cartero.

Ahí viene, con su moto que funciona con veneno.

A traerme a casa mis pecados.

Porque parece que he hecho cosas que son malas.

¡Como todo el mundo!

Ahí viene con su asquerosa cartera llena de lodo.

Cómo lo odio.

¿Por qué tiene que venir a recordarme, cada día, lo que he hecho?

O lo que he dejado de hacer.

Ahí viene otra vez, con su estúpido petardeo.

Como no le abro, vuelve una y otra vez.

Una y otra vez.

A recordarme lo miserable que soy.

Con los mensajes que tanto me turban.

Odio al cartero y a su estúpida moto.

Con su asqueroso petardeo.

Ahí está otra vez.

Un día…

Un día bajaré, le diré que entre y le enseñaré a dejarme en paz.

Quiero asegurarme de que no volverá.

Pero es imposible.

Es imposible.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - LAS CINCO CUCARACHAS

Hoy he notado una molestia.

Una molestia en el ojo.

Las cinco cucarachas se deben estar peleando.

Hace tiempo que ya no parpadeo.

Mi infierno portátil me lo impide.

He de ser piadoso con las cinco.

Tengo que ser bueno.

Lo prometí hace mucho.

Ellas se encargan de lubricar mi ojo.

Pero esas cinco lagartas a veces hacen como que se olvidan.

Por eso llevo siempre encima medicinas.

Por eso soy esclavo de la química.

No debo parpadear por no dañarlas.

Y no lo hago.

Las cinco cucarachas se pelean por cualquier cosa.

Se pasean por el ojo y si se encuentran,

o juegan o discuten.

Son cinco cucarachas que se aman a su manera.

No escucho lo que dicen, pero ya las conozco.

Se llaman…

Bueno, es un secreto.

Los nombres son secretos.

Las cucarachas son secretas.

Sólo tengo que no hablar de ellas.

El infierno portátil sí es un problema.

Las cinco cucarachas mudan sus pellejos.

Se quedan desnudas y se comen sus deshechos.

Se alimentan de ellas mismas y comiendo de mi ojo..

Los párpados por dentro ya están medio comidos.

Las pestañas no son más que pegajosos hilos.

Y ya el iris de mi ojo es un iris malherido.

Yo las adoro, aunque me hacen daño.

Por la noche, las oigo caminar,

Haciéndome cosquillas.

Bueno, me hacían.

Porque ahora

Sólo hay una costra dura

Donde dejan sus huellas

Como en una máscara de arcilla.

Las cinco cucarachas, mal encadenadas

Son el árbitro y el juez,

El deseo y el hambre,

Y otra que me callo.

Un hambre incontrolable que me tira de la cama.

Un hambre que no es hambre, que es locura desatada.

Un hambre que nunca se acaba,

Un hambre imposible de saciar, que me maltrata,

Un hambre que me escupe en la cara,

Un hambre diferente, disonante,

Hambre, sí, y amor por pieles pisoteadas,

Y de cucarachas que se desplazan en manada.

Un dedo en mi ojo acabaría con ellas,

Y por eso no me he vuelto loco todavía.

Seguirán ahí mientras yo quiera.

O mientras exista el ojo del que hablo, el de la derecha.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - EL BASTARDO CON SIDA

Cuentas las horas para besarlas,

pero el monstruo te incita a maltratarlas:

"Se lo merecen, por no ser fieles,

por ir como putas, por ser mujeres."

No tienes claro qué es lo que quieres,

si hacerte el muerto o seguir bajando,

y me han dicho que sigues buscando mujeres

por el color de sus zapatos.

Has infecto a tu madre, bastardo ingrato,

has dejado que muera de hambre tu gato,

has hecho daño por pasar el rato,

le has pegado fuego a lo más sagrado.

La esperanza vive en el cielo,

un dios que nadie ha visto entero,

los ojos divinos te están siguiendo

y tú estás comprando más armamento.

Te ataca a la luz del día,

le da todo igual,

te mata y se ríe.

Bastardo con SIDA, mira de nuevo,

hay otra mancha en tu cuello.

Tu monstruo interior está creciendo,

le temes, le cuidas, lo llevas dentro.

Tu piel no es la misma, dice el espejo,

la venganza te mantiene despierto.

Te gustaría verlas a todas muertas,

tiemblas pensando que te haces viejo.

Se te está poniendo cara de perro,

¡y cómo te cuesta ponerte en celo!

Todo te cansa, te sientes lento,

por tu sangre corre el veneno.

Oculto y nervioso, viviendo en el fango,

esperando al fantasma del pelo largo...

con manos de experto rozas su pelo.

Bastardo perverso, te estás corriendo.

El SIDA es un monstruo gris,

un roadrunner.

El SIDA es un monstruo gris,

un roadrunner.

El SIDA es un monstruo gris...

¿te gustaría pasarlo de ti a mí?

HISTORIAS DEL MANICOMIO - MAÑANA

Mañana me gustaría ser otra persona.

Me gustaría quitarme la máscara.

Hasta las hormigas van donde quieren y esnseñan su rostro.

Pero yo no puedo.

Mañana me gustaría ser cualquier otra persona.

Porque no quiero ir a donde voy.

No quiero hacer lo que tengo que hacer.

No quiero ser quien soy.

Sólo quiero ser otra persona.

A veces me gustaría arrancarme la piel a tiras y ver a quién llevo dentro.

Quién está escondido.

A veces me mordisqueo y pienso.

Pero ni yo sé lo que pienso.

Y en ocasiones me parece olisquear a una tercera persona.

Pero no lo sé con claridad.

En la sombra se mueve una serpiente, pero no sé si ha salido de mí o quiere volver a casa.

Me gustaría ser esa serpiente.

Me gustaría ser cualquier cosa.

Cualquier cosa que pudiera irse.

Para no volver.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - LOS TRAJES DEL ASESINO

Con mi traje de adivino

sé hacia dónde camino.

Con ojos serenos,

miro con cara de bueno.

Con sonrisa estudiada,

me acerco a mujeres aisladas.

Y aún tengo las trenzas de una

que un día se encontró en la laguna.

Sólo un asiento vacío,

justo el que está al lado mío.

Y llevo conmigo el traje fantástico

que me hace inmune a sus maliciosos cánticos.

Con mi traje de cinismo

se activa mi mecanismo.

Con ojos de experto

busco el momento perfecto.

Cayendo al abismo,

finjo hacer lo correcto.

Y aún tengo un bolso guardado

de un caso que no se ha cerrado.

Sólo un asiento vacío,

justo el que está al lado mío.

Y llevo muy dentro una historia terrible

que no es de verdad, porque es imposible.

Con mi traje de asesino,

veo mujeres de ojos divinos.

Con el cesto bien lleno,

camino buscando de nuevo.

Con mirada extraviada,

reviso una pistola robada.

Y aún tengo un anillo dorado

que buscan, pero no han encontrado.

Sólo un asiento vacío,

justo el que está al lado mío.

Y llevo conmigo un precioso pendiente

que yo mismo arranqué con mis propios dientes.

Con un traje muy justo,

sentado, esperando a disgusto.

Con aspecto enfermizo,

manoseando en el bolsillo unos rizos.

Con la cara alterada,

oculto una sonrisa malvada.

Y aún tengo guardados los dedos que un día

buscaba la policía.

Sólo un asiento vacío,

justo el que está al lado mío.

Y llevo conmigo las piezas dentales

de una que un día se encontró en los canales.

Con mi traje de mago,

poseído, sin saber lo que hago.

Me vuelvo invencible,

y lo que siento es irresistible.

Esta noche no hay luna,

pero veo un reflejo en el lago.

Y aún tengo las uñas de una

de la que tengo un recuerdo muy vago.

Sólo un asiento vacío,

justo el que está al lado mío.

Y llevo conmigo ese traje tan mágico

que me hace invisible y resulta tan práctico.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - SOLO

Había una persona que llevaba cuatro horas sola.

Estaba sentada cuando se dio cuenta.

Como se aburría, se miró las manos.

Había dos de hombre y dos de mujer.

Observó con curiosidad que las manos femeninas se movían con más elegancia.

Se tocó el pecho y notó cierto volumen del que no se había percatado antes.

Pensó con terror qué habría bajo sus pantalones.

******************

El hombre que estaba solo recitaba versos en muchos idiomas.

Una enfermedad surrealista se había apoderado de su lengua, que estaba partida en muchos trozos.

Cada trozo era poseedor de un magnetismo que podría paralizar el mundo.

Pero lo dejaba vivir bajo una severa vigilancia.

******************

¿Por qué estaba solo?, se preguntaba el hombre.

Tenía una familia.

Ahora no recordaba cuánto tiempo hacía que no la veía realmente.

Estaban allí, pero no podía tocarlos.

Vivía en un plano diferente y todo estaba borroso.

Estaba en el salón de su casa y, a la vez, no estaba.

Si viniera la vecina pelirroja y se le sentara encima, podría penetrarla.

Tarde o temprano lo haría, así que entrecerró los ojos para no ver a sus hijos.

******************

El hombre de la cara de mejillón estaba solo.

Sus labios duros parecían de cuarzo.

La grasa de la cara le resbalaba hasta detenerse en sus labios.

Parecía un monstruo.

Era el Hombre Mejillón y estaba tan solo…

Muerto de miedo, acercó los labios a una roca, a ver qué pasaba.

Allá va el hombre de la cara de mejillón, a chupar piedras.

******************

El resto de la humanidad parecía haber muerto.

Eso era porque estaba solo.

Empezó a preocuparse de cómo podría ocupar menos espacio.

Se encogía de una forma, luego de otra, buscando la mínima existencia.

Cuanto menos espacio ocupaba, más solo estaba.

Y más vacío.

Su afán era encogerse hasta desaparecer.

Sería el Hombre que Desapareció y Seguía Allí.

Salió a la calle y se plegó sobre sí mismo hasta pasar inadvertido.

******************

Había un hombre que absorbía los gritos.

Cuando alguien gritaba, el grito se expandía hasta llegar hasta él.

Y allí se quedaba.

Pasaba el día solo, almacenando los gritos.

Clasificándolos.

El nivel de saturación se agotó hasta alcanzar la pureza.

Un alarido con forma humana que se desplazaba por la tierra.

Creciendo cada vez más.

Disparando gritos por las puntas de sus dedos y volviéndolos a recoger.

Cuando decidió que podía dominarlos, se paseó como una bestia.

-¿A dónde vas, hombre, con esos dedos tan extraños?

-A matar a todo el mundo.

******************

El hombre miraba la cuchara.

Tenía hambre, pero sabía qué iba a pasar.

Se le pegaría en los dedos y allí se quedaría.

Formando parte de la locura metálica que le rodeaba.

Por eso estaba solo.

¿Quién querría estar con semejante monstruo?

******************

El hombre empezó a orinar.

Era un gran chorro.

Como no se acababa nunca, huyó de su casa.

Iba por la calle llenándolo todo.

Nunca paraba.

Las nubes le seguían donde fuera.

Y el diabólico chorro le mojaba de orina caliente.

Pasaron los años, pasó el asco, el miedo y se sentía solo.

Se encerró en una cueva con la firme determinación de ser el primer creador de estalagmitas de orina.

******************

El hombre se sentía solo.

Muy solo.

Empezó a depilarse muy despacio.

Con la esperanza de una depilación rotatoria eterna.

El hombre estaba tan solo…

Cuando la absurda bola que estaba haciendo fuera lo suficientemente grande,

Saldría a ahogar a su familia con ella.

******************

Un hombre amante de los trenes se sentía solo.

¡Esto no podía seguir así!

Cada mañana fue a la vía del tren y ponía cuidadosamente su pie para arrancarse un dedo.

Cuando los tuvo todos, los puso con delicadeza en una mesa.

Ahora tenía con quién hablar.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - EL MONSTRUO LECTOR DE CABEZAS

En una casa destartalada, en medio de ninguna parte, se amontonan varios cadáveres, atados a sillas algunos, apoyados en la pared, otros, casi todos con la cabeza abierta, llenas de moscas, el suelo lleno de rastros de sangre, así como las paredes y las telas.

Hojas sucias, arrugadas, tiradas por todos lados, llenas de garabatos, repletas de desvaríos.

Lectura de Monstruos.

El psicópata dormido, con las manos cuarteadas de sangre seca y pelos ensangrentados, en una cama pegajosa, es contemplado por los ojos sin vida de los cadáveres atados.

EL MONSTRUO LECTOR DE CABEZAS.

La cólera me ciega.

Espero que nadie venga a verme.

¡Que nadie me toque!

Ya ha llegado el momento.

Mi vocecita lo dice.

El pájaro avión me molesta todos los días.

Ahora que se han abierto las cabezas

puedo leer varios cuentos.

No justifico sus muertes,

ni me importa si fueron valientes.

Son libros enfermizos,

libros diferentes.

Las paradojas de mi padre

aburrían a los pájaros.

Picoteaban mis brazos.

Hoy he visto un reguero de pólvora

que llegaba hasta mis pies.

Lo he mirado mucho rato.

Un día os vais a enterar,

os lo juro por la radiación de mi cabeza.

Mira, se me ha caído otra oreja.

¿Y qué? No es más que otra pieza.

Como no tengo espejo,

sé exactamente quién soy.

Ya ha llegado el momento,

cualquiera lo vería.

Esta habitación está deliciosamente vacía.

Hoy es el día de la violencia.

Esa cabeza es mía.

Ya está fría.

Esta habitación está deliciosamente vacía.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - EL DIA DE LA VIOLENCIA

Hoy he visto a un monstruo.

Estaba dormido.

He husmeado entre sus dientes,

en su aliento de gasolina.

Hoy es el día de la Extravagancia.

Hoy he visto a un monstruo.

Estaba sudado,

como ha estado siempre.

Hacía rodar un ojo

sobre la arena caliente.

Hoy, en el Día de la Violencia,

un tigre ha salido de mi pecho.

Hoy ha terminado el Mundo Infernal.

A partir de ahora seremos más buenos.

Hoy es el Día de la Sabiduría

y vamos a devolverlo todo.

Vamos a simular que lo hacemos

y a embellecer la historia.

Hoy es el Día de la Demencia.

El Monstruo era un montón de trapos,

pero me da miedo mirarlo.

Porque he dicho que se mueve.

Cada vez que cierro los ojos,

extiende sus asquerosos brazos.

Hoy es el Día de la Insania.

Ayer fue el Día de la Pereza.

Hoy es el Día de la Venganza,

el Día del Gusano coleccionista,

del Sapo,

del Monstruo de los Harapos.

No pienso asomar ni un pelo de la sábana.

Hoy es el Día del Miedo.

Hoy es el Día de las Máscaras.

No me ha gustado ninguna,

pero me están esperando.

La primera que escojo es la de un Monstruo.

Al tocarla recuerdo

que he hecho cosas horribles.

Hoy es el Día de las Cosas Horribles.

Siempre es el Día de las Cosas Horribles.

Hoy es el Día de Aquello que Hice,

hasta ahí, me acuerdo.

Hoy es el Día de los Recuerdos,

y he hecho cosas horribles,

no puedo contarlo en voz alta.

Hoy es el Día de la Fantasía,

y hay tanto ruido,

tantos gritos,

lo que siento es tan fascinante.

Es el Espíritu de la Violencia.

Hoy es el Día de la Violencia.

Siempre es el Día de la Violencia.

Siempre es el Día de la Violencia.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - LA ULTIMA HADA

Salta el juez sobre un caracol,

y cómo salta el pequeño juez.

Si tuviera sus gafas...,

porque sin ellas no ve.

Salta el mono sobre el juez,

le da un pisotón, a ver si anda.

Busca las gafas, el pobre no ve,

a ver si anda el pobrecito juez.

Una mantis sujeta al mono,

le aprieta la oreja, y le aprieta el codo.

Ahí abajo hay un caracol,

con cuernos quemados humeando al sol.

Una mujer abraza a la mantis.

Su piel desnuda entre sus alas

parece algo futurista

que se defiende de los artistas.

Hay tres pintores, revoloteando,

buscando entre las alas sin ningún respeto.

Las abre y las cierra cortando mujeres,

y los pintores pintan los restos.

Los restos van hacia el suelo,

las bacterias se los están comiendo.

el juez lleva uno en la boca,

cómo muerde el juez sin las gafas.

El mono muerde con rabia,

aún no ha cogido ni una.

Pero sangre tiene en la barba.

Así que aprieta el cuello más cercano.

La mantis no quiere, pero es una mantis,

llorando, ha de apretar al mono.

No salva mujeres, no salva artistas,

no es una mantis que salve vidas.

Han llegado artistas de muchos colores,

le hacen cosquillas entre las alas,

ya se ha ido la última hada,

y el caracol sigue sangrando entre babas.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - HAS REPETIDO "HABICHUELAS"

Tú eres disparos, yo soy diversión,
y tú estás buscando a los siete soldados.
Digo ¡HEY!
¿Dónde está mi pistola?
Yo no estoy esperando a tus siete soldados.

¡Fuerza! ¡Fuerza!
¡Uh! ¡Uh!
Amar es fácil cuando estás hecha de hierro,
La mente negra está hecha de látigos.

Estoy cansao, yo no soy tu chica,
tú sigue con tu ñañaña de mierda.

¿Qué es ese sonido?
¿Qué demonios?
Ese wiki wiki wiki wiki wiki...

Eres lo rosa del obús,
digo bien,
lo rosa del obús.
Tú eres la tonta del bote,
mírame,
yo hablo y tú no juegas.

¿Qué me has hecho?
Finge algo... estoy aquí, ya lo ves.
Tienes un corazón en una carpeta,
enséñame quién es el puto amo.
Usas las mismas habichuelas, huesos, tigres y el mismo tipo de infección, habichuelas... ¡oh!, se acabó el juego.

Estréchame las manos para comprobar si eres ficción.
Dios bendiga a las chicas que me encontré,
las chicas que usaban su boca.
Las calles están llenas de chicas
y la música perdió sensaciones.

Soy un hombre que se enamora de presas, chicas y tomates... me da igual.
Todo es lo mismo por dentro.
¿Por qué estoy aquí sin amor, un montón de sexo e imperfecciones?
Qué asombrosa es mi mente...
no te podrías creer lo que hay.

Todavía estás esperando el nuevo y flamante día,
di, di cómo me subes la tensión.
Todavía estás esperando el nuevo y flamante día,
di, di cómo te amo con el cerebro.
Todavía estás esperando el nuevo y flamante día,
di, di cómo me subes la tensión.
Todavía estás esperando el nuevo y flamante día...
¡Soy el puto amo!

Escucha, loca,
¿qué luna asesina es
el círculo estúpido,
el método perfecto,
la Invasión Real?
Escuchad, pequeños conejitos,
quiero divertirme con vuestros conejos.
Llama a mi timbre, llama a mi timbre, llama a mi timbre, llama a mi timbre, timbre... timbre... timbre...
Me importa una mierda tu puto timbre,
¡tu puto timbre!

HISTORIAS DEL MANICOMIO - MUSICA

Un día, desde mi terraza, achicando un ojo vi un camino,
le apunté con mi dedo mágico de soñar con cosas curiosas
y obediente y esquivo, se convirtió en otra cosa.

Por la noche aún estaba despierto
y me puse los zapatos más bonitos que tengo
con la intención de pegarles fuego.
Ya era hora de andar echando fuego por los zapatos.

Miro el pie envuelto en llamas por el camino de las marionetas
y me voy tan contento fundiendo el camino helado.
Qué bella vista la de la tierra que asoma debajo.

Cojo unas semillas que se enroscan por mi brazo
y de la flor emerge un insecto congelado.
Pienso en la gran compra-venta, la feria de las mil maravillas,
con mil trozos de dulce cristal que se sonrojan besando a sus delicadas heridas.

Ahí viene la música y trae de la mano a un borracho loco,
sus ojos están gastados, su lenguaje es enigmáticamente matemático,
llega con los pies destrozados, es un cadáver viviente,
pero canta divinamente y se me bañan los ojos en lágrimas.

Creo que me he perdido en una jungla más pequeña que yo mismo,
la salida es una cortina de gotas diminutas de diminutas notas musicales muy vivas.
Cuando la veo me quedo pasmado mirándola
y como estoy girando continuamente me pierdo de nuevo.

Los necios arremeten una y otra vez contra las columnas de este palacio.
Disimulando dignamente, me muevo entre ellos muy despacio.
Una y otra vez, embistiendo como bestias contra la nada.
¿Cómo se llama cuando quieres salir de donde nunca has estado?

HISTORIAS DEL MANICOMIO - LECCIONES DE HISTORIA

Un día, desde mi terraza, achicando un ojo vi un camino,
le apunté con mi dedo mágico de soñar con cosas curiosas
y obediente y esquivo, se convirtió en otra cosa.

Por la noche aún estaba despierto
y me puse los zapatos más bonitos que tengo
con la intención de pegarles fuego.
Ya era hora de andar echando fuego por los zapatos.

Miro el pie envuelto en llamas por el camino de las marionetas
y me voy tan contento fundiendo el camino helado.
Qué bella vista la de la tierra que asoma debajo.

Cojo unas semillas que se enroscan por mi brazo
y de la flor emerge un insecto congelado.
Pienso en la gran compra-venta, la feria de las mil maravillas,
con mil trozos de dulce cristal que se sonrojan besando a sus delicadas heridas.

Ahí viene la música y trae de la mano a un borracho loco,
sus ojos están gastados, su lenguaje es enigmáticamente matemático,
llega con los pies destrozados, es un cadáver viviente,
pero canta divinamente y se me bañan los ojos en lágrimas.

Creo que me he perdido en una jungla más pequeña que yo mismo,
la salida es una cortina de gotas diminutas de diminutas notas musicales muy vivas.
Cuando la veo me quedo pasmado mirándola
y como estoy girando continuamente me pierdo de nuevo.

Los necios arremeten una y otra vez contra las columnas de este palacio.
Disimulando dignamente, me muevo entre ellos muy despacio.
Una y otra vez, embistiendo como bestias contra la nada.
¿Cómo se llama cuando quieres salir de donde nunca has estado?

HISTORIAS DEL MANICOMIO - SOLA

Te tomaste toda esa mierda en broma,
creyéndote hermosa con tu corona.
Tu carne tan blanca y con ese aroma
atrajo al devorador que te devora.

Con tu memoria fundida por las drogas
y disfunción en la mitad de tus neuronas,
con un declive que empieza ahora,
no ves al manipulador que te controla.

Había un pasillo lleno de bolas,
al otro lado brillaba la aurora.
Entrabas con alguien y te dejaba sola.
Ese que tanto decías que te adora.
Te dejaba sola.

La vida para ti va a ser muy dura.
Habrá mujeres como tú haciendo cola.
La música se está haciendo oscura
y te crees que estás en la cresta de la ola.

¿La cresta de la ola?

La cresta de la ola,
la cresta de la ola.
¿Qué coño cresta si estás sola, sola, sola, sola...?

Con la cadena que te aprieta el cuello,
y más feliz que un pingüino en invierno,
presumiendo con tu correa de perro,
¿no ves que la lleva un hombre enfermo?

Te has disfrazado según sus gustos,
Tu piel se agrietó y te salieron surcos.
Ese hombre que te enamora,
Es el devorador que te devora.

Elegiste lo obvio, lo pernicioso,
Corriste indefensa a un mundo sombrío.
El Hombre que Mira te esperaba ansioso
Y te cubrió con su cortina del frío.

En la iglesia,
Rodeada de gente que te desprecia,
Buscabas saliva bajo tu lengua.
Alguien dijo: “Mira esa loca,
Vestida de novia, cogiendo moscas”.

¿Te vestiste de novia?
¿Te vestiste de novia?

Vestida de novia,
Vestida de novia.
Olvida las novias, estás sola, sola, sola, sola, sola…

HISTORIAS DEL MANICOMIO - LA HIJA DEL MONSTRUO

Nadie los ve,
Pero todas las tardes
Nubes de insectos
Forman enjambres,
Buscan mi carne,
Muertos de hambre,
Me encierro aquí sola
A esconderme del grande.

Nadie los ve,
Pero buscan mi carne,
Vienen saltando,
Quieren tocarme,
Tapan mis ojos,
Muerden mi carne,
Me encierro aquí sola
A esconderme del grande.

Nadie lo sabe,
Pero todas las noches,
Miro ese techo,
Loca de miedo,
Abre mi carne,
Saca su cuerno,
Miro hacia el techo
Y me muerdo los dedos.

Quiero suicidarme
Y no encuentro el alambre,
Pastillas potentes,
Algo que mate,
Un trozo de cable,
La pistola del padre,
Olvido esa idea,
Llega el Monstruo Grande…

Llego de fuera,
Ya abro la puerta,
Dentro de casa
El Monstruo me espera.
Ahora, atada,
Derramando sangre,
Se sienta el Bicho Grande,
Me mira con hambre.

Miro mi cara,
Medio devorada,
Casi sin ropa,
Y esa poca, tan rara,
Esta gata sucia,
Hija del padre,
Esta gata mala…
¡No hay Bicho Grande!

Hay un pañuelo,
Sucio, en el suelo,
No sé bien por qué,
Meto los dedos,
Está húmedo,
Se mueve un insecto,
Me dice el Bicho Grande…
¡Haz lo correcto!

Nadie los ve,
Pero todas las noches,
Horribles voces
Derraman veneno,
Nubes de insectos
Caen del cielo,
Lo espero con miedo,
Lamiéndo…,
Lamiendo…,
Lamiéndome el pelo…

Se ha comido mis piernas,
No quiere que ande,
Nos quedamos aquí,
Mirándome con hambre…

Calla, espera al Bicho Grande…
Calla, ahí viene el Bicho Grande…

HISTORIAS DEL MANICOMIO - YOLANDA

Cuerdas,
y entre las cuerdas, manos.
Cadenas,
rodeando tus brazos.

Clavos,
y sobre los clavos, piernas.
Sogas,
tan fuertes que te ahogan.



MUSICA

MUSICA

MUSICA



Nudos,
en tu cuerpo desnudo.
Humo,
y el tacto de algo impuro.

Roces
de alguien que conoces,
del Monstruo,
con sus terribles voces.

Besos
de un animal enfermo.
Dientes,
que usa como un demente.

Cera,
cayendo de una vela.
Hueles tu piel
mientras se quema.

Pinzas,
divirtiéndose sin prisa.
Una lengua en tu ojo
llena de saliva.

Drogas
que te mantienen viva.
Susurros que te dicen
“Yolanda, estás perdida.”

HISTORIAS DEL MANICOMIO - PARASITOS

Mira, mira cómo viene,
sabe lo que más le conviene.

Ahora, ahora que tengo,
viene sonriendo.

Conmigo, conmigo no lo intentes,
sé muy bien cuándo me mientes.

Ahora, dices que lo sientes,
y por tu boca habla una serpiente.

Mira, mira cómo viene,
sabe lo que más le conviene.

Ahora, ahora que tengo,
quiere su alimento.

Conmigo, conmigo no lo intentes,
eres transparente.

Ahora, dices que lo sientes,
boca de serpiente.

Parásitos.
Parásitos.

HISTORIAS DEL MANICOMIO - LOS PADRES LOCOS

Ven aquí, ha llegado el doctor,
ha venido un hombre que ve en tu interior.
Ven aquí, --"¿Quién eres tú?"
Viene a hablar contigo de cuando viste aquella luz.

Dígame, ¿está sucia, doctor?
¿El demonio de los sueños se le enquistó?
Cuéntenos, ¿está enferma doctor?,
dice que ve cosas y que le habla un señor.

Enséñale, enséñale las marcas,
muéstrale, muéstrale las manchas,
háblale eso que no entendemos,
no deja de hacerlo ni aunque recemos.

Cuéntale, cuéntale tus sueños,
háblale, háblale del cielo,
cuéntale, cuéntale al devoto,
cuéntale eso y cuéntale lo otro.

¿No lo quieres decir?
Ha venido por ti.
No lo quieres decir.
Ha venido por ti.
No tengas miedo, mi amor...

--"¡Vale, vale, vale...!

--"Un ciervo,
--que se arrastra malherido
--dice,
--¿queréis un chiste divertido?
--Tiembla
--al levantarse entre los focos
--para un público
--que hacía tiempo estaba loco.

--Un puente de madera, viejo y carcomido,
--con un ejército en cada extremo detenido.
--Todos querían cruzar al otro lado
--y se miraban con recelo y desagrado.

--Una luz que hace tiempo que tiembla,
--llena de insectos, rodeada de antenas,
--que absorbía el mundo de las ideas
--y se reía al ponerle candado y cadenas.

--Una mesa con cientos de manteles
--y un cielo del que caen como la nieve.
--Muchos niños aguardaban tristemente
--entre las miradas curiosas de la gente.

--Vi una máquina que pensaba,
--dejando pasar el tiempo,
--y observaba,
--esperando el momento
--que su vigilante se descuidara,
--que su vigilante durmiera hasta mañana."

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