Desahogo A
04/08/2005 por
meidei
La nulidad demostrada por mis sentidos para hacer llegar a mi razón la supuesta realidad, me hace aferrarme a un mundo (quizás) imaginario que empieza cuando acaba el día. El estado pseudo lúcido que atenaza mi conocimiento a partir de la caída del sol obliga a esos pequeños seres a salir de su escondite y saludar afectuosos a todo cuanto me rodea.
Me siento extraño en el mundo que supuestamente yo mismo he creado, incluso los seres que salen de mi cabeza me obvian y prefieren saludar a la silla, al ratón, a la guitarra que tengo entre mis manos o a la libreta, llena de apuntes, notas y rimas.
Lo peor de todo es que me da igual (mientras no me pierdan la púa).
Gabon
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