Diálogos 01: Dracorius

Diálogos- Dracorius.

Ese día encontré a Dracorius sentado sobre una roca. Su rostro, serio y húmedo, rebotaba la luz como si fuese el lomo de un delfín. Siempre fue interesante toparse con Draco, (así era como yo lo llamaba). La mayoría del tiempo contaba historias acerca de los antiguos talismanes protectores, otras veces mencionaba magia negra, magia blanca, y en extraños casos la magia azul y la roja. Su complexión es hasta la fecha la de un hombre de mediana estatura, con unos brazos largos que diferían al tamaño de sus cortas piernas. El color de sus ojos de un azul intenso, como si dentro de ellos el océano se anidara en membranas y las imágenes que entraba como los peces que nadaban a través. Tenía siempre un extraño acento gitano y a menudo sentía una paz extraña cuando me encontraba charlando con él. Llegué por detrás suyo dando una palmada en su hombro izquierdo, sin embargo no reaccionó de ninguna manera, se encontraba en una posición extraña con un porte mas bien enigmático, alcancé a ver un camino de hormigas recorriendo su cuello, bajando por dentro de su camisa, después me di cuenta que las tenía por toda su cabeza; en ese momento Dracorius se encontraba en una especie de trance, como buscando algo en las profundidades de su alma.

Me retiré poco a poco procurando no “despertarlo”, pensé que mi presencia ahí en ese momento era tan solo una perdida de tiempo y opté por marcharme cuanto antes.

Giré mi cuerpo y comencé a caminar rápidamente cuando para mi sorpresa Dracorius gritó mi nombre. Me volví hacia él y comenzó a hablarme de una manera directa y extraña:

Dijo -Cuando comencé a adentrarme en la magia, fui descubriendo poco a poco los diferentes tipos que existen; los cuales algunos descarté y otros tantos tomé para su completo aprendizaje.

Su afirmación me resulto un tanto obvia, mas no podía simplemente tomarlo como algo pasajero, traté de poner atención a sus palabras. Estaba confundido pero sabía que dentro de poco me llegarían las respuestas.

-¿y por que descartaste las demás?

-Simplemente por que su uso no me convencía, o su forma de emplearse no era lo que buscaba. Las que descarté fueron el tarot, la magia blanca y también la magia negra.

- Pero del alguna manera el Tarot, en su expresión más esotérica y conociendo su simbolismo oculto y verdadero, puede ser eficiente.

- ¡Pero claro! Toda la magia utilizada correctamente es eficiente, pero no me convenció el método, eso es todo. Me enfoqué en la magia Rúnica, que no diferencia mucho de tu Tarot.

- Comprendo.

Hicimos una breve pausa y noté que Draco miró en un movimiento rápido la pluma de zanate que colgaba de mi cuello. Continuamos callados por un rato más, mirando las rocas, los árboles y los pequeños animales que pasaban por ahí, por lo regular puras aves pequeñas y roedores. Draco se levantó de la piedra y caminó unos seis pasos hasta llegar frente a uno de los árboles, comenzó a acariciarlo y dijo – Los talismanes son otro tipo de magia protectora muy poderosa, si se tiene fe en ellos y se conocen todos sus símbolos pueden resultar muy eficientes. Los que yo utilizo tienen diferentes formas y tamaños, también sus significados son distintos pero, al mismo tiempo existen como el que tú traes colgado del cuello.

-Esta es una pluma de zanate. Le respondí

-Precisamente, esos talismanes son los que uno mismo crea, atribuyéndole poderes especiales por medio de la fe. Puedo sentir que tu pluma de zanate lleva consigo magia natural.

-Y a fin de cuentas, ¿qué finalidad le atribuyes a la magia natural?

Le pregunté directamente, con atrevimiento.

-Esa es una buena pregunta. -Dijo – La finalidad de la magia.

Dracorius se acercó a mi y me invitó a caminar por un camino empedrado, en ese momento se decidió a seguir hablando.

-La magia en sí cuenta con múltiples finalidades y en este caso, que es el de la magia natural, no es la excepción. El uso y función dependen tanto de la mente como del alma y espíritu de quien la emplea.

-Debe ser una mente sana, para que la finalidad de la misma conlleve al mismo sentido, me refiero a una mente conciente de su situación, empleando la magia como transmisora de salud o de enfermedad.

-Exactamente, al final nos damos cuenta que todo lo que existe es naturaleza, lo natural. No tendría por que ser selectiva de ningún modo.

-Entonces… - respondí- con la magia natural llegamos al origen de una teoría. Todo cuanto existe es natural, el bien y el mal forman parte de la naturaleza y a su vez lo que ellos conllevan, entonces como resultado tenemos que el objetivo de la magia es siempre relativo, me refiero a que no es como el arte que su propósito siempre debe ser sanador. La magia puede ser sanadora y perjudicial; pero ahora queda una cuestión importante: ¿puede la magia dañar a quién la emplea? Pienso que si el proceso de realización se ignora o lleguen a existir situaciones donde la magia no se comprenda del todo, su uso puede llegar a ser nocivo para el conjurador.

-Es posible, sin embargo la magia bien empleada no dañará a su dueño, mas bien recibirá una especie de “dharma” cada que la utilice, pagándola a su vez con un “karma”. El daño no sería mágico, por así decirlo.

-Entiendo que las leyes del karma y del dharma son rígidas y universales, cuando un hechicero imponga un acto mágico benigno o maligno, sanará su deuda, es decir su dharma, con el pago, es decir karma de la acción.

Dracorius se detuvo y volteó a verme con una expresión angustiosa en el rostro, sus largas manos moviéndose incontrolablemente, cortaban el aire como afilados cuchillos mientras, con leve énfasis decía – Sí se supone que así debería de ser, pero dime ¿hasta donde el hombre ha podido controlar las cosas a su antojo sin importarle nada? ¿Cuántas veces a dañado a alguien sin sentir empatía por los demás?

El silencio se hizo partícipe nuevamente mientras frente a nosotros un par de niños jugaban a los piratas con unas pequeñas espadas hechas de madera.

En ese momento decidí romper el silencio. – El hombre nunca ha sido conciente de sí mismo, por lo tanto no se conoce, así que no puede interesarse verdaderamente por el mismo.-

Dracorius me miró fijamente y dijo. – Y al final somos esos hombres los que tenemos el destino de la historia en nuestras manos.- Después de eso regresó a la piedra donde en un principio se encontraba sentado, tomó varias cosas del suelo, y se marchó despidiéndose de mi levantando el puño.

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