DIARIO DE A BORDO. (DÍA 2)
Seguimos navegando. El mar sigue siendo tan basto y grande como de costumbre. No divisamos tierra pero el barco no para de dar tumbos, movido por una corriente constante; un flujo incesante que no se detiene nunca y nos impide avanzar con facilidad.
Los muchachos siguen desaparecidos. Raramente veo a ninguno de ellos en cubierta. A veces distingo a alguno paseando entre la niebla, pero tarde o temprano desaparece de mi vista para transformarse súbitamente en mercaderes que gritan ofertas para vender sus productos. Creo que son vestigios fantasma de otras embarcaciones, y por algún motivo aparecen aquí.
Hemos mandado algunas palomas enviando mensajes de socorro y ayuda. Esperemos que los dioses sean bondadosos y recibamos pronta respuesta. Por ahora sólo nos queda esperar.
El ambiente está enrarecido. Hay una sensación general de modorra y ensoñación. Uno no sabe muy bien qué hacer. A veces echo anclas para descansar, y aprovecho que el mar está ahí para bucear un poco. Resulta que en sus profundidades se esconden variedad de cosas curiosas, e incluso algún tesoro y valiosa información. Es interesante bucear, pero tarde o temprano uno se cansa y vuelve a la superficie sólo para descubrir que sus amigos siguen desaparecidos y que "la calma" invade el barco.
En fin. El viaje es mejor que ayer y espero que no tan bien como mañana. Seguimos en el camino, y "no lloréis pues no todas las lágrimas son amargas."
Fin del día 2.
Mañana más.
Firmado: Capitán Harrypotterpescanova.