Eterno Bo Diddley
«En la Alabama rural de 1950, Tyrone, el pianista y dueño de un pequeño bar, el Honeydripper, espera salvar su local de la ruina contratando al más famoso guitarrista de blues del momento, Guitar Sam. Justo un par de días antes de la esperada actuación de Guitar Sam, llega al pueblo Sonny, un joven guitarrista en busca de trabajo que pide ayuda a Tyrone, pero es arrestado por el sheriff local y enviado a recolectar algodón. Cuando llega el día de la actuación, el músico no aparece en el tren en el que debía llegar. Tyrone tendrá que buscar una solución para no perder la gran oportunidad de cambiar su suerte, salvar el bar de la ruina y ayudar a lanzar una nueva era musical.»
Es el argumento de Honeydripper, la última película de John Sayles, privilegiado director de cine independiente norteamericano que cuenta entre otros con el incomparable mérito de haber rodado en su día una película en la que Matthew McConaughey mola —Lone Star, 1996—. Relata cómo encajó en su día la comunidad musical negra la llegada de la guitarra eléctrica.
He aquí que el estreno en España de la película ha coincidido con una de esas noticias que nunca alcanzan los informativos de máxima audiencia; la muerte de Bo Diddley. Digan lo que digan las enciclopedias, Diddley es para todos nosotros el inventor del riff, o como mínimo del uso cómico, molón y descorchabirras del riff. Y ninguno de nosotros podrá olvidar fácilmente cuando se presentó en el mítico concierto Leyendas de la Guitarra de Sevilla, en 1991, con una guitarra rectangular fabricada por él mismo —a 2:54 en el videoclip.—
El videoclip, tras el enlace...
Foto de Bo-Diddley.com.
