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¿Qué hay tras el Top 100 de DJ Mag?

En primer lugar creo que debería aclarar desde el principio del artículo dos cosas, que son el motivo real por el que escribo el artículo, y contra quién o qué no va dirigido este artículo. Respecto a lo primero, pienso que este artículo es necesario para la gente que se interesa en el oficio de DJ y pretende prepararse para tratar de ejercer de forma profesional; estoy convencido de que Hispasonic tiene cierto carácter divulgativo y formativo, y al igual que explicamos lo bien o mal que funciona un determinado equipamiento, o cómo utilizar más eficientemente un software, tampoco está mal explicar como funciona algún que otro mecanismo de la industria musical que puede malinterpretarse. No es lo mismo ver el mundo del DJ desde el punto de vista del consumidor o del aficionado, que cruzar la línea y verlo desde el punto de vista del profesional. Respecto a lo segundo que debo aclarar, decir que no tengo nada en contra de la publicación DJ Mag ni de sus trabajadores –es una publicación por la que tengo un sincero respeto, entre otras cosas porque llevan casi 25 años publicando sin parar y han sabido sobrevivir a los cambios de la era de internet– ni tampoco de ningún artista o género musical, ni mucho menos trato de dejar en mal lugar a nadie, simplemente voy a tratar de explicar de una manera lo más objetiva posible un hecho bastante popular en la industria de la música de baile. Por otra parte tampoco voy a contar nada nuevo que no se haya contado ya, aunque pienso que en castellano no lo suficiente.

Al principio todo era una mera opinión

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DJ Magazine o DJ Mag como es más conocida mundialmente, es una publicación británica enfocada desde su fundación en el año 91 a ofrecer contenidos para consumidores de música electrónica de baile, ya sean DJs, como aspirantes a DJ y meros entusiastas de la música y el clubbing. Desde el año de su fundación ofrecen a final de año una lista llamada “Top 100 DJs”, en la que se enumeran los 100 mejores DJs del año. Del año 91 al 96 la lista era confeccionada por los trabajadores de la revista, y durante estos años el número 1 siempre era un DJ inglés –hay quien opina que Carl Cox no es británico por nacer en Barbados, pero lo cierto es que tiene la nacionalidad–. Personalmente creo que en ese momento quizá la lista tuvo su época más sincera, a fin de cuentas era la opinión de un grupo relativamente pequeño de personas la que confeccionaba esa lista, y sencillamente podías darle valor a esa opinión o no. Podías pensar que esa opinión era sincera o interesada. Pero al menos sabías que era la opinión de unos pocos para bien o para mal.

10 primeros puestos entre 1997 y 2011

Desde el año 97 la lista pasó a confeccionarse mediante votación popular por correo postal, y desde 2003 se comenzó a hacer por votación online. En este momento la lista ciertamente cobra más valor, más peso; ya no es la opinión de unos pocos “expertos”, es la opinión de toda una comunidad de consumidores del género, y esa opinión es muy a tener en cuenta por los generadores de productos de consumo para esa gente. Los 350.000 votos aproximados que reciben cada año son una buena forma de conocer el estado de la música de baile y de sus protagonistas, siempre y cuando la voluntad de la gente al votar no sea manipulada.

En los años de voto por correo postal no había realmente ninguna norma sobre límite de votos, porque a no ser que DJ Mag contratara un ejército de peritos caligráficos no habría forma de comprobar que alguien votaba 50 veces con 50 cartas distintas. En los años que comenzó el voto online DJ Mag aseguraba que ponía medios para asegurarse que cada persona sólo votaba una vez, pero Terry Church que fue editor de la revista entre 2003 y 2007 aseguró que al menos durante esos años se podía votar múltiples veces a la misma persona. En un artículo en su propia web –inaccesible porque la web ya no existe, pero aquí hay una cita– afirmaba que "El Top 100 de DJ Magazine A) Nunca será seguro, y B) estará siempre plagado de prácticas de marketing sin escrúpulos". Aparte de la falta de control sobre las votaciones, en la “era online” los DJs ya comenzaban también a utilizar internet como medio para hacer campaña electoral y pedir ser votados.

Prácticas cuestionables

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Desde 2008 aparentemente hay medidas más seguras para controlar las votaciones online, pero es cuando se empiezan a disparar prácticas que aunque no infringen ninguna norma, son como mínimo debatibles. La lista se ha convertido con el paso de los años en algo altamente influyente, sobre todo en nuevos mercados masivos para la música electrónica más comercial: primero el mercado norteamericano y actualmente el mercado asiático. Nuevos festivales y clubes que aparecen en esos mercados emplean la lista como referencia de “lo mejor”, así que los artistas que figuran en la lista pueden elevar sus cachés cuanto más arriba están. Entrar a formar parte de la lista es esencial para entrar en la “liga mayor” de la profesión –de la que luego no se quiere salir– y ciertamente requiere una fuerte inversión en marketing, además de estar muy presente en las mentes de los entusiastas, para lo que el DJ debe lanzar música –temas propios, remixes– y participar en la mayor cantidad de eventos posible, aún a costa de bajar temporalmente su caché para ello.

DJ Mag no pone normas sobre cuánto marketing puede emplear cada artista, ni sobre lo que puede o no hacer para volverse más popular. Pero aunque la publicación se mantiene aparentemente aparte en regular estas cuestiones –una postura que si fuera así tal cual la consideraría respetable–, ofrece a los interesados en aparecer en la lista la posibilidad de comprar publicidad en su revista y en su web pidiendo el voto a los fans. Cuidado, aquí cualquier podría decirme que si compras un espacio publicitario en DJ Mag o en cualquier otra publicación puedes usar el espacio publicitario para lo que te de la gana: anunciar tu último disco, pedir un voto para el Top 100, felicitarle el cumpleaños a tu hermano por todo lo alto o vender el todoterreno. Y yo tendría que darle toda la razón del mundo, pero lo cuestionable es que los agentes comerciales de DJ Mag ofrecen directamente a sus clientes paquetes de publicidad combinada diseñados para conseguir votos, además de tratar de motivar la compra de estos paquetes de publicidad argumentando la buena exposición que tendrá su imagen durante el período de votaciones y que su banner será lo último que vean los fans antes de dar sus votos. Esto es algo que aunque era un secreto a voces, finalmente lo hizo público en Reddit el DJ y productor de hard dance Audiofreq, comentando la oferta que le hacía la publicación de un página completa en dos números de la revista y 500.000 impresiones de un banner en la web pidiendo el voto para la lista por 10.000 libras. No es el único tipo de práctica cuestionable, el pasado año en Tomorrowland los DJs Dimitri Vegas y Like Mike contaron con un ejército de azafatas que armadas con iPads pedían al público asistente el voto para la pareja de DJs; la empresa ID&T casualmente lleva la organización de Tomorrowland y a la vez el management del dúo de DJs.

DJ Mag por su parte ha tratado de defender públicamente la integridad de su lista. Primero en 2007 –a pesar de lo dicho por Terry Church– acusaron a DJ Dan, DJ Tiesmi y a Christopher Lawrence de obtener votos por medios fraudulentos tras examinar manualmente las direcciones IP de donde provenían los votos. Dan y Lawrence declararon no haber hecho ninguna trampa, y acusaron a su responsable de marketing –tenían contratada a la misma persona– de obrar el engaño por su cuenta, todo acabó felizmente para los DJs y su honor no fue dañado. DJ Tiesmi admitió haber pagado 260 libras a un ingeniero para que le hiciera un script que se saltara la seguridad de la web fácilmente y conseguir 100.000 votos.

En 2012 fue bastante sonada la expulsión de la DJ Miss Diamond durante las votaciones alegando que tras un lento pero sofisticado análisis de datos, una gran proporción de los votos que había recibido la DJ eran fraudulentos. Tras recibir DJ Mag una carta del bufete de abogados Sheridans –representantes legales de Miss Diamond– exigiendo la retirada de las acusaciones de engaño en las votaciones, DJ Mag no sólo dijo que no retiraba sus acusaciones, sino que además se despachó a gusto en este artículo donde cuestionaban la veracidad de todos los seguidores y fans de Miss Diamond en sus redes sociales y ponían el punto de mira sobre Dieter Dratwa, marido y manager de Miss Diamond, sobre el que decían que tenían pruebas que evidenciaban que empleó servicios de terceros para conseguir votos fraudulentamente en la lista de DJ Mag y también en la DJList. Sobre este caso DJ Mag publicó varias notas en su web, aunque a día de hoy salvo lo enlazado anteriormente –y que no está completo porque faltan imágenes– se ha retirado gran parte de lo que publicó, prueba de ello es que desde otras webs se enlaza a otras notas al respecto que ya no existen en la web de DJ Mag.

También en 2012 apareció un anuncio en eBay que proclamaba la posibilidad de comprar 100 votos para la lista por 150€ sin riesgo de ser expulsado de la lista. Martin Carvell, director de DJ Mag, aseguró que no había posibilidad de que el anunciante pudiera garantizar los votos a aquellos que los compraran y que todo se trataba de un plan para desacreditar la famosa lista. También se anunció que disponían de una lista de tramposos aquel año que publicarían para avergonzarlos, pero finalmente en 2012 sólo Miss Diamond fue expulsada y la lista no se hizo pública.

A pesar de todo, artistas de primera línea como Mat Zo afirman que es posible realizar la compra de votos, y que incluso un amigo suyo creó una empresa para tal fin a la que recurren grandes nombres de la escena DJ. Lo afirmó en Twitter el año pasado, aquí podéis ver las capturas de su cuenta. Los mensajes no los ha retirado y pueden verse en su cuenta:

También es fácil encontrar ofertas de empleo para trabajadores freelance –habitualmente en portales especializados para informáticos– donde se requiere gente capaz de proveer un número determinado de votos en un tiempo concreto. A continuación una captura de una oferta de trabajo en Seoclerks demandando a alguien capaz de obtener 5.000 votos para la lista de 2014 y ofreciendo un máximo de 500$ por el trabajo:

Todas estas prácticas, tanto las permitidas como las no permitidas –cuando las pillan– nos lleva a un razonamiento lógico: quien cuenta con más medios económicos tendrá a su disposición más herramientas para influir en los votos, con lo que tiene más probabilidades de seguir en la lista y así conseguir más contrataciones, lo que le dará más popularidad y nuevamente más medios económicos para seguir influyendo en los votos… todo se resume a una batalla por primero lograr entrar en una lista y luego por mantenerse en las mejores posiciones en ella, una batalla en la que además del propio trabajo del DJ cuenta mucho todo el equipo de marketing que tenga a su servicio.

¿Realmente es una lista de DJs al uso?

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A pesar de todo el marketing y esfuerzos que algunos ponen en entrar, hay gente que aparece en la lista sin quererlo en unos casos, y es algo que me resulta directamente entrañable. Daft Punk es el caso más divertido, que el último año andaban por el puesto 47 y el anterior en el 22, y que aunque sacaron un disco en 2013 llevan desde 2007 sin actuar en directo y realmente apenas han hecho actuaciones como DJs durante sus años en activo como Daft Punk. Y que se sepa nunca han pedido un sólo voto para figurar en la lista. Deadmau5 es alguien que realmente no se considera DJ y no pincha en directo, y así lo ha afirmado categóricamente muchas veces, además de renegar múltiples veces de la lista hasta el punto de hacer campaña para que la gente votara a su gato en lugar de a él –puedes votar cualquier nombre, no es una lista de la que debas elegir– con esta imagen:

A pesar de todo el pasado año acabó en el puesto 16 y en años anteriores ha terminado en posiciones elevadas. También es muy llamativa la presencia de muchos productores o músicos de géneros electrónicos bailables que han alcanzado la fama rápidamente, y han adoptado el trabajo de DJs desde hace relativamente poco tiempo y únicamente como medio para llevar su trabajo a “directo” de alguna forma. Las hermanas Nervo son un ejemplo claro, han pasado de escribir canciones para Kesha o David Guetta, a pinchar en el Ultra y cantar sus propias canciones. Las hermanas Yousaf de Krewella son un ejemplo similar al anterior, aunque ahora lo tienen más crudo: cantaban en directo sus canciones mientras el tercer miembro que era un DJ pinchaba, pero despidieron de la banda al DJ… ¿les corresponde pues seguir en una lista de los mejores DJs? Zedd siempre afirmó que la primera vez que pinchó fue en un festival para poner sus propios temas, y eso fue hace apenas unos 4 años, ¿debemos pensar en él como en un DJ que está entre los 100 mejores del mundo? Según la lista es el 22. Porter Robinson es un joven y excelente productor en una situación parecida a la de Zedd –incluso han sido compañeros de escenario y de discográfica–, pero además en su tour de este año realizaba un show en directo con controladores, músicos e incluso cantando, ¿debemos pensar al verle que representa a uno de los mejores DJs o es simplemente un artista de música electrónica que entre otras cosas pincha? Knife Party son un dúo de productores que formaban parte de la banda Pendulum, en 2011 lanzan sus primeros temas y en 2012 entran directos al puesto 33 de la lista, pero sus sesiones son poco más que una sucesión de sus propios temas y remixes, de hecho cuando tienen que acabar un disco uno se queda en el estudio mientras el otro hace la sesión y el show se publicita igualmente como de Knife Party.

Se puede defender esta situación –y de hecho muchos lo hacen– aludiendo a que la figura del DJ está en constante evolución, y que actualmente ser DJ también es aparecer en un festival de música electrónica y poner durante hora y media tus canciones y remixes de manera estilosa, puesto que es algo que gusta y entretiene al público, que a fin de cuentas se supone que es quien manda. Es una opinión respetable, aunque algo compleja de digerir para los DJs que se siguen pasan cuatro o cinco horas en un club eligiendo cuidadosamente el siguiente disco que ponen para no vaciar la pista y quedarse sin trabajo. Quizá lo que ocurre es que el término DJ se ha vuelto tan amplio y abarca tantas formas de trabajar que una mera lista aunque incluya a 100 personas no puede representar un sector profesional ni una escena musical concreta. Sería como decir que sólo los cocineros con estrella Michelin representan a los cocineros del mundo, cuando realmente no sería cierto.

¿Entonces qué representa y qué valor tiene?

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Paradójicamente, a pesar de que el “Top 100 DJs” proviene de una publicación británica, desde luego no representa la escena británica de música de baile, y esto curiosamente es una queja que se repite en otras publicaciones provenientes del reino de Isabel II, de hecho desde 2007 no hay un sólo DJ británico en los tres primeros puestos tal y como era tradición los primeros años. Y es que a fin de cuentas, como decía antes, la lista es un escaparate para mercados nuevos y masivos, así que en ese escaparate conviene que estén productos fácilmente comercializables: DJs que se vuelcan en géneros totalmente mainstream, y eso parece que es algo que hacen mejor los holandeses –se llevan casi la mitad de los puestos entre los 50 primeros–, americanos, alemanes, belgas, franceses y suecos se reparten la parte alta de la lista. La única excepción quizá sea el escocés Calvin Harris, aunque ciertamente su estilo desde hace tiempo está claramente dirigido al mercado norteamericano. El anuncio del ganador del primer puesto se ha convertido en los últimos años en un espectáculo mediático que se retransmite en directo con importantes patrocinadores como KLM y 7Up, y formando parte del Amsterdam Music Festival –sigamos ninguneando la escena británica con ayuda de británicos–. Imagino que al ganador le avisan con algo de antelación y no le supone realmente una sorpresa, porque después de recibir el galardón que le certifica como Nº1 debe hacer una sesión, así que como mínimo tiene que llevar discos. O un pendrive. Al ser avisado de su victoria imagino también que su equipo de marketing comienza a preparar las contrataciones de la siguiente temporada, para que la rueda no deje de girar.

No hay representación española en los últimos años, el último español en aparecer fue Wally López en 2010 con el puesto 65, y en la votación de 2014 el más cercano a entrar en la lista fue Danny Ávila que quedó en el 109. España tiene realmente pocos candidatos a entrar en esa lista, aunque actualmente tenemos algunos buenos DJs internacionales la mayoría pertenecen a géneros como el techno o el tech-house, que en el fondo podría decirse que sólo representan el 10 o el 15% de la lista. De hecho incluso una figura mundial y mediática del mundo del techno como Richie Hawtin aparece en el 90 el último año.

Tampoco representa muy adecuadamente a las mujeres DJs, hemos nombrado antes a Nervo y Krewella pero apenas hay más representación femenina. Esto es algo que aunque molesta globalmente por la mala posición en la que deja a la mujer, nuevamente es queja por parte de los británicos por una notable ausencia de una DJ de su tierra: la archipopular Annie Mac que presenta tres shows semanales en la BBC Radio 1, ha sido residente de Fabric y ha viajado por todo el mundo pinchando, amén de ser una DJ que no cae en marketing sexista para promocionar su trabajo, no tiene puesto en la lista. Hay otra ausencia femenina notable y es la joven joya londinense Maya Jane Coles; los británicos no ganan para disgustos con el Top 100 DJs.

Annie Mac
Annie Mac

No es tampoco una lista que sirva en absoluto como referencia laboral a los que empiezan. Tratar de imitar el trabajo de los que salen en esa lista es algo que no tiene sentido: en muchos casos pinchan su propia música, y cuando no lo hacen pinchan la misma música que el resto. El tipo de espectáculo que realizan suele estar encorsetado a las necesidades de un festival y los medios con los que cuentan –para producción y lanzamientos musicales, visuales e iluminación exclusiva en espectáculos, marketing, etc– son inalcanzables si no estás en esa liga; merece más la pena fijarse en lo que hacen los DJs normales de tu propia ciudad y alrededores para aprender algo.

El valor objetivo de la lista como medidor de los gustos musicales o de la calidad de los DJs por su habilidad para entretener podría ser muy elevado, pero con las reglas del juego que hay su único valor es como herramienta de marketing. Los 10.000.000 de personas que se interesan cada año sólo por los resultados de la lista son un target demasiado goloso. Obviamente un segmento de la industria ha decidido que todos esos votos que reciben en lugar de emplearlos como medidor para crear una encuesta fiable, es más interesante o rentable que sea una competición de popularidad cuyos resultados se emplean como insignia para seguir ganando popularidad en la siguiente temporada.

Hardwell
Hardwell tras ser galardonado como Nº1

Siempre he defendido los mecanismos de marketing de la industria musical actual, y probablemente lo seguiré haciendo porque creo que el marketing y la publicidad son necesarios en el sector. El “Top 100 DJs” es un mecanismo de marketing más, pero se disfraza de “encuesta de calidad”, y ahí es donde pasa a ser un juego taimado. Como decía al principio del artículo no cuento nada especialmente nuevo para los que llevan unos cuantos años en esto, pero quizá estas reflexiones –que he tratado que sean muy respetuosas– ayuden a gente nueva a entender cómo funcionan ciertos mecanismos de la industria. Las votaciones de este año ya están cerradas y el viernes 16 de octubre se desvelará la lista de 2015 y por supuesto al ganador, muchos medios se centrarán en esos resultados, los analizarán al detalle y destacarán su importancia en la industria musical; ese día artículos como este serán irrelevantes, así que hasta que llegue ese día aprovechad un poco para la reflexión.

Enlaces de interés | Top 100 DJs de los últimos años

Teo Tormo
EL AUTOR

He trabajado como productor musical y discjockey. Desde hace años investigo y analizo la tecnología musical aplicada al DJ, buscando siempre las herramientas más innovadoras y observando su impacto en la industria musical.

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