LA HERMANDAD
Todos los miembros de la hermandad, ya estaban acostumbrados a todo tipo de placeres por muy extraños que fueran, en donde sus víctimas cooperaban como tiernos corderillos, dejándose llevar por todo ese placer desenfrenado y desquiciante hasta el borde de la locura.
En un principio todo era baile, alcohol, drogas y sexo; terminando todos en su desnudez intercambiando parejas, penetrándose unos a otros sin importar con quien, haciendo escenas lesvicó gay, dejado rastro de eyaculaciones en toda la residencia de esta hermandad caótica.
Tantos vampiros juntos daban un giro a esa especie, ya que unidos eran muchísimo peores y más sanguinarios, sintiéndose como en una competencia para ver quien era peor o más despiadado.
Ya llegada la media noche empezó el verdadero festín, en donde todos con los ojos rojos desorbitados, empezaron cada uno por su cuenta a torturar su alimento,
para que en esa desesperación corriera mejor la sangre por la excitación, algunos se deleitaban arrancando a mordidas grandes trozos de carne, otros rompiendo huesos. No faltaban los que mutilaban los cuerpos, o los descuartizaban parte por parte causando terror inhóspito en todos esos humanos presentes y sin escapatoria, que uno a uno iban muriendo de manera inevitable, fue así como en un lapso de cuatro horas se festejó aquel nefasto banquete, que no sería ni el primero ni el último de la hermandad.