La historia de un desarrollador web y la resurrección de un Octapad
Un artículo de Jean-Philippe Côté
Hace dos meses se me asignó la tarea de dar una charla sobre Web MIDI API a una maravillosa multitud de desarrolladores web amantes de la música. Obviamente, quería que mi presentación fuese emocionante, así que se me ocurrió buscar un controlador MIDI chulo que pudiera usar en la demo. ¿Qué tipo de controlador me iría bien? Qué tal un viejo... ¿keytar? Sí, ¡eso sería estupendo! Nadie los utiliza ya y deben encontrarse muy baratos, ¿no? Me fui a eBay y encontré esto:
Un Yamaha KX-5 original cuidadosamente colocado en terciopelo púrpura. No podía haber nada más perfecto, ¿verdad? Pero espera, ¿piden 350 dólares por él? ¡Y 130 más por los portes! Eso son 500 dólares americanos... es decir, 630 dólares canadienses. De ninguna manera voy a gastarme ese dinero en una presentación de 45 minutos.
¿Y entonces qué? Mmmm...
Aquí es cuando recordé lo que hacía antes de desarrollar webs, cuando tocar la batería era mi vida. Y lo más importante, recordé que ya tenía un controlador MIDI chulo: mi viejo Roland Octapad II. El Octapad es un controlador de percusión de ocho pads fabricado por Roland en los años 80. ¿Qué tal si lo usaba para la demo? Eso estaría bien. ¿Pero dónde demonios guardaba yo esa cosa? Tras unas horas buscando, lo encontré escondido en el garaje. Lo enchufé, lo encendí y... ¡oh sí! Empecé a tocarlo y entonces me di cuenta de que el tiempo le había pasado factura. No importaba lo fuerte que tocara los pads; los golpes apenas se oían. Maldita sea, esta cosa está reventada. ¿Debería sorprenderme? Después de todo, el cacharro tiene al menos 25 años y ha estado en un húmedo garaje más de 10 años.
Pero aún así, sería genial usarlo en la demostración. Empecé a rebuscar en internet para ver si esta cosa podría resucitar de alguna manera. Tras una hora o así de leer antiguos posts de foros y artículos de blogs vagamente relacionados, me topé con un post que daba una sencilla solución al problema. Los piezos están muertos, decía; consigue unos nuevos y estarás listo. ¿Qué tenía que perder?
Un poco de googleo me permite saber que los piezos son sensores sensibles a la vibración —precisamente el tipo de sensor que esperarías encontrar en un controlador de percusión—. Como no tenía ni idea de qué tipo o tamaño de piezos debería comprar, decidí abrir la unidad. Sorprendentemente, esto fue muy simple. Sólo me hizo falta un destornillador Phillips.
Pronto me di cuenta de que fue una buena idea mirar primero el interior. Como es un controlador de 8 pads, me esperaba 8 piezos. Sin embargo, como veis en la imagen anterior, se necesitan 10 piezos. Imagino que los otros dos se utilizan para contrarrestar cualquier crossover que pueda pasar entre los pads y la carcasa. Además, abrirlo me permitió medir el tamaño de los piezos. Al final, pedí doce piezos de 35mm en Digikey. Y compré otros dos para estar seguro.
Aunque abrir la unidad no fue difícil, alcanzar los piezos fue más complicado. Como podéis ver, dos están escondidos bajo una placa que debe ser apartada para acceder a ellos. De hecho, hay que desmantelar toda la unidad para extraer los piezos viejos y poner los nuevos. Si intentáis hacer esto, os recomiendo mucho que saquéis fotos de todos los pasos. De este modo, sabréis luego dónde van los tornillos (hay de varios tipos y longitudes), conectores y placas secundarias. ¡Menos mal que yo lo hice!
La operación de desmontaje no fue dificultosa, pero fui muy cuidadoso al manipular cada pieza. No quería perder nada u olvidar dónde iba cada cosa. En cierto momento, me di cuenta de que la única manera de ir más allá era desoldar los piezos de la cinta central (llamada Pad-8 Sensor Board). Este era el punto de no retorno. Como podéis ver en la imagen siguiente, para retirar la placa de sensores y acceder a los pads, debes desoldar los piezos; no hay otra manera de hacerlo. Así que lo hice.
Fijaos en que todos los cables blancos están conectados a la cinta central de la placa, mientras que los cables negros tienen su propia cinta, que les lleva a otros cables en el lado izquierdo. Esto tiene mucho sentido: una toma de tierra común para todos, y cables de señal separados para cada pad.
Una vez que has retirado la placa de sensores, puedes despegar los piezos de los pads. Esto puede dar miedo, especialmente si todo lo que te queda es un montón de piezos muertos y la convicción de que nunca serás capaz de volver a poner todo esto junto otra vez...
Como podéis ver arriba, los piezos están fijados a los pads con una especie de cinta de doble cara. No tenía ni idea de qué tipo de cinta sería apropiado, así que compré Scotch-Brand 3M 1" Permanent Mounting Squares. Si la utilizas, te irá bien recortar las esquinas de los cuadrados para que entren bien en el círculo central del piezo. La idea es que el anillo exterior vibre libremente.
Obviamente, también necesitas soldar los nuevos piezos a la placa de sensores. Los piezos que compré venían con cables cortos y unos cables endebles que no me daban confianza, así que opté por un cableado más robusto. Tenía algunos cables de altavoz por ahí, así que los usé para eso. Sólo aseguraos de hacer bien las conexiones; el anillo interior de todos los piezos debería conectarse a la cinta central de la placa de sensores, mientras que los anillos exteriores deben conectarse a su cinta individual. Al final, mi trabajo de soldadura quedó algo enmarañado, pero me aseguré de la solidez de las conexiones y de que no tocaran otras cintas conductivas (¡esto es muy importante!).
Armé de nuevo el Octapad, lo enchufé y crucé los dedos... ¿Y sabéis qué? Funcionó. De hecho, puede ser que funcione ahora mejor que nunca. Estupendo.
Sobra decir que lo utilicé en mi charla, y fue un exitazo. Los asistentes pasaron un buen rato observando cómo un dispositivo hardware de hace 25 años —llegado a este mundo antes de la invención de internet— podía disparar sonidos y visuales en una página web con Google Chrome.
La moraleja de la historia, creo yo, es que las tecnologías bien diseñadas pueden aguantar la prueba del tiempo, y de hecho lo hacen. Necesitan algo de amor en el proceso, pero ¿acaso no lo necesitamos todos?
Si eres un músico que paga sus facturas haciendo desarrollos web, te animo a desempolvar tus viejos aparatos MIDI y conectarlos a tu navegador. Te asombrará lo que puedes hacer con Web MIDI API. Si tienes curiosidad por saber cómo es posible, echa un vistazo a la librería que creé —simplifica mucho el uso de Web MIDI API—. Y también puedes ver las diapositivas de mi presentación.