La historia de Go to the West

Cedemos el blog oficial del concurso Go to the West a su ganador, Miguel Santano, para que nos cuente toda su experiencia en los Estados Unidos y el NAMM Show. Miguel ha escrito una crónica amplia y detallada, con muchas fotografías, así que os la ofreceremos por entregas. Y, sin más... toma la palabra Miguel:

Hola a todos. Os voy a intentar transmitir las experiencias de este viaje que, con la excusa del NAMM Show, nos ha llevado a visitar Nueva York, Los Angeles y Las Vegas, todo en una semanita.

Todo empezó el día que leí que se iba a lanzar el Go To the West. Ahí sembraron esa semilla de interés en el asunto, y la cosa se fue acrecentando según pasaba el tiempo e iban dando más detalles y “liberando” más fases de participación. Encuesta, foto, tema... ¿por qué no? Así que fui completando cada parte, y llegó la hora de esperar.

Cuando faltaba ya poco, ampliaron plazo y premios. Pensé que iba a ser más problemático para quien le tocara el viaje, ya que había menos plazo, pero bueno, como a mí nunca me había tocado nada (ahora ya no puedo decir eso), tampoco me preocupaba. Llegó el día del sorteo, aunque yo estaba de compras navideñas y no pude seguirlo en directo. Llegué a casa y vi que no habían publicado aún la información, así que me puse a cenar.

Ya antes de acostarme, me da por mirar, por si ha caído algo, aunque sea una camiseta... y me encuentro con que he sido el ganador del premio gordo. Me quedé pasmado. Uno no se piensa que va a tener una reacción así. Cuando al cabo de un par de minutos volví a ponerme en marcha, contesté en la entrada del post, localicé el correo que me habían mandado, y me puse a moverme para intentar por todos los medios conseguir esa semana de vacaciones. Luego, papeleos con los americanos, cambio de divisas, compra de ida y vuelta Madrid-Barcelona... y el resto es lo que viene a continuación.

Parte 1: Llegada a Barcelona y viaje a Nueva York El viaje en sí era con origen y destino en Barcelona. Como yo vivo en Madrid, consideré que lo más cómodo era sacarme un billete de avión para ir de Madrid a Barcelona, y otro desde Barcelona a Madrid para el regreso. El vuelo a NY salía desde Barcelona a las 11:00 del lunes 11 de enero, por lo que pensé que el vuelo de Vueling que salía a las 22:45 y llegaba supuestamente a las 23:55 del domingo 10 era una opción bastante segura, ya que aun contando con la posibilidad de un retraso, era impensable llegar tarde.

Error. La pista está nevada, aunque a eso de las 22:00 parece que deja de nevar. “Bueno, no tiene por qué pasar nada, viendo las pantallas informativas parece que los otros vuelos han ido saliendo sin demasiado retraso”. A las 22:15 no empiezan a embarcarnos. “Vale, normal, lo raro es que no haya un pequeño retraso”. Va transcurriendo el tiempo. Llega la hora prevista de salida, y sigue sin haber información. “Menos mal que salgo con tiempo, porque parece que esto va a llevar un buen rato”. Nadie nos informa, y mientras va pasando el tiempo, yo cada vez estoy más mosqueado.

Nevando en Barajas

Llegan las 2 y pico largas, y por fin nos dicen que debido a la nieve, no va a poder salir el avión, por lo que se reprograma la salida a las 7:00. Mal asunto, porque aun suponiendo que salga en hora, voy a llegar algo justo. Nos mandan a un mostrador en el que, tras esperar una cola de más de media hora, dicen que para la gente que quiera van a poner autobuses y van a ofrecer hotel. De comida o bebida, nada. Decido esperar en el aeropuerto, ya que a las 5:00 hay que recoger los nuevos billetes, y no vale la pena ir para dormir 1 hora. No obstante, hay gente que decide ir al hotel, y los mandan a esperar el autobús fuera. Al cabo de un rato largo, están todos de vuelta porque no ha pasado ningún autobús, y la gente que ha ido al hotel en taxi se ha encontrado con que han tenido que volver porque no tienen noticias de que nadie de Vueling haya reservado ninguna habitación para los pasajeros. Hablo con Xavi y le pongo al tanto de lo que pasa. No cree que vaya a ir a más la cosa.

Llegan las 5:00, y veo que en la web de Aena hay programado un vuelo a las 7 y otro a las 8. Me dan un billete para salir a las 7:00, escrito con boli, y les pido que, dado que hay uno a las 7 y otro a las 8, me pongan en el que sale a las 7 porque tengo que salir para NY a las 11. Me dicen que sí, aunque es probable que haya retrasos. Cuando todos los de mi vuelo llegamos a la puerta de embarque a las 6:30, meten a la gente que tenía programado el vuelo a las 7:00, y no a los que estábamos esperando desde antes de las 22:00, y nos dicen que el nuestro se ha cambiado a las 8:00.

Ahí ya todos los pasajeros muy cabreados, y yo de los nervios, porque veo que hay bastante probabilidad de que me quede en tierra. Voy comentándoselo tanto a Xavi como a Lluís, de B-Lemon. Llegan las 7:30 y no se embarca. Llegan las 8 y se retrasa la salida a las 8:10. Así, con retrasos de 10 en 10 minutos, llegamos a las 9:00. Ya ha llegado la Guardia Civil, que todo lo que hace es decir que si no nos gusta, pongamos una denuncia. Al final desde Vueling acceden a dar unos tickets para comer y beber algo a eso de las 9 y algo.

A la espera

Yo ya asumo que me quedo en Madrid, así que me dispongo a volver a casa, porque de nada me sirve ir a Barcelona sabiendo que no llego. Hablo con Lluís y se lo digo. Él consigue hablar con David Prieto, de American Airlines en Barcelona, y me dice que salga de ahí corriendo para ir a la oficina de ventas de AA, que David ha conseguido redireccionarme para salir desde Madrid y llegar a NY haciendo escala en Miami (gracias, David).

Allá que voy, con el tiempo bastante justo. Lo explico, me lo cambian, paso los controles de seguridad, paso más controles de seguridad, y por fin llego al avión. Desgraciadamente no me pueden hacer el upgrade a clase Business, ya que no queda ninguna de estas plazas libres, y además el viaje se alarga, porque tengo que hacer en Miami una escala de varias horas, pero lo importante es que no me quedo en tierra y aún va a haber un día para ver Nueva York.

Un buen número de horas más tarde llego por fin a Nueva York. Xavi y Lluís me vienen a buscar, y tiramos en taxi para el hotel. Estoy hecho polvo, pero he llegado. Aleluya.

[ Sigue en Escala en Nueva York ]

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