La ladrona
La ladrona ha vuelto
Ha metido sus dedos por las cerraduras
y ha dado con una.
Con el brazo metálico
el de zurcir
el de envolver
ha restado importancia a la hazaña:
-Bah, no es nada, soy la ladrona, ¿qué esperabas?
Y su ojo embrujado ha paseado por la habitación,
no ha reparado en gastos,
la ha liado parda
con sus movimientos mecánicos.
Se ha electrificado en el sofá
comprobando la resistencia de sus muelles.
Se ha momificado en la esquina
para pasar desapercibida
Ha enviado un tapir hasta la cama
para apoderarse del sueño
En el escaparate hay un cielo estrellado
y se vende barato,
tanto que da asco.
Se mete entre los agujeros de las piñas almibaradas
y se queda de pie allí un buen rato
como un gusano
La mujer del coma
para meter sus dedos en las rendijas
se hace delgada y picuda
se enrula
se burburuja
se convierte en deseo y busca las zonas frías de tu oreja.
Está sucia y se está haciendo vieja.
Entre el polvo de los callejones
se divierte tejiendo collares
un ancla, un cerebro, un ancla, un cerebro
un diente, un conejo, un diente, un conejo
Busca entre lo perdido
la pequeña ladrona
la comadreja
la perra de la corona
Un café
el sistema circulatorio que se esfuerza
menos cadenas que antes
más pequeñas
sutileza
El cadáver de un amigo y en tu mano cerrada las cucarachas
Te acercas
ya verás qué broma tan buena
Se abre la mano,
se sueltan
se diferencian tan poco
las hermosas cucarachas
que deben ser hermanas.
Las hermanas despiertan
y la repelente ladrona
metalizada
absorta
en las tímidas cucarachas que se escapan
¿Por qué lamentarse por la leche derramada?