Ludiguer - al loro - abierto por vacaciones

Cuando conseguí meter todas las maletas en el coche, y mientras la familia se acomodaba en él, me di una vuelta por la casa para ver si algo se olvidaba, cogí un par de cosas que vi por medio y antes de salir volví a mirar a mi loro y le pregunté, “entonces, ¿estás seguro?”, “sí, si”, me respondió él, “es mucho tiempo”, le insistí yo, “bueno, pero yo teniendo comida suficiente, el mando de la radio a mano por si quiero oírla y la puerta de la jaula abierta, no necesito mucho más”, me aclaró, “entonces, ¿te quedas?”, le volví a preguntar para asegurarme que no había dudas, “me quedo, me quedo”, me respondió con voz de ‘vete ya de una vez’, “bueno, pues me voy”, le dije, “ahora, aquí encerrado no vas a tener temas que contarme a la vuelta y además todo el día solo se te va a olvidar hablar”, “no creas”, me respondió, “yo puedo hablar solo como hacía antes de conocernos, además, así tendré mucho tiempo para pensar en asuntos de los que ya hablaremos a vuestra vuelta”, “¿igual que lo hemos hecho hasta ahora?”, le dije, “por supuesto”, me contestó él, “como hemos hecho desde aquel día en tu coche cuando veníamos del centro comercial y aquellos vehículos se saltaron el semáforo en rojo al poco de poner el carné por puntos”, “o como el día que te explique que hoy viene el Papa y me hiciste de comentarista improvisado”, le recordé yo, “comentaristo”, añadió él, “te hice de comentaristo, no confundir palabras y palabros, no te olvides, que desde que te tomas el filete de urogallo que te venía con la cesta de Navidad se te olvidan las cosas”, “y tú”, le repliqué, “que desde que te enteraste que al hermano simio lo van a ascender de rango, y que en esta casa no va a haber ningún ave nueva que nazca y sea la parida de la paridad porque no voy a comprar ‘una lora’ estás de un humor que no hay quien te aguante”, entonces me miró y siguiéndome la broma me dijo, “ya veo. Que cuando te conviene vienes a que te hable y cuando no te conviene no. ¡Vaya clase de amigo que eres!, amigos para casi siempre me sobran a mí”, entonces me acerqué a su jaula y le dije fingiendo que la conversación se iba calentando cada vez más, “pues si todo lo que me tienes que decir es tu versión de una Feliz Navidad, no me importa que te pongas de morros y me los sirvas en envase familiar, pero no pienso volverla a oír que luego tengo sueños desagradables”, “Ni yo tengo que oír tus canciones que cada vez que te las oigo cantar me dan ganas de darte puntos para que no las cantes, y así tendrías en tu boca canciones y puntos. ¡Dimite hombre, dimite como músico!”, me contestó con un tono despectivo fingido, y siguió preguntándome con su teatral enfado, “¿no te trajeron los reyes una voz más agradable”, y yo siguiendo con la representación, le dije, “pues no, porque eso no estaba entre las cosas que les había pedido para que fueran unos Felices Reyes Magos, lo que les pedí sí me lo trajeron, e insisto en que me lo trajeron, con lo cual me evitaron el tener que ir otro día a la tienda a comprarlo, porque como sabes, sigo sin ser una especie autóctona de la fauna de zapatería, ropa y complementos”, entonces me miró y me dijo, “¿hay algo que te aburra más que ir de compras?”, y sin pararme a pensar le dije, “pues creo que darte clases de Inglés no sé si me aburre más pero si me agota más, pero lo que de verdad me agota mucho y hasta me produce dolor de cabeza es ver pancartas en los balcones y no poder leerlas desde abajo porque en el reconocimiento médico son incapaces de darme un diagnostico acertado a mi ‘cegatez’, así que mis esperanzas de leerlos se desvanecen como los castillos de naipes”, a lo que mi plumoso amigo, siempre al loro, añadió, “o como un castle of cards por hacer una traducción macarrónica de la expresión”, “si esto fuera un gobierno del pueblo pero con el pueblo”, le añadí, “yo propondría nuevas medidas para fomentar la cultura”, entonces me miró y me dijo, “pero no olvides cuando las mandes poner ‘No leer – Privado’ para evitar que lleguen a manos equivocadas y te las copien”, pero yo le contesté, “me da igual que las lean, porque por muy pronto que ellos lo lean, eso ya lo ha hecho mi bebé antes y más”, entonces mi multicolor mascota me dio la espalda, cogió una pipa, se la comió y me dijo, “bueno, vete ya, y no esperes que te llame cada día para decirte que hoy también te echo de menos”, “por supuesto que no lo espero”, le añadí, “pero tampoco esperes que yo te cuente mis vacaciones como si fuera un comentarista; como un turista sí, y tampoco esperes mucho de mis crónicas, que no las voy a empezar con las señales horarias diciéndote que es una hora más que ayer y una menos en Canarias, así que acostúmbrate a estar solo y disfruta del silencio, y no te subas a los estantes del mueble del salón, y cuando digo estantes digo superiores, inferiores y medios”, entonces el me contestó, “y si tú vas a alguna fiesta, ten cuidado que no tengas un final de fiesta de narices y tengamos que dormir la mona sentados junto a este olivo, y no pueda practicar mis deportes favoritos por tenerte que acompañar”, entonces me acerqué un poco más a su jaula y siguiendo con mi enojo aparentado le dije, “antes manipulabas la información, y ahora la manipulación deportiva. Tú no practicas deportes, pero si quieres volar móntate un circuito y vuelas todos los días”, entonces él me respondió, “y seguro que no te gustaría mi recorrido, protestarías y acabaría siendo el circuito de la discordia”, “bueno”, le contesté, “pues te dejo la tele y ves esos programas que te gustan a ti de la operación en la isla de la granja del hermano de tu vida”, y el rápido me contestó, “o para ver esos programas que te gustan a ti en los que te cuentan cosas que no interesan a nadie como la historia del burro soez y el perro pastor”, en ese momento mi teléfono hizo Tirurii, y vi que era un mensaje, lo leí y mi loro me preguntó, “¿Qué dice el mensaje?”, “pues que desde los ochenta alguien me debe 19 meses”, él me miró y me dijo, “¿desde los ochenta?, pero veinte años no es nada”, entonces levante la vista y le dije, “según en lo que se empleen”, así que cogí unos CDs a los cuales por hacerme el culto llamaba SIDIs, pero esta vez por hacer burla de mi propia faceta culta fingí equivocarme y dije a mi multicolor ave, “me marcho que ya hace rato que tendría que estar en el coche paseando a mis DEISIs, así que feliz verano y hasta septiembre”, abrí la puerta y cuando iba a salir mi loro desde su jaula me dijo, “no os olvidéis de mí durante este verano, pasadlo bien que yo intentaré no dejar de pensar en cosas para contaros al volver. Ahora os dejo descansar un tiempo de mí, que os lo habéis ganado, pero pronto volveré. Además, como no me va a cerrar la puerta de la jaula, este verano voy a ser el único que va a estar abierto por vacaciones”.

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