Ludiguer-Un mayo en la vida-Capítulo 09

Ludiguer - Un mayo en la vida - Capítulo 09

Martes, 14 de mayo. Lewis llega a las 9:20 y tras él, Frank Marth quien antes de entrar, apaga su cigarrillo en la acera, pero como siempre olvida quitarse las gafas, así que mientras Lewis avanza hacia su silla en la sala, escucha como los rápidos pasos de Marth le vienen siguiendo y terminan por pasarle de largo rumbo a su amarillento despacho, mientras Lewis se sienta en una de sus habituales sillas a ver pasar la mañana. Cuando él llegó, Joe ya estaba con algunos de los trabajadores en su despacho, imagina que explicando la nueva situación de la oficina, pero, en contra de lo que él pensaba, ese día el primer entretenimiento no se hace esperar, ya que del despacho de Marth se oye salir una serie de sonidos metálicos y algunos golpes que terminan con Frank saliendo de su despacho, eso sí, con sus gafas de sol aún cubriendo sus ojos, pidiendo a sus compañeros que le hagan el favor de dejarle las llaves de los cajones sus mesas ya que él se ha olvidado la llave de los suyos en casa, y ahora no puede abrirlos, y oyendo esto, John Partridgehunter le pregunta que si no tiene otro juego de llaves de reserva por ahí, a lo que Mr. Marth contesta tímidamente que efectivamente lo tiene, pero dentro de un cajón de esos que ahora no puede abrir. En ese momento las miradas de sorna se cruzaban de un lado a otro pensando que a quién se le ocurre guardar el juego de recambio precisamente dentro de el cajón, mientras buscaban las llaves solicitadas, las cuales una a una fue probando pero nada exitoso consiguió, así que tras otra sesión de golpes e intentos infructuosos, Frank se puso a trabajar, pero durante toda la mañana no pudo hacer nada que tuviera que ver con algo que estuviera en sus cajones, con lo cual sus pasos aún eran hoy más rápidos de lo habitual pues tenía que hacer las cosas de manera más rudimentaria, si cabía, lo que le llevaba tiempo, y como consecuencia de esta prisa hoy aumenta el número de papeles traspapelados, faxes mal enviados, documentos con las marcas de sus colillas y restos de ceniza, y con ello la desesperación del resto de compañeros que tienen que hacer cosas que ya habían hecho en días anteriores y hoy hay que repetir pues está guardado en el famoso cajón, y es por eso que de esa manera directa, clara, concisa y nada retórica que sólo él sabe utilizar le pide a Irma, una de las compañeras de la oficina, que por favor sitúe sobre su puesto de trabajo el compendio de documentos que detallan los conceptos e importes a abonar por los clientes como contraprestación a sus servicios prestados durante la mensualidad corriente, a lo que ella y con el ánimo de no equivocarse traduce como que si lo que quiere es que le deje las facturas de mayo en su mesa, recibiendo por respuesta un gesto afirmativo por parte de Frank mientras trota de un lado a otro de la oficina, para volver a su despacho al tiempo que observa los montones de expedientes ya facturados situados en su ventana y que no dejan bajar del todo la persiana pues ésta tropieza con ellos, cosa que a él no sin cierta sorna le hacen comentar que este mes no parece ser muy malo, pues esta técnica le sirve para ver como va a ser económicamente el mes, es decir, cuanto menos se pueda bajar la persiana, más expedientes hay que se lo impiden y mayores serán los ingresos. Pero bueno, eso no es más que una broma, o quizá no, ya que aquí todo parece ser así de fiable, de modo que y entre esto y alguna bronca que se vuelve a escapar contra Eleanor, y que ella resuelve marchándose a la máquina de café para allí con cuatro carcajadas ahogar sus penas. Poco a poco, la gente va entrando y saliendo del despacho de Joe, de cuyas conversaciones, poco trasciende salvo que John cuando salió del despacho junto a Joe que iba a la máquina del agua a por un frío vaso para humedecer su perjudicada garganta y a calmar un poco su sudor, le decía que él ya sabe que está con él para todo ya que fue el primero que sentó alguna directriz en la empresa y trazó un rumbo, que estaría más o menos equivocado, pero al menos lo trazó, y eso se lo valora, pero para entonces el reloj ya había avanzado hasta más tarde de la una, la mañana termina y Lewis se va a casa, donde espera pasar menos calor.

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