Ludiguer-Un mayo en la vida-Capítulo 10

Ludiguer - Un mayo en la vida - Capítulo 10

Miércoles, 15 de mayo. En su franja horaria acostumbrada, Lewis llegó a la oficina, donde empieza a ser al menos conocido para algunos empleados, quienes ya le saludan al llegar, así que siguiendo su recorrido habitual se coloca en una de sus sillas habituales pensando en quién será el protagonista hoy de sus apuntes, cuando John comienza una cordial conversación telefónica con un proveedor con un tono muy bromista y desenfadado, pero fingiendo que están tratando algún tema muy importante sin avanzar en absoluto en la comunicación, utilizando tan solo, interjecciones y frases hechas sin mucho orden ni concierto; tipo de conversación que por otro lado era bastante frecuente en John, y también en Albert, pero una de las empleadas, de las que hasta ahora sólo le había llamado la atención la mirada tan extraña y poco transparente que tenía, llamada Ann Bellyache, parece que no está aún muy acostumbrada al tipo de humor que estos compañeros suyos tienen, pues al oírle se levanta corriendo de su mesa para dirigirse a la de John preguntándole que qué pasa, pero como si quisiera ser parte de lo que parecía ser ni más ni menos que una forma común y habitual de bromear entre John y su interlocutor, con lo que pidiendo a la persona con la que hablaba que esperara un momento, John se aparta del teléfono y le indica a Ann con un cierto tono irónico y contrariado por la interferencia, que no se alarme, que siga con lo suyo si es que tiene algo que hacer y que no se preocupe de lo que pase en su mesa, así que Ann vuelve a su sitio algo disgustada por no haber podido participar en la fiesta y contrariada por el todos los desplantes que recibe, no inmerecidos, dicho sea de paso, decide hacer una cosa que le hará superar el rechazo que acaba de sufrir, y es volverse a sentar en su mesa, y una vez allí, buscar en su cajón superior porque sabe que allí está lo que necesita en ese momento, sin quitar la mirada de John, por fin lo encuentra, así que con sigilo saca el cuchillo que allí tiene guardado para este tipo de ocasiones, no es muy grande, pero para lo que lo quiere servirá, ahora solo falta otra cosa para paliar su daño así que se coloca su bolso sobre las piernas y de allí saca una servilleta de papel que coloca sobre la mesa junto al cuchillo y aún no deja de buscar pues sigue faltándole algo, lo más importante. Pero todavía sin quitar la vista de John con la mirada perdida como traspasándolo, ya tiene claro que ha encontrado lo que buscaba, lo realmente importante para la ejecución de su idea, así que muy despacio y con la mano derecha bebe agua del vaso de plástico que tiene sobre su mesa mientras la izquierda sigue dentro de su bolso sujetando lo que acababa de encontrar y cuando el vaso se queda sin agua, Ann va poco a poco sacando la mano de su bolso mientras ya tiene preparado el cuchillo en la derecha, ya todo está decidido y ahora sólo queda culminar la acción, ella termina de sacar la mano izquierda del bolso y sujetando firmemente el cuchillo con la derecha y mucha parsimonia empieza a pelar una manzana que había traído para el almuerzo, tarea que le lleva no menos de cinco minutos a los que siguen otros cuatro o cinco en comérsela, ya que mientras mantiene la mirada perdida en el infinito va cortando pequeños trocitos de su fruta y se los va llevando a la boca, para al terminar hacer lo mismo con un melocotón, y cuando estaba a punto de terminarlo, Eleanor e Irma Itfish Medows comentan que se van a tomar un café a la calle a lo que les responde que si le esperan se va con ellas. Al ver esto, Lewis no puede evitar escribir en su folio las primeras anotaciones de la empleada, que no trabajadora, de hoy como sigue, al tiempo que piensa que su loro sería más productivo:

* Ann Bellyache

- Irresponsable y mala trabajadora.

- Pendiente de cualquier detalle que le permita evitar el trabajo.

- Su mirada no inspira confianza

Y mientras las tres toman el camino de la puerta desde el despacho de Joe se sigue oyendo una de sus habituales, dilatadas y escandalosas conversaciones acompañadas por el teclado de Frank. Como veinte minutos más tarde Eleanor, Ann e Irma vuelven de su café, unos quince después termina la conversación telefónica de Joseph y unas cuantas horas más tarde, Lewis deja de anotar cosas, recoge sus pertenencias y se marcha a su casa.

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