Me encanta dañar a la competencia
Este es posiblemente el único aspecto de mi vida en el que me permito ser mala persona.
Como freelance, a veces tengo que competir por un cliente con empresas que tienen toda una infraestructura de la que yo carezco: director, comercial, secretaria, un vehículo de empresa quizá, un local ostentoso y caro...
Esas empresas sencillamente no saben de que va este nuevo juego que es Internet, y las odio.
Las odio porque en esas empresas se nos explota. Nosotros hacemos el trabajo, nosotros tenemos las ideas, nosotros hacemos el producto, y tenemos que repartir nuestro beneficio con un comercial pretencioso que promete lo que no podemos cumplir, un jefe ignorante que fija plazos de entrega imposibles, un local que no necesitamos y una secretaria que resulta ser la sobrina de alguien y que la empresa no necesita.
Oh, cómo me gusta robarles cleintes a esas empresas.
Es como poner orden en el universo.