Un pequeño giro al infierno.
Próximamente, una creación de mi cabeza, va salir de sus oscuros pasillos neuronales, para acercarse a la realidad más verídica y sincera.
Aún no tiene nombre, pero posee ya toda una vida, que ahora desea proseguir más allá de los límites de lo fantástico.
Hasta hace poco, y siempre dentro de mi cabeza, este tipo disfrutaba a su modo, de una exitencia bastante mediocre, aunque llena de pequeñas alegrías, y de espontaneas vivencias dentro de lo cotidiano.
Iba a casarse pronto, en el trabajo las cosas marchaban bastante bien. Estaba ahorrando para comprarse un piso junto a su chica. No era un triumfador, pero estaba lejos del rebaño de perdedores que acechan las calles.
Este tipo era de algún modo feliz, pero se sentía absolutamente perdido, entre la maraña de los sueños no realizados, y de todo lo no experimentado.
El tipo en cuestión, decidió romper con todo. Quemar los papeles y recuerdos del pasado, y sin sentirse obligado a dar demasiadas explicaciones, se marchó lejos; dejando tras de sí, un grupo de responsabilidades emocionales y cárnicas.
Ahora pasa sus noches en pensiones y moteles más oscuros que la misma moche; situados en las afueras de pueblos, aparentemente poco concurridos. Pasa los atardeceres frente a los sucios ventanales de ciudades dormitorio, en habitaciones indivuales repletas de muebles de saldo,frente a televisores fabricados hace 10 años; tomando cerveza fría en barras extrañas, frecuentadas por prostitutas, dementes y triumfadores de bolsillo.
Ha conocido a gente muy diversa, y escuchado conversaciones acerca de la muerte, del engaño, y sobre los sueños que se hunden en el fango. Pero también ha encontrado en esos aspirantes a soñadores, una parte de él que ni siquiera recordaba.
No sabe si ahora es feliz, pero de lo que está seguro, es que este nuevo modo de vida, guarda aún muchas sopresas y secretos.
Sabe que ha dejado atrás a una chica que le amaba, y a un futuro que a priori resultaba ilusionante. Pero sus ilusiones deambulan ahora por senderos distintos. Aunque no sabe lo que quiere, sí sabe lo que no desea.
Se ha portado como un cerdo, pero por primera vez un muchos años, no se arrepiente de nada cuando sale el sol.
Aunque hace poco que se halla fuera de casa, ha hecho ya algún amigo; un personaje tan imperfecto como él: un tipo raro, ligeramente desequilibrado, con el que ha debatido mucho acerca de lo moralmente correcto, y lo naturalmente obsceno.
En definitiva, su vida ha cambiado.
Pronto, muy pronto vais a saber de él, y del nuevo camino que ha emprendido.
Hasta ese intante, seguirá oculto en mi mente.