Reflexiones musicales: DETRÁS DEL BIG FISH

Hace muchos días (casi meses) que no escribo. Esta situación no es por falta de motivación o ganas, más bien es todo lo contario, como ya sabéis estamos empezando a grabar un nuevo disco y eso se lleva casi toda nuestra energía mental y física. Son tiempos de aparente calma, pero no son más que la calma que precede a la tempestad.

En este post y bastante tocado por las circunstancias actuales, quiero reflexionar lo asombrosamente parecido que es irse a pescar y luchar en el mundo de la música, y lo digo yo que ni pesco, ni vivo de la música profesionalmente. Pero tener un blog es lo que tiene, escribes chorradas y luego la gente que se aburre, a veces las lee. Empecemos por el principio que siempre suele ser mejor. Pensemos en una composición de los hechos.

Resulta que tú eres un pescador, o sea un músico, ya seas profesional o no. Ya sin darnos cuenta vemos el primer parecido real, ya que por desgracia hay muy pocos (y cada vez menos) que pueden vivir de la pesca o de la música. Algunos pescadores aficionados pueden ganar un día un concurso de pesca, pero no por ello serán profesionales full time. Serlo además es una decisión muy personal, tan respetable por un lado como por el otro.

Igualmente alguien puede que el mejor pescando anguilas coreanas pero no podrá vivir probablemente de eso, aunque como lo hace porque le encanta, pues también merece respeto aunque no sea un profesional. Por descontado el que se la juega y vive de esto tiene todos mis respetos. A sus pies.

El primer punto previo a toda discusión dejará claro que pescadores son todos aquellos que poseen un mínimo de respeto y destreza aceptable para pescar. Al igual que “músico” es todo aquel que posee la suficiente técnica como para componer, tocar o interpretar dignamente un instrumento, y lo hace con respeto a lo que es una profesión muy respetable aparte de una pasión como pocas. Al menos esa es mi opinión totalmente personal y equivocada por tanto.

Detrás del Gran Pez

Por otro lado hay músicos y pescadores profesionales, que son los que ya sea por un talento especial o por haber estado en el momento adecuado con las personas adecuadas, o por una locura extrema, son capaces de querer vivir de ello, arriesgando en ocasiones su vida personal, y profesional.

Y desde luego apostando estoicamente por un tipo de vida muy sacrificada y dura, ya que por desgracia en la sociedad actual es más fácil vivir de malversar fondos públicos que de pescar los pescados que nos comemos, o hacer las canciones que son capaces de acompañarnos toda una vida. Por tanto:

Axioma 1.- Independientemente que uno pueda o no vivir de ello. Todos merecemos respeto, profesionales o no profesionales, porque formamos parte de un Gran Azul.

Y aunque parezca mentira, todos somos uno y formamos parte de una gran cadena alimenticia. Así que está claro que el profesional necesita del no profesional y el no profesional necesita del profesional, aunque estén en distintos niveles técnicos y de compromiso vital. También está claro que el flujo de conversión es constante. Muchos profesionales tienen que ponerse a vivir de otra cosa y muchos otros no profesionales les suena la flauta y un día se ven viviendo de ello.

Pero vamos un poco más allá. Con esto me refiero a que el intercambio de necesidades es global. Por ejemplo el plancton aunque sea microscópico es lo que comen las ballenas. Y sin plancton, no hay ballenas. Sin peces no hay pescadores y sin gente que compre pescado tampoco habría pescadores. Esto aunque parece una perogrullada a veces lo olvidamos debido a que nuestra pasión por lo que hacemos nos ciega y perdemos algo muy importante que es la relación con el medio y sus necesidades. Un pescador de anguilas coreano puede comprar un disco de Perales.

Y Perales un día puede atreverse a comer anguilas coreanas. El caso es que por desgracia el condicionante dentro del profesionalismo es el dinero. Y el dinero y el arte son enemigos antagónicos condenados a entenderse. Si uno quiere grabar un disco en condiciones le cuesta dinero, porque le ayudará contar con profesionales. Y si no tiene el suficiente dinero para grabar, aunque sus canciones sean mejores que las del sueño de Morfeo, tendrá que buscar otras opciones o puede que se queden en el camino.

Por contra si uno decide jugársela y arriesgar dinero y tiempo y luego lo pierde, puede que al siguiente disco no lo vuelva a intentar, porque deberá dinero hasta a Chuck Norris, y habrá perdido la ilusión. Preferirá seguir pescando en el río de al lado de su pueblo de vez en cuando, que arriesgarse otra vez a cruzar la colina para buscar a Big Fish.

Luego está la eterna lucha entre lo personal y lo profesional, algo que por desgracia a veces nos hace perder la perspectiva. La familia y la pareja nunca serán impedimento para alcanzar nuestras metas, al revés nos ayudarán, por eso no hay que perder las formas y las prioridades. Ante todo somos seres humanos, antes que pescadores, músicos o trapecistas.

Axioma 2.- Nunca debemos perder nuestras referencias personales. No todo vale. Pescar o hacer música solos, aunque es posible, es mucho más difícil, a parte de ser mucho más aburrido.

Solo no puedes con amigos sí. Pero volviendo al tema de la supervivencia, un pequeño pesquero podrá sobrevivir pescando diez atunes al día, porque también tiene poca tripulación. Y si sus conocidos le ayudan muchos del pueblo le comprarán el pescado a él directamente sin ir al mercado. De hecho en estos tiempos es posible que un marinero pueda vender sus pescados a pequeña escala, y poco a poco ir sobreviviendo, y a las malas comerá un poco de pescado todos los días.

Son tiempos de Juan Palomo, por remedio más que por gusto. Luego eso sí están las dificultades del entorno. Cada uno tiene las suyas y luego están las externas. En la actualidad todos luchamos contra una de las tormentas perfectas más duras de los últimos años. La economía se resiente y con ella cualquier actividad económica.

Los tiempos están cambiando como diría el maestro Zimmerman. Por eso ante esta Gran Tormenta lo primero contra lo que uno debe luchar es para que su pequeño pesquero no se hunda. Además desde la proa ves como grandes transatlánticos se hunden sin remedio. Antes eran potentes y pescaban millones de peces. Ahora están a la deriva por la tormenta. Así que te das cuenta que aparte de la capacidad de pesca, una de las cosas más importantes es simplemente seguir a flote, que no es poco.

La estabilidad del barco se antepone a su capacidad de recogida. Y aunque parezca lo contrario un barco pequeño es más estable que uno grande y si no que se lo digan al que hizo el Vasa de Estocolmo.

El famoso mejillón murciano que canta fados

El famoso mejillón murciano que canta fados[/caption] Me explico, creo que a veces cuando estamos enfrascados en un proyecto tan motivador y vital como la música para los músicos y la pesca para los pescadores, perdemos algo muy importante como la verdadera relación con el medio.

Nuestra pasión nos ciega, porque hemos invertido tantas energías, que la sola idea del fracaso nos hace temblar y enrocarnos como el mejillón murciano que cantaba fados pero nunca entendió porqué no llegó a triunfar. Por ejemplo sería inútil pescar 200 toneladas de mejillón francés si sabes que en el mercado del puerto solo suele comprar 5 kilos al día y encima lo compran a muy bajo precio porque resulta que por desgracia el mejillón murciano está más barato e incluso la están regalando en Spotify.

No es que pescar más te haga ser mejor pescador, de hecho puede hasta demostrar lo contrario. Si la carga se pudre nadie te comprará pescado aunque solo algunos ejemplares estén podridos. Por eso lo que puede pasar es que por no tener los pies en la tierra arruines o quemes a toda tu tripulación que se ha dejado la piel para luego darle los mejillones a las gaviotas del puerto. Y con esto llegamos al segundo axioma de nuestra reflexión.

Axioma 3.- Por desgracia un elemento de la cadena no puede cambiar una cadena de diez mil eslabones, es una putada pero es así. Sin embargo un eslabón si puede luchar por su firmeza para que la cadena no se rompa por su lado, al igual que un pescador o un músico lucharán para aprender a amoldarse al mercado dentro de sus convicciones.

Adaptarse al medio garantiza la supervivencia, como diría Darwin. Con esto no estoy queriendo decir que haya que hacer lo que demanda el mercado ni mucho menos, tú puedes arriesgar pescando un pez que tienes la intuición que puede tener una demanda inesperada, como por ejemplo con el salmón que desde que se descubrió que tenía ácidos grasos poliinsaturados tipo Omega 3 (y su directa relación con la disminución de triglicéridos en sangre y su consecuente disminución de riesgo cardiovascular) y aumentaron su demanda brutalmente. Los salmoneros que llevaban toda la vida pescando y ya sabían sus trucos para conseguir ese pez triunfaron como la cocacola.

las minas del rey salmón l

Pues bien con esto me refiero a hay muchas formas de mantenerse en el mercado, pero no todas son válidas. También igualmente hay muchos tipos de pescadores y músicos. Buenos, feos y malos como en toda casa de vecino. Algunos serían capaces de pescar con explosivos solo por pescar la mayor cantidad de peces en el menor número de tiempo, aun sabiendo que esto esquilmará la producción para años, para él mismo y para sus compañeros.

También habrá gente que pierda su ética por la necesidad, puede ser lógico, pero tiene que quedar claro que esto les conducirá a la autodestrucción. Siempre hay que intentar ser fiel a uno mismo y a sus compañeros ya sean profesionales o no. Ya que volviendo al primer axioma, “todos somos uno”. El problema es que vivir de tu pasión, para los profesionales puede llevarte a quemarte con ello y perder tu profesión y tu pasión a la vez. Al igual que perder dinero en algo tan poco rentable actualmente como tener un proyecto musical, puede suponer para muchos (en los que me incluyo) perder la ilusión por luchar por tu proyecto, tu Big Fish. Y la ilusión es lo último que se pierde, después “la nada”.

Y encima vivimos en unos días de una tormenta perfecta, en que la economía doméstica, no es mala, es lo siguiente. Lo que hace que por un lado los pescadores esté aun más desesperados por pescar y hace que a los que compraban pescado fresco cada vez compren más atún el lata (si es que lo compran), porque lógicamente tienen menos dinero.

Axioma 4.- Hay una gran Tormenta Perfecta en la que todos y ninguno hemos sido causantes, pero en la que ahora TODOS nos vemos atrapados.

Pero como no queda otra (porque la tormenta ya está debajo nuestra) lo único posible es maniobrar el barco lo mejor posible para no hundirse. Voy a entrar en un tema polémico. A veces se nos llena la boca de buscar a los culpables de la crisis, es cierto que en su mayoría ninguno que lea este blog ha tenido una participación vital para llegar a este punto de fatalidad, pero todo es relativo.

No era lógico que Miguel Bosé (al que respeto porque todos somos uno) cobrara en su día 30 millones de las antiguas pesetas por tocar en Santa Cruz de la Zarza, más que nada porque al fin a al cabo el dinero era de todos. Tampoco era lógico que en un restaurante te cobren por comer una lubina 70 veces más del precio que le ha costado al pescador pescarla. ¿Qué pasa? pues que al final la situaciones insostenibles se vuelven insostenibles.

Mojinos, al mejor portada de la historia

Como siempre en todos los negocios, los intermediarios asoman la cabeza y generan una burbuja que aparte de ser injusta para algunos, es insostenible para todos, y más tarde o más temprano se volverá contra nosotros. Y eso es lo que ha pasado. Tan injusto es que el un intermediario se haga rico vendiendo angulas y percebes en navidades, como que el pescador no pueda vivir dignamente de su trabajo.

Pero como decíamos en el tercer axioma, a día de hoy no conviene perder el tiempo en analizar cómo hemos llegado aquí. Bueno sí, lo justo. El caso cierto es que nadie compra discos, porque los si los consigue gratis no tiene sentido pagar por ello. Normal. Y tampoco percebes a 40 €, se espera a febrero y se comen el triple por la mitad. Porque por desgracia cuando comemos pescado ya sea gratis o pagando, nadie valoramos el trabajo del pescador. Esto es así.

Tampoco hay alternativas realistas de la industria, ni de momento tampoco hay conciencia social del precio las cosas y del trabajo oculto tanto en la música como en la pesca. Por eso a día de hoy no parece que la tormenta vaya a escampar. Pero poco a poco, todo llegará. La música no morirá, tampoco nunca dejaremos de comer pescado, nos moriríamos nosotros mismo de hambre física y espiritual.

Axioma 5.- Perder el respeto por cualquier eslabón de nuestra cadena alimenticia, nos hace perder el respeto hacia nosotros mismos.

Comer y escuchar música es algo vital para es ser humano, no lo olvidemos. Hay que respetar el trabajo de todos, pero es lógico hacerlo desde la sostenibilidad global. Pero por mucho que a los pescadores les fastidie que el Mercadona se haga rico con sus pescados en navidades bastante tienen con manejar el barco para que no se hunda con la Tormenta Perfecta. Además si no hubiera Mercadona, mi primo de Móstoles no podría comer pescado fresco. Todos somos uno, repito.

El gran Pez de la Música

CONCLUSIÓN

Pero lo que es aun más importante jamás tenemos que olvidar que el pescador ama pescar, y lo hace en el fondo porque tiene la necesidad de encontrar su Big Fish soñado. Muchas veces uno se empeña toda su vida en buscarlo, arriesgando su vida personal, familiar y la profesional. Algunos como el Capitán Ahab pierden la cabeza y la pierna por buscar a Moby Dick, cuando esa ballena no es más que un elemento más de un todo.

Otros pierden la fe y abandonan en el camino por haber perdido la ilusión, que es lo que al fin y al cabo nos hace verdaderamente libres. Y por desgracia necesitamos una estructura mercantilista para poder hacerlo, no defiendo a la industria (ni pescadera ni musical) en general, porque creo que huelen igual de mal y que no han sabido adaptarse a los tiempos, pero sí que es verdad que es un mal necesario y que precisa de un cambio brutal hacia lo sostenible.

Ojala que esta Tormenta Perfecta nos ayude a todos a respetar más nuestro entorno y no al revés. Donde cada pequeño pez sea importante y los peces podridos que sobren (que sean los menos) los tiremos antes que pudran al resto. Y que a poder ser sirvan de comida a las gaviotas, que a su vez serán comidas por las ballenas. Aunque luego uno se da cuenta que puede que el Big Fish nunca llegue a existir.

Que puede que lo que realmente nos haga libres es disfrutar en el camino hasta conseguirlo, como el que disfruta tocando para cuatro personas o pescando bajo un amanecer, independientemente del éxito que tenga, o incluso si me apuras si tiene la suerte de poder vivir de ello o no.

Puede que incluso el Big Fish que añoramos seamos nosotros mismos, y esta quijotesca lucha diaria no sea más que un modo de crecer como personas y encontrar nuestro pequeño lugar en este precioso pero frágil Gran Azul al que pertenecemos.

Este post también está disponible en:

http://nomark.es/detras-del-big-fish/

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