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El Dr. Ernst Krebs era un gran médico-científico que quería buscar medicinas eficaces contra el cáncer. Para ello, investigó diferentes partes del mundo hasta encontrar algún país cuyos habitantes no sufrieran cáncer.
Fue así como descubrió "Hunza". Un pequeño país entre India y China libre de la pesadilla del cáncer. Allí empezó a investigar los alimentos que formaban parte de la comida de los habitantes de ese país. Se dio cuenta que comian semillas de albaricoque. Analizó las semillas y encontró la vitamina B-17 a la que llamó Amygdalin. Siguió investigando las demás semillas de frutas que también ingerían y también encontró vitamina B-17.
En el albaricoque tambien encontró cianuro y benzaldehído que son venenosos. Al unir las dos sustancias de una manera natural, se hacen 100 veces más fuertes y se acercan a las células cancerígenas y las destruyen. No sólo no hacen daño a nuestras células sanas, sino que además, ayudan a nuestro metabolismo. Por esta razón, aunque se comieran albaricoques durante toda la vida, no tendríamos ningún problema.
Las así denominadas vitaminas B-17 y B-18 se trata de dos complementos elaborados a base de sustancias naturales.
El primero de ellos se obtiene por medio de una mezcla de semillas de algunas frutas bien conocidas en occidente y ciertos frutos del Amazonas ricos todos ellos en vitamina B-17.
El segundo, al que denominamos vitamina B-18, es resultado de la licuación de algunas plantas coreanas. Es un complejo rico en gluconato de benzaldehído, sustancia también presente en la vitamina B-17. Tiene como cometido acelerar el proceso de recuperación.
Estas mismas sustancias son las descubiertas por el Dr. Han en el proceso de curación de sus propias patologías cancerígenas y aplicadas en él mismo antes que en los demás, siguiendo las pautas de sus ancestros en la medicina natural oriental.