ES VERDAD

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El maligno ha llegado con sudor en la frente, teniendo los labios rojos por la sangre derramada al beber sin medida ni restricciones.

Su nombre no le recuerdo, a pesar de haberlo escuchado varias veces nombrar por las damas de la región, que deslumbradas quedaron al verle; nunca entendí qué vieron en este ser despreciable, como es posible tanta enajenación, si no se veía diferente a las demás personas que habitaban en estos lugares de desolación.

Toda esta gente, cree que estoy loco por esa historia que presencié, sin explicarme como salí vivo y porqué no me ha matado esa criatura, monstruo o lo que sea, por ponerle algún nombre que describa su naturaleza diferente a lo establecido en el género humano.

En aquella noche, todo se veía tranquilo, no había bebido mucho, de hecho solo un par de cervezas, por culpa de ese calor húmedo que se sentía.

Estaba como siempré sentado en esa calle estrecha, por donde muy pocos se atrevían a pasar por la falta de luz y el temor de ser asaltados por algún vago del rumbo, a mí me tenía sin cuidado, ya que desde niño acostumbraba estar en ésta, con algunos amigos, que por el paso del tiempo se fueron a otras partes, quedándome solo en el lugar donde nos llegamos a reunir en una época.

Sin poner mucha atención, escuché risas y murmullos por un buen rato, ya me había acostumbrado a que siempre se trataban de ocultar por alguna parte obscura, tres o cuatro parejítas para pasar un rato intenso de pasión.

Pero, en esta ocasión fue algo muy diferente, de repente se escuchaban gemidos, como de algún animal enfermo o herido, la curiosidad me hizo acercarme muy discretamente, para tratar de ver que era ese ruido extraño

tan desagradable, conforme avanzaba era peor el ruido, hasta el grado de ser desagradable, teniendo que llevarme las manos a los oídos para amortiguar ese espantoso ruido.

De momento, solo visualicé sombras moviéndose de un lado a otro. De manera estrepitosa, como si alguien estuviera atrapado o teniendo algún tipo de ataque por una fiera. Sin hacer evidente mi presencia, traté de estar lo más cerca, de manera que la luz me ayudara un poco más para saber que pasaba, fue en ese momento que me quedé anonadado por la escena presenciada por mis ojos; mi cuerpo presento una sensación de ansiedad y de temor, jamás experimentadas por mí en toda esa existencia malograda, hasta ese terrible momento.

No sé cómo describir lo que vi, fue tan impresionante, que el solo echo de recordarlo me deja sin habla, pero lo intentaré siendo lo más explícito y apegado a la realidad.


Este ser, se aparecía como un demonio, con los ojos rojos, el rostro desfigurado al grado de una bestia entre felina y cadáver descompuesto, del cuál sobresalían sus colmillos semejantes al marfil, con vivos rojos como salpicados de sangre, su cuerpo era entre velludo y deforme, sus pies como garras de halcón, tenia protuberancias en la espalda a la altura de los pulmones semejando algún tipo de alas, pero muy extrañas, sus manos tenían las uñas tan largas y negras como dagas de grafito, que penetraban en intervalos de diez segundos en la carne flagelada de aquella mujer desfigurada por la agresión a la que era sometida.

Ese ser maligno, sacaba su lengua puntiaguda para lamer las heridas, succionando la sangre que se escurría de manera violenta, cada golpe desgarraba por completo la piel mandando fragmentos de carne por todas partes, dejando entrever los huesos de la víctima.

Toda esa escena macabra fue tan rápida, que me quedé paralizado sin saber que hacer y con un nudo en la garganta sintiendo como se revolvía mi estómago, además de batir todos mis pantalones de orines y excremento, temblaba a tal ritmo que mis dientes parecían castañuelas, por lo que aquel monstruo maligno volteó dirigiendo su mirada hacia mi. Justo en ese momento, ya no recuerdo nada porque caí desfallecido, desplomándose mi cuerpo como muñeco de plomo, hasta que me despertó el ruido de los autos por la mañana.

Desde ese terrible momento, solo espero a que venga por mi alma por haber sido testigo de un hecho que jamás nadie me creerá, porque de lo que pude ver, no quedó algún rastro para darme la razón y no dejarme como un loco cualquiera.

Sé quien es, por esa mirada y sonrisa de burla que me muestra, cuando lo veo caminando como cualquier ser normal por las calles.

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