Compay Segundo, cuyo estado de salud era muy delicado desde hacía varias días, nació en Siboney, en la provincia de Santiago de Cuba, en el oriente de la isla.
El músico, muy vinculado a España en los últimos años, ha muerto dos días después de recibir en La Habana el homenaje de los músicos de su banda, un concierto celebrado en el Hotel Nacional en el que se interpretaron muchos de sus éxitos, como Fidelidad, La negra Tomasa, Huellas del pasado, Juramento y El vendedor de agua, entre otras.
Hijo de andaluz y criolla
Hijo de un empleado del ferrocarril andaluz y una negra criolla, Compay Segundo aprendió a tocar el tres (instrumento de la familia de la guitarra, con sólo tres cuerdas y típico de las zonas rurales cubanas) y el clarinete, a cantar y componer en la dorada década de los 20.
Después de colaborar con figuras de la relevancia de Antonio y Evelio Machín o Benny Moré, comenzó a trabajar en la agricultura y, tras su jubilación, retomó su carrera musical, que le ha traído a nuestro país con éxito en diversas ocasiones".
Bueno, que decir de Compay. Hace un año, estabamos un compañero cubano y yo en un curso de Pro Tools y vino a grabar una cancion un grupo de bossa nova-jazz. Tenian una cantante prodigiosa ( estabamos todos detras de la pecera enamorados de ella) y uno de los pardillos del curso sin ningun rubor y ante la buena voz de la cantante insinuo que ganaria el casting de operacion triunfo si se presentaba. En el camino de vuelta el compa y yo nos moriamos de risa ante la posibilidad de que Compay se presentase al casting de OT II porque seria la revolucion. Nos descojonabamos vivos ante las clases de interpretacion y de baile del indisciplinado Compay ( fumador de puros, bebedor de ron y gustador del "acercamiento" a las mujeres ). Eso si que hubiese sido un gran espectaculo. Y lo mejor de todo es que sabiamos que Compay lo hubiese hecho. Se hubiese presentado y se hubiese quedado con todo el mundo. Era un tipo de otro mundo. Quiza hay que estar en Cuba para descubrir personajes de este talante. Cuando le llego el exito rondando los 90 tacos el tio seguia con la misma humildad, con su tres y sus puros tocando y con su eterna sonrisa. No creo que su concepto de exito sea el mismo que el que tenemos nosotros.
"Compay Segundo vive ahora en la esquina de Infanta y Manglar, frente al Brindis Bar, aquel sitio mítico de La Habana de los 40 y los 50. Pero el moderno edificio no le gusta porque tiene 16 plantas, y él prefiere estar más en contacto con la gente del barrio, para poder devolver el saludo a un desconocido, admirar el caminar sandunguero de una mulata o conversar con los niños, a esos a quienes regaló los 17 000 dólares que obtuvo por la subasta de su sombrero en el último Festival del Habano".
Que sana envidia y que emocion. Yo de mayor quiero ser como Compay.
Hasta siempre maestro.