Buchla LEM218v3, un controlador táctil con tintes arqueológicos
La reverencia que se profesa en el mundo de los instrumentos electrónicos hacia algunos viejos productos, no puedo entenderla sin recurrir a planteamientos arqueológicos. Así me sucede con la comercialización de este controlador.
Con un precio que supera los 1500€, se reduce aún más el posible grupo de interesados por un controlador tan atípico. No deja de tener su mérito que en los años 70 del siglo pasado, todavía dentro de la 'era analógica', Buchla ideara un teclado táctil sensible al mayor o menor área ocupada por el dedo como forma de acompañar la novedad de los sonidos electrónicos con también cierta novedad en la forma de interpretarlos. Pese al aspecto de teclado, más que para una interpretación virtuosista en el uso de las notas, llama a un juego de interacción que entonces estaba a años luz de lo que ofrecían unos teclados que carecían incluso de detección de la velocidad de pulsación. Sí, en aquel momento, ponía bajo los dedos un control importante.
Cosas que no son desconocidas en el también plano e inmóvil mundo de los tablets/iPad y sus apps. No pocas de ellas recuerdan, y superan, gracias al avance de los tiempos, las posibilidades de este Buchla. En el lado del hardware, sistemas como Haken Continuum, Seaboard, Osmose o K-Board Pro son algunas propuestas que indagan sobre las mismas búsquedas, pero integrando las mejoras que estos años de tantísimos desarrollos tecnológicos han permitido.
Incluso, por una sexta parte del valor de este LEM218v3, el teclado táctil de Microfreak de Arturia permite acercarse un poco a la estética y las sensaciones de estos teclados de Buchla, pero dentro de un sintetizador que por sí mimo genera sonido y puede procesar audio externo o servir funciones de vocoder.
Y sin embargo, aquí está, de nuevo, un LEM218 que llega a su v3. Cuenta con conexiones variadas, que le permitirán dialogar con sistemas Buchla a través de cable tipo ¡banana', como eurorack con latiguillos 'jack', o MIDI tanto vía USB-C como vía In y Out sobre jack convertible a DIN 5 puntas con un simple adaptador.
Sus 29 zonas, más que teclas, dado que no hay partes móviles, más una pequeña banda táctil horizontal a la izquierda y cuatro botones táctiles a la derecha que no puedo atreverme a llamar pads, forman los elementos principales del controlador. Crecen el número de controles respecto a las anteriores, dentro de lo que admiten sus medidas. Por ejemplo, pasar de dos a cuatro 'pads' no deja de ser pasar en ese apartado al doble.
Pero no, no serán esos argumentos los que interesen al comprador. Más bien esa aspiración arqueológica de la que hablaba. Y muy bien por el que la tenga. Eso sí, tanta singularidad, se paga.
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