Informática musical

Conoce a Shimon, un robot que compone e interpreta sus propias canciones

El conocimiento de lo digital y la digitalización del conocimiento crean una oscilación donde la máquina y el pensamiento se fusionan para obtener estructuras bidireccionales de relación, en las cuales aquello fecundado tanto en la máquina como en la mente, aparece en una misma dinámica, en un mismo proceso, o cúmulo de procesos tal vez.

La inteligencia artificial hoy no es novedad y asuntos como el deep learning y la capacidad de crear algoritmos de mayor capacidad de interacción en sí mismos es cada vez más popular entre herramientas de uso diario. Sin embargo, aún existen proyectos que integran estas formas en procesos más complejos, como la creación de entidades autónomas –dentro de sus límites, obviamente–, que permitan tener su propio mundo, como el de Shimon, un robot que ha aprendido miles de canciones y es capaz de componer nuevas a partir de lo que sabe. Y no solo eso, las interpreta.

Aunque puede para algunos ser una exageración en la especificidad de un invento, es meritorio el trabajo realizado y es una cristalización de una forma de pensar, también de recoger, en cierta medida, la historia y la cultura desde la música, aunque sea en un sistema de canciones que una entidad autómata aprende, mezcla y expresa. Beethoven, Beatles, Lady Gaga, Miles Davis, entre muchos otros presentes en casi 5.000 canciones que Shimon sabe y que, mediante un sistema de inteligencia artificual, logra descomponer, recomponer y manipular a su manera.

Shimon interpreta sus canciones en una marimba dispuesta para sus capacidades. Su forma de funcionar consiste en seleccionar entre más de 2 millones de motivos, riffs y fragmentos de todo tipo de música, para fusionarla en nuevas formas en las cuales no hay humanos involucrados a la hora de componer o interpretar, aunque si en la previa selección del material a partir del cual Shimon aprende.

La máquina es fruto de siete años de investigación de un estudiante doctoral llamado Mason Bretan, quien quería darle al robot una forma de “escuchar” la música humana y reinterpretarla. Lo interesante es que ha logrado progresivamente que el robot componga sus propias piezas y pueda interpretarlas no solo de formar monofónica, sino también en armonías y acordes, haciendo al robot pensar en cierta estructura general de composición.

La idea del equipo de trabajo tras Shimon es hacerlo cada vez más hábil e inteligente. “Queremos explorar si los robots podrían volverse musicalmente creativos y generar nueva música que nosotros los humanos podamos encontrar bella, inspiradora y extraña”, dice el profesor Gil Weinberg, asesor de Bretan en su proyecto. La idea es por ello buscar nuevas fusiones y métodos cada vez más complejos de implementar conexiones entre los elementos aprendidos por el robot.

vía Georgia Tech | Futurity

Miguel Isaza
EL AUTOR

Miguel es un investigador que relaciona la filosofía, el arte, el diseño y la tecnología del sonido. Vive en Medellín (Colombia) y es fundador de varios proyectos relacionados con lo sonoro, como Éter Lab, Sonic Field y Designing Sound.

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