“The Ghost in the MP3” es un curioso proyecto sonoro llevado a cabo por Ryan Maguire, un estudiante de Doctorado en Composición y Tecnología Informática de la Universidad de Virginia. En su proyecto, Ryan crea pasajes o ambientes sonoros —llamarlo composiciones me parece atrevido— en las que emplea como elemento principal las frecuencias sonoras descartadas por los codecs de compresión al convertir una canción al formato MP3. Estos “restos” sonoros son procesados posteriormente en base a una serie de conceptos artísticos que Ryan detalla en la web de su proyecto. El audio además va acompañado por imágenes, que para que sean apropiadas, son nada más y nada menos que el vídeo descartado tras comprimir el videoclip original de la canción al formato MP4.
Escuchemos —y veamos— “moDernisT”, pasaje sonoro recreado a partir de “Tom’s Diner” de Suzanne Vega. Ryan eligió esta canción por ser una de las empleadas como canción de control durante el desarrollo del MP3:
Aparte de las connotaciones artísticas del proyecto, que pueden ser más o menos interesantes o relevantes, el proyecto de Ryan Maguire ciertamente invita a reflexionar sobre todo el audio descartado por el codec del MP3, un formato que aunque originalmente fue concebido como de mediana calidad, hoy en día ha logrado convertirse en el que emplea la mayoría de los consumidores de música.
Aunque en “moDernisT” las frecuencias de descarte han sido altamente procesadas, Ryan ofrece en su web un fragmento del audio original de “Tom’s Diner” y el audio descartado que obtiene tras realizar un análisis comparativo entre original y el audio comprimido a 128kbps. Aquí tenéis el audio original:
Y aquí lo que se descarta en el proceso de compresión:
Hay que detallar que en este ejemplo Ryan ha empleado codificación a 128kbps, ya que es el bitrate considerado de “alta calidad” cuando se desarrolló el MP3. A pesar de ello, para trabajos completos como “moDernisT” explica que las frecuencias que emplea son las descartadas en una compresión de 320kbps empleando el codec LAME.
En un momento en el que la industria musical comienza a plantear a los consumidores de música la posibilidad de comprarla o escucharla en streaming empleando formatos sin pérdida, estos “fantasmas” del MP3 nos sirven para recordar todo el audio que nos estamos perdiendo a pesar del trabajo que muchos profesionales desarrollan en el estudio para que escuchemos “bien” todo lo que los artistas nos quieren transmitir.